El crimen de Miriam Tamayo

Un acusado de matar a su ex pareja en Jerez se escuda en que había tomado "pastillas y cerveza"

  • Familia, Policía y testigos lo desmienten: "Ni olía a alcohol. Estaba frío como un témpano".

Germán J.G., de 27, años, hizo ayer frente a la primera sesión del juicio acusado de la muerte a puñaladas de su ex pareja, Miriam Tamayo, de 21. Los hechos ocurrieron en Jerez (Cádiz) el 13 de junio de 2013. "Me has quitado lo más bonito de mi casa", le echó en cara María José Rodríguez, la madre de la víctima, cuando bajó del estrado desde el que testificó.

La defensa de Germán J. G. intentará que los hechos sean condenados como homicidio y no como asesinato, que es lo que solicitan tanto la Fiscalía como la acusación particular y la popular, que ejerce la Junta. Según el abogado del acusado, Álvaro Aguayo, en "el desgraciado accidente de la muerte de Miriam" no hubo alevosía, pues no se dejó en indefensión a la víctima. Hizo hincapié en que no hubo amenazas, que el autor reconoció los hechos y mostró su arrepentimiento al volver, a los pocos minutos, al lugar del crimen.

Germán J. G. se negó a responder a las preguntas de la representante del Ministerio Fiscal, de la acusación que ejerce la familia y la que lleva adelante la Junta.

El consumo de droga y de alcohol es el parapeto legal de Germán J.G. para defenderse. Respondiendo a preguntas de su abogado, explicó que atacó a su ex pareja después de fumar, tomar "siete u ocho pastillas de Trankimazin y beber entre 5 y 6 litros de cerveza" esa mañana. Relató que cuando discutía con Miriam "a ella se le cayó un cuchillo que llevaba en la bolsa con la que dirigía a la Escuela de Hostelería a celebrar un fin de curso. Y todo se me vino encima".

No obstante, un agente de la Policía local testificó que no olía a alcohol, no sudaba, no tenía las pupilas dilatadas, no estaba nervioso. "Estaba allí al lado -reveló el agente- tranquilo. Hemos discutido y le he metido, me dijo".

La madre de la joven muerta declaró en su turno: "Miriam no quería denunciarle porque tenía antecedentes, por eso un mes antes la acorraló y pudo avisar al padre. Entonces fuimos a ver sus padres y estos nos dijeron que tranquilos, él no mata ni a una mosca... ¡Y miren ustedes!".

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