En tres palabras

Vox, ‘enmierda’ a la totalidad

  • El primer proyecto de cuentas de PP y Ciudadanos se ha convertido en el Presupuesto del partido de Abascal, no los más sociales de la historia

Francisco Serrano y Alejandro Hernández se abrazan en el Parlamento

Francisco Serrano y Alejandro Hernández se abrazan en el Parlamento / Julio Muñoz / Efe

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Hay que felicitarse de tener Presupuestos. Gusten más o menos, es lo mejor para Andalucía. Un Gobierno, y sobre todo un Gobierno nuevo, necesita Presupuestos para activar su gestión. Ya se verá cuánto es cambio y cuánto postureo; cuánto es cumplimiento y cuánto sólo humo, pero de momento sortear el bloqueo es lo mejor. Moreno Bonilla, por más que el PSOE se apresure a considerarlo tocado ante cada traspiés, ha salvado el match point y ha ganado el set. El PSOE debería evitarse el espectáculo ridículo de enterrarlo cada semana, y asumir que les queda mucho tiempo a la intemperie del poder, al menos tres años y medio.

Según el consejero Bravo, al que mejor sería llamar consejero Bravissimo por su entusiasmo, “hemos dado un ejemplo de que en Andalucía existe una forma diferente de hacer política”. Ha convertido el autobombo hiperbólico en un género. Unos Presupuestos no valen por lo que prometan, sino por lo que ejecuten. Eso que él tanto critica a la izquierda, debería aplicárselo y dejarse de fuegos artificiales. Los elogios en el balance, no ahora.

Por demás, eso de “hemos dado un ejemplo de que en Andalucía existe una forma diferente de hacer política” está en cuarentena: de momento les han humillado negociando en Madrid con la extrema derecha para ceder en la foto y además con la escenografía un tanto chusca de la retirada de la enmienda a la totalidad. Si bien se mira, realmente sí que es otro modo de hacer las cosas, y no muy honorable.

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Se comprende que un nuevo Gobierno sienta la necesidad de asignarse etiquetas, y si es posible a lo grande. El “Gobierno del cambio” es la favorita. O “los Presupuestos más sociales de la Historia” estos días. Antes o después ya dirán que tienen el pacto más eficiente de Europa. O, por qué no, de la galaxia. Moreno Bonilla también ha proclamado en la semana presupuestaria que “ha ganado la Andalucía real”. Qué cosas, en la Andalucía irreal estarán perplejos.

En fin, nada comparado con Bendodo con sus martes de gloria, y más en la semana presupuestaria: “…para seguir en esta línea de crecimiento económico, de crecimiento de empleo, de ser líder de exportaciones, en viviendas visadas, en definitiva en casi todos los parámetros de la economía española que Andalucía está liderando ahora. Donde antes éramos el vagón de cola, estamos liderando el crecimiento económico en nuestro país”. Ahí es nada. Con las comparecencias de Bendodo, parafraseando a Berlanga, ¡los martes, milagro! Del vagón de cola a liderar la economía española en seis meses. Sólo imaginar lo que va a ser esto en 2020... ¡La California europea! ¡Dinamarca con buganvillas!

Y lo mejor es la razón aportada por Bendodo para explicar ese liderazgo: “Se debe al mensaje de estabilidad que está dando este Gobierno”. O sea, no a la gestión, ni a los Presupuestos, ni al equipo, ni a los emprendedores… sino al mensaje de estabilidad. Toda una paradoja, porque si algo han dado siempre los gobiernos socialistas era eso: mensajes de estabilidad. En fin, proclamar naderías con mucha solemnidad puede impresionar, pero siguen siendo naderías.

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La buena noticia, sí, es que hay Presupuestos. Es más, dos Presupuestos. La mala noticia, porque siempre hay una mala noticia, es que se han convertido en los Presupuestos de Vox. Nadie ve en ellos las cuentas más sociales de la historia, pero sí el pacto de los tres logos con la irrupción de la extrema derecha. Vox les ha robado el protagonismo, con el teatrillo de las Cinco Llagas, hasta la foto de familia doblegando a Ciudadanos. Y la ironía, en realidad, es que Vox ha logrado poca cosa, más allá de cubrir todo con una ligera capa de caspa que no descompone los Presupuestos. Dos millones es algo anecdótico, el 0,005% del Presupuesto; muy lejos de corresponderse con el peso de 12 escaños. Pero Vox sí les ha ganado el pulso del lenguaje, con la connivencia del consejero Bravíssimo, el de “hemos dado un ejemplo de que en Andalucía existe una forma diferente de hacer política”.

En definitiva, lo de Vox en absoluto tenía las hechuras de una enmienda a la totalidad. Sólo querían el simbolismo de los tres logos. Eso sí, lo simbólico importa –violencia familiar, inmigración, memoria histórica, gestas históricas…– y a efectos ideológicos, puede contaminar mucho. Para entendernos, lo de Vox, más que enmienda a la totalidad, es que enmierda a la totalidad. 

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