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Andalucía

Rubalcaba sostiene a Griñán

  • El secretario general lo nombra presidente del PSOE federal, en sustitución de Chaves, para no agravar su derrota de cara a las andaluzas del 25-M · Los jóvenes griñanistas ven erosionado su poder tras la pérdida de Chacón.

En la edición de ayer, ya anunciábamos que el nuevo secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, o su conocido comando, tendría que rescatar al soldado Pepe (por José Antonio Griñán) para no agravar su derrota interna en este 38º Congreso Federal. Y así fue: poco después de las 7 de la mañana de ayer, el secretario general de Andalucía comunicó a los suyos que sería el nuevo presidente del PSOE federal en sustitución de Manuel Chaves, el hombre al que ha relevado ya en tres ocasiones: como presidente de la Junta, como número uno del socialismo andaluz y, ahora, en un puesto de carácter honorífico que ocupó, en su día, el histórico Ramón Rubial. Rubalcaba sostiene, así, a Griñán hasta las elecciones andaluzas del próximo 25 de marzo, cuando debe enfrentarse a unas elecciones autonómicas muy difíciles, y de cuyo resultado dependerá su futuro político. Rubalcaba ya había pensado en enseñar a Griñán esta salida, debido a la cercanía de la contienda electoral, a pesar de que su dirección de la calle sevillana de San Vicente apostó, desde el principio, por la aspirante perdedora, Carme Chacón.

Visto con perspectiva, el Hotel Renacimiento de Sevilla, donde ayer concluyó el cónclave, fue concebido por Griñán y su dirección, dirigida por la sevillana Susana Díaz y el onubense Mario Jiménez, como una auténtica ratonera para Rubalcaba y un trampolín para Chacón. Antes de las elecciones generales del 20 de noviembre, fue la dirección andaluza quien se opuso a la celebración de un congreso para que Rubalcaba saliera elegido secretario general y, tras el fracaso electoral, apoyó desde el primer día a Chacón, pero con una circunstancia muy especial: sin enseñar las cartas; todo envuelto en esa neutralidad activa que ha caído en el desprestigio ante la vista de todos.

Una derrota como la que ha sufrido la mitad de los delegados -Rubalcaba sólo ganó por 22 votos-, pero con la sombra de que el juego andaluz no ha sido limpio. Sólo un apunte: en el equipo de Rubalcaba comenzaron a comprender hace algunas semanas por qué desde la sede de San Vicente se mostraban tan reticentes a las visitas del hoy secretario general a Andalucía, tanto en esta última carrera interna como en la propia campaña electoral. Todo estaba controlado, y Andalucía se le entregaría en bandeja.

Nada más iniciarse las negociaciones anoche para componer la nueva dirección -se prolongaron hasta las 8 de la mañana de ayer- Carme Chacón, acompañada de José Zaragoza, uno de sus colaboradores, y el secretario general de Huelva, Mario Jiménez, uno de los jóvenes dirigentes de Griñán, se acercó a negociar con Rubalcaba una lista de Ejecutiva donde la ex ministra tuviera el 48% de representación, pero el secretario general mandó a los dos acompañantes a paseo: sólo hablaría con quien fue su contrincante, con los secretarios regionales y con tres provinciales: los de Jaén, Cádiz y Sevilla, los tres que se quedaron solos en Andalucía mientras el aparato de Griñán forzaba la máquina a favor de Chacón.

La voluntad de Rubalcaba es unir al partido después de la brecha natural que abre un congreso tan libre como éste, aunque siempre mantuvo que quería una dirección eficaz, sin cuotas territoriales ni de facciones. El asunto de Griñán no entrañó demasiados problemas. El presidente federal hasta este fin de semana, Manuel Chaves, comentó a este medio, sobre la 01:30 de la madrugada, que él no tendría ningún problema por ceder el paso a Griñán, con quien ha mantenido un fuerte enfrentamiento durante todo el congreso. Eso sí: aquellos andaluces que habían apoyado a Rubalcaba no querían que éste premiase a Griñán. Uno de ellos dijo: "Si sigue así, volverá a someternos a un chantaje permanente... con las listas, cada vez que quiera algo amenazará con irse".

