La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Toscano, jefe del Estado nazareno

Si hay una muestra clara de la férrea identificación del pueblo andaluz con el PSOE es la de este alcalde sin duda histórico

Francisco Toscano

Francisco Toscano / M. G. (Sevilla)

El alcalde de Dos Hermanas se despide hoy del cargo tras 38 años en el cargo. Su nombre asociado al de la localidad hace tiempo que trasciende los límites de la provincia de Sevilla. Dos Hermanas es el feudo socialista que nunca le ha fallado al PSOE. Un vez le preguntaron al gran Pepote Rodríguez de la Borbolla por las causas del éxito de su partido en Andalucía. Y la causa, entre algunas otras, se debía a la identificación plena entre el PSOE y el propio proyecto de la autonomía andaluza, amén del tiro en el pie que se pegó la derecha con aquella cuña publicitaria del “Andaluz, este no es tu referéndum” en boca de Lauren Postigo.

Esa derecha, por cierto, redimió su pecado original tras décadas cuando Moreno Bonilla consiguió la “carambola” (Juanma dixit)y logró el cambio político. Pero dos Hermanas ha sido y es fiel al PSOE por efecto de un alcalde que jamás ha dudado de cuál era su sitio: su pueblo. Todo el mundo sabe que Quico Toscano ha tenido ofertas de poder regional con despachos en la capital andaluza y las ha rechazado amable y religiosamente. En un municipio en continua expansión urbanística, con sillón preferente en solventes empresas metropolitanas como Emasesa, y con 140.000 habitantes, muchos más que muchas capitales de provincias de España, Toscano ha demostrado su enorme capacidad de influencia desde la Administración Local a la del Estado.

¿Quién apoyó decisivamente al avieso Zapatero frente al camaleónico Bono? ¿Quién le abrió sus puertas al desheredado Pedro Sánchez cuando buscaba posada tras salir por la puerta de atrás de la sede de Ferraz? Quico Toscano, el de Dos Hermanos. Nunca le hizo falta salir de su municipio para ser un personaje influyente en el PSOE federal. Ahora dicen que se marcha con casi una treintena de nuevas calles dedicadas en su inmensa mayoría a dirigentes históricos y no tan históricos del PSOE andaluz. Es lógico que lo haga. Toscano ha sido un jefe del Estado nazareno más que un presidente del Pleno municipal como alcalde. Las nuevas generaciones ignoran que estuvo en el despacho de la calle Capitán Vigueras cuando se fraguaba la democracia en España. Toscano es de otro tiempo, casi una reliquia, casi lo que hoy se conoce como icono de la Transición.

Con todas sus aristas y errores, nadie le podrá negar esa identificación plena de su municipio con el partido. La noche que se supo que Moreno gobernaría Andalucía, tuvimos claro que al centro-derecha andaluz sólo le faltaría ya conseguir el poder en Dos Hermanas y Alcalá de Guadaíra. Entonces sí estaría la Transición completa en Andalucía, la roja.

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