Andalucía

Voz honda, voz ronca

  • El doctor Salvatierra y el artista Sabina recorren las virtudes andaluzas sin obviar los retos para avanzar

Dos voces y un único sentimiento. Dos personas que en nada se asemejan y ayer se hermanaron como Hijos Predilectos de Andalucía: el doctor Ángel Salvatierra, una eminencia mundial en trasplantes y en cirugía torácica que desempeña su profesión en el Reina Sofía de Córdoba, y un emigrante como el artista Joaquín Sabina, jiennense de Úbeda, cantante, poeta y... canalla. Una voz honda y humilde frente a otra rota y ronca, antaño bronca. Ambas tienen cabida como portavoces de esta región plural.

En un "quiebro" de última hora a petición de Susana Díaz, Salvatierra dio un discurso sereno para recorrer las bondades andaluzas, con especial énfasis en la disciplina médica. Extendió sus agradecimientos a sus compañeros ("el espíritu del Reina Sofía"), a toda la sanidad pública, a sus pacientes y a los donantes, que nos han convertido en "líderes mundiales", y alabó la "excelencia" del sistema andaluz ("la joya de la corona"), pero sin pasar por alto que siempre son pocos los recursos cuando se trata de la salud, "no sólo de las administraciones públicas, sino de la privada, de las fundaciones…".

Los valores de este médico portuense, de esta voz honda profunda y anónima para la mayor parte de la ciudadanía, en "esta sociedad consumista y materialista", ensalzan la reivindicación de "la felicidad que da la entrega", como preludio de los otros 12 distinguidos en el Teatro de la Maestranza, a Médicos Mundi y al Equipo de Neurocirugía del Hospital Regional de Málaga, a la activista por el movimiento feminista Josefina Samper, a la fundadora de la entidad Asansull para personas con discapacidad María Luisa Escribano, al profesor jesuita Jaime Loring, a los periodistas Pilar del Río y Juan de Dios Mellado, a la fiscal sobre Violencia contra la Mujer Gracia Rodríguez, al empresario Miguel Gallego y a los tres artistas galardonados, el cantante Manuel Carrasco, el bailaor Israel Galván y a su desde ayer hermano Sabina. Salvatierra, con una sobriedad emotiva, cerró su alocución con una bella confesión: "Amo profundamente esta tierra de pasado inabarcable y futuro esperanzador". Su corbata, blanca con rayas verdes, así lo atestiguó.

Sabina, con la voz tomada y más cazallera aún por los fríos invernales, improvisó antes de lanzarse a declamar sus versos por y para Andalucía. Bromeó con su nueva amistad con Salvatierra para que le haga una rebaja cuando necesite otro pulmón, elogió a sus "teloneros" en el acto y admitió que de joven renegaba de los premios cuando en realidad era al contrario.

El autor jiennense, interrumpido en varias ocasiones por los aplausos de los invitados del patio de butacas, recordó los versos que guardaba "el abrigo raído de Machado" el día de su muerte en Collioure: "Estos días azules y este sol de la infancia".

Con su habitual malabarismo para jugar con las palabras, siempre en rima, se deslizó por la historia cultural de Andalucía con algún toque político. Glosó las figuras de decenas de artistas universales como Alberti, Carlos Cano, Caballero Bonald, Murillo, Averroes, Paco de Lucía, Alejandro Sanz… "Soñar con un paraíso hospitalario al Sur del Sur es ya mi único vicio", dijo Sabina, quien espera que "la verdiblanca sea la bandera de la cultura, el pan y la alegría".

El veterano cantautor, orgulloso "de lucir en la solapa" esta distinción, se mostró convencido de la vigencia de "este bendito 28-F" como "hijo pródigo que sabe que aquí no sobra nadie y que todo el mundo cabe en esta tierra". Hizo uso de algunas estrofas del himno de Andalucía en defensa de nuestros valores y remarcó una sentencia: "Abrácense las dos Españas". Dos voces también, una al piano, Dorantes, y otra al cante, Arcángel, cerraron el acto institucional con una versión del himno que ayer sonó por muchos rincones de nuestra comunidad para celebrar la madurez de esta autonomía.

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