Pero Rubalcaba lo tenía claro; también Griñán, que se lo pidió poco después de la reñida votación. A cambio, ninguno de los griñanistas ha entrado en los puestos de la dirección, ni Mario Jiménez ni Susana Díaz, cuya fama de Dama de Hierro se ha tornado en la de un metal menos resistente tras esta derrota, después de que ella misma y sus cinco secretarios provinciales afines se pusieron a favor de Chacón. En realidad, la puesta en escena del miércoles y el jueves pasados, que tuvo su epítome en el acto Sevilla, con Chacón, fue un último intento de llevar a Andalucía con la ex ministra. Eso sí, desde la dirección andaluza se informó de que el secretario general de Sevilla, José Antonio Viera, es el único de los ocho andaluces que no ha entrado en el Comité Federal. Según pudo saber este medio, Griñán solicitó que uno de los secretarios críticos no entrase en la Ejecutiva, aunque éste ni insistió y prefirió quedarse fuera del Comité Federal.

No obstante, la fortaleza de Díaz y Mario Jiménez, así como la de Griñán, quedan en entredicho en un momento muy delicado, ya que el próximo fin de semana, el PSOE elige las listas de las elecciones andaluzas. La crisis interna tardará algún tiempo en cerrarse, quizás demasiado tiempo si se considera que las elecciones son el 25 de marzo. Una persona muy cercana a Rubalcaba, de la actual Ejecutiva, explicó a este medio que los partidarios del ex ministro del Interior estarán o en las listas andaluzas o en puestos claves. "Se lo ha dicho a quien se lo debe decir", dijo. ¿Y quiénes son? Pues, el almeriense Martín Soler, el sevillano Alfonso Gómez de Celis o el gaditano Luis Pizarro, quien su secretario provincial ya propuso ayer para encabezar la lista de las elecciones andaluzas por Cádiz. Otros nombres, cercamos a Griñán, pero muy de Rubalcaba, también estarán en el Parlamento andaluz: la consejera Micaela Navarro o la presidenta del Parlamento andaluz, Fuensanta Coves. O el jiennense y ex consejero Francisco Vallejo. Hay que considerar que si el PSOE pierde las elecciones del 25-M, el próximo líder del socialismo andaluz deberá estar en la Cámara. "El Grupo Parlamentario Socialista puede ser el único reducto de poder del PSOE si perdemos, y no va a estar en manos de Susana Díaz y en contra de Rubalcaba", mantuvo uno de los próximos al ex ministro del Interior.

Rubalcaba quiere unir, pero hay heridas que no parecen cerrarse nunca. Desde el equipo de Griñán no se quiso reconocer la "generosidad" de Manuel Chaves. Susana Díaz aseguró que el ex presidente sabía que debía marcharse del puesto de la Ejecutiva federal al cumplir los tres mandatos estatutarios, unas declaraciones que no gustaron a Zarrías, uno de los muñidores de la victoria de Rubalcaba. "Griñán es presidente del PSOE por la generosidad de Chaves", sostuvo el nuevo secretario de Política Municipal del PSOE. Otros cargos fueron más duros en sus respuestas, poco aconsejables de reproducir en este texto. Los estatutos del PSOE establecen que "ningún cargo ejecutivo podrá de estar más de tres mandatos", pero el del presidente federal no es ejecutivo. Por tanto, es tan cierto que Chaves aceptó marcharse por voluntad propia como que Rubalcaba quiso a Griñán, pero sin obligaciones estatutarias.

Este hecho, que quizás pudiera parecer una anécdota en el congreso, revela la profunda división abierta ahora en el PSOE andaluz. A excepción de Zarrías, pocos andaluces ocupan puestos de importancia: sólo tres vocalías ocupadas por Javier Fernández, alcalde de La Rinconada y partidario de Rubalcaba, María José Fernández, alcaldesa de Lebrija, y la malagueña María Gámez. Sí tiene cartera la granadina María del Mar Villafranca, la de Educación. El peso de Zarrías es considerable: él fue una de las pocas personas que estuvo con el candidato en la suite 1002 del Hotel Renacimiento desde donde se actuó en el congreso. Los otros eran los que se han convertido en su equipo en Ferraz. Elena Valenciano, que es la nueva vicesecretaria general del PSOE; el castellano Óscar López, secretario de Organización, y Antonio Hernando, secretario de Relaciones Institucionales, Políticas e Institucionales.

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