Empresas auxiliares

El sector andaluz conserva intactos sus pedidos y ritmo de producción

  • El siniestro impacta más en la imagen de Sevilla que en la actividad del tejido aeronáutico.

En Andalucía hay 13 empresas que desarrollan trabajos para el A400M y que absorben ni más ni menos que el 62% de la facturación subcontratada por el programa del avión militar en España. El resto se lo reparten compañías de Madrid, Toledo y el País Vasco. A su vez, aquellas firmas andaluzas (Aertec, Airgrup, Inespasa, MDU, Alestis, CESA, STSA, Aeroestructuras Sevilla, Sevilla Control, Elimco, AyG Sevilla, Gazc y Mecatecnic) derivan parte de su carga de trabajo a empresas más pequeñas y talleres, que también se llevan parte del pastel. Esto multiplica la repercusión que tiene el proyecto en la región, al llegar a decenas de pequeños proveedores.

El A400M genera en la comunidad en torno a 600 millones de euros, de los que 140 corresponden a las empresas auxiliares, mientras que el resto se lo anota la compañía tractora, Airbus, y la filial encargada del programa militar, Airbus Defense and Space, según datos de la Fundación Hélice relativos a 2014.

El accidente de un A400M en Sevilla el 9 de mayo del año pasado mantuvo a todo este tejido industrial con el alma en un puño en los primeros compases. "Pasamos momentos muy tensos porque no sabíamos qué iba a ocurrir con un programa que ya acumulaba muchos problemas", confiesan empresarios de las firmas vinculadas al proyecto. Pero, superado el desconcierto de las dos o tres primeras semanas, los directivos aseguran que su actividad siguió adelante con total normalidad, sin verse afectada por cancelaciones de pedidos ni retrasos en los encargos.

"La planta de ensamblaje final de Sevilla (FAL) no interrumpió el montaje de los aviones, pese a que éstos estuvieron dos meses sin poder volar ni entregarse a los clientes, con lo que los proveedores también continuamos con nuestro trabajo", explican. Es más, algunas compañías incluso incrementaron su actividad, como las ingenierías, volcadas en mejorar los sistemas de pruebas y calidad del aparato para evitar fallos en el futuro.

Asimismo, las empresas auxiliares andaluzas reconocen que, tras el siniestro, redoblaron sus esfuerzos para ayudar a Airbus a superar cuanto antes el suceso. "Los ataques que señalaron a Sevilla como el origen de los problemas del avión accidentado hicieron que sacáramos lo mejor de nosotros mismos para callar bocas y demostrar la excelencia de nuestro trabajo", reivindican. "Durante todo este año nos hemos comportado más como si fuéramos socios del programa que como subcontratistas: hemos ido todos a una", subrayan.

El desgraciado accidente del A400M, que segó la vida de cuatro trabajadores de Airbus y dejó graves secuelas a otros dos, puso de manifiesto fuertes tensiones internas entre los países socios del programa. "Alemania aprovechó para sacar las garras y desprestigiar a España con el objetivo de quitarle cuota de poder y la dirección de procesos clave", reflexionan directivos andaluces. El país germano culpó a Sevilla de fallos en la instalación del programa de control de los motores cuando, precisamente, ese software provenía de Múnich. Y se salió con la suya. El resultado fue que le arrebató a España el mando sobre la parte industrial del programa, que arrastraba serias dificultades para alcanzar el ritmo de producción exigido.

"Si entonces no se había logrado una mayor cadencia en la fabricación en serie era porque las piezas de la aeronave llegaban inacabadas a Sevilla, y aquí se tenían que corregir todos sus defectos para poder integrarlas correctamente en el conjunto del avión, algo que ralentizaba mucho el proceso", analizan. Un problema que parece algo más encarrilado, puesto que se consiguió cerrar 2015 con el doble de producción que un año antes, hasta 18 A400M. Aún así, las entregas no alcanzaron lo previsto: se quedaron en 11 cuando se habían planificado 17.

A juicio de los empresarios aeronáuticos andaluces, todas las críticas vertidas sobre España tenían una clara finalidad: poner en duda la capacidad de la industria para sacar adelante un programa de la envergadura del A400M. "Sin embargo, no lo han conseguido; España, Andalucía y Sevilla tienen mucho prestigio a nivel internacional, su imagen no se ha dañado y siguen constituyendo un modelo de éxito aeronáutico para muchos países", sentencian algunos directivos. "Lo que sí está claro es que todo lo ocurrido resta opciones al país de cara a la adjudicación de futuros proyectos por parte de Airbus; Alemania se encargará de recordar todo este episodio ante un posible reparto futuro de carga de trabajo y empleo", matizan otros.

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