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Andalucía

El PA aprueba la declaración por la que cesa su actividad política

  • El 78% de los asistentes al XVII congreso de la formación aprueban la propuesta. Mantendrá una estructura mínima hasta 2019 para dar cobertura a sus cargos públicos.

El Partido Andalucista (PA) ha aprobado en una votación en el Congreso Nacional Extraordinario celebrado en Torremolinos (Málaga), la declaración por la que cesa su actividad política, aunque mantiene una estructura mínima hasta 2019 para dar cobertura a los cargos públicos de la formación. Después de casi medio siglo de existencia de la formación, su secretario general, Antonio Jesús Ruiz, ha declarado a los periodistas al término del acto que en un momento como este "es difícil estar satisfecho", pero que han hecho un "gesto importante" desde el PA, ya que prácticamente "el 78 por ciento de los asistentes han votado a favor de la ponencia".

Ruiz ha manifestado que dicha ponencia recoge que el PA "para su actividad política" y que "no se va a presentar a unas elecciones más", pero ha considerado que "el andalucismo no para", ya que está convencido de que el espacio político de esta formación "va a ser ocupado por una nueva forma política que evidentemente va a tener que decir mucho en el programa político andaluz". El líder andalucista ha asegurado que "la lucha continúa" y que son más de trescientos cargos públicos y muchos andalucistas "de condición y corazón" los que "van a seguir peleando por ello".

El congreso ha terminado con la decepción y desilusión de muchos de los asistentes que, tras conocer los resultados -243 votos a favor, 10 abstenciones y 57 en contra-, han salido del salón incluso entre lágrimas. Al congreso han asistido dirigentes históricos del PA como dos de sus fundadores, Alejandro Rojas Marcos y Luis Uruñuela, o el ex consejero de Turismo y Deporte de la Junta de Andalucía Antonio Ortega, quien ha reconocido que se encuentra con "un sentimiento contradictorio". Ortega ha explicado que por un lado existe "dolor" porque se deja atrás trabajo de muchos años y esfuerzo, pero ha dicho que al mismo tiempo siente la alegría que "antecede a la resurrección, a la primavera, a lo nuevo, y a lo que tiene que venir". Ha señalado que "el camino del andalucismo no muere aquí", sino que aquí termina "la existencia de un partido que ha representado ese camino", y se ha mostrado seguro de que a partir de mañana otros andaluces "continuarán con la bandera del andalucismo y construirán otro instrumento que consiga defender los intereses del pueblo andaluz".

Otra figura histórica de la formación como Miguel Ángel Arredonda ha asegurado que han hecho "lo que no ha hecho nadie en toda la democracia" y es que cuando un instrumento no vale "hay que tener el coraje y la dignidad de disolverlo para que nazca algo nuevo". "Es una mezcla de orgullo y de cierta tristeza", ha recalcado, y ha reconocido que se ha emocionado porque ha dedicado "una vida, mucho tiempo y dinero" a la formación, aunque ha incidido en que "este es el final de un proceso, no del andalucismo".

El también ex consejero de Turismo y Deporte José Antonio Hurtado, que ha vivido este día con "mucho interés y pena", ha señalado que también lo ha hecho "con alegría" porque ha dicho que ha sido "el congreso del sacrificio, de la responsabilidad y generosidad que están demostrando los militantes". Como sus compañeros ha coincidido en la idea de "matar el instrumento" y de que serán otros los que continuarán "la estela del actual partido andalucista" y se convertirán en un andalucismo "del siglo XXI y XXII". Tras la aprobación de la declaración política ha tenido lugar la aprobación de la comisión delegada que llevará las riendas de la organización durante el proceso que queda por delante.

Medio siglo de andalucismo

El PA hunde sus raíces en la década de los sesenta del siglo XX, cuando un grupo de jóvenes sevillanos irrumpe en política de la mano de Alejandro Rojas-Marcos de la Viesca, de aristocrática familia y quien, para bien y para mal, moldeó este proyecto político. Rojas Marcos recuperó el andalucismo de final del siglo XIX que forjó Blas Infante y lo asoció a la conquista de un "poder andaluz" que sacara a Andalucía de su subdesarrollo. Nació entonces Compromiso Político de Andalucía, grupo nacionalista y antifranquista, mal relacionado con los jóvenes socialistas de Felipe González y acogido con recelo en círculos comunistas.

Un hábil e infatigable Rojas Marcos logró acceder en 1966 al Ayuntamiento de Sevilla, del que décadas más tarde sería alcalde, por la sorpresiva vía de los concejales electos del denominado tercio familiar. Pagará su incuestionable lucha contra la dictadura con pena de destierro en Madrid, donde se une a alianzas antifranquistas y crea Alianza Socialista de Andalucía (ASA), cuyo primer manifiesto edita la editorial Ruedo Ibérico. ASA se expande por Andalucía, Madrid y Cataluña y se integra en 1974 en la plataforma antifranquista Junta Democrática de España.

Dos años más tarde, muerto Franco y en pleno fulgor de la Transición, ASA se transforma en el Partido Socialista de Andalucía (PSA) y entra en la Federación de Partidos Socialistas (FPS) que compartía el espectro socialista con el PSOE de Felipe González y el PSP de Tierno Galván. FPS y PSP concurren juntas a las elecciones generales de 1997 y sólo consiguen seis diputados, lo que fuerza la "rendición" de los socialistas del Viejo Profesor, que ingresan en el PSOE, y la disolución de la alianza federalista.

El PSA sobrevive en Andalucía y en 1979 alcanza dos hitos: logra cinco escaños en el Congreso de los Diputados, primer y hasta ahora único grupo parlamentario andalucista, y es el partido más votado de la izquierda en las municipales en capitales como Granada, Huelva o Jerez. Un pacto con el PSOE para intercambiar algunas de estas alcaldías por la sevillana, para erigir al histórico Luis Uruñuela como primer alcalde andalucista de Sevilla, causa rechazo en las bases del PSA y su desaparición en Granada y en Huelva, tras masivas dimisiones. El fervor andalucista no se apaga en una Andalucía en la que los socialistas menosprecian a los "señoritos" al PSA, ridiculizan sus movilizaciones con la bandera verdiblanca, "del Betis", y marginan a todo andalucista, incluido el cantautor Carlos Cano.

Un sector del PSOE, con el visionario y ambicioso Rafael Escuredo al frente, abraza el andalucismo con la fe del converso y cierta connivencia de la dirección socialista, que entiende la preautonomía como poderosa herramienta para desgastar a UCD.

Las movilizaciones arrecian y demandan sin tapujos una autonomía plena para Andalucía por la vía del artículo 151 de la Constitución, casi imposible pues exige una mayoría absoluta del censo, que no de los votantes. Andalucía "casi" lo logra porque sólo le faltan 20.000 votos en Almería y en Jaén para superar el referéndum del 28 de febrero de 1980, consagrado desde entonces como el 28 F, en mayúsculas, y erigido en el "hecho diferencial" de la autonomía andaluza.

El 28-F supone la muerte política de UCD, por defender la abstención, y abre una herida mortal en el PSA, acusado de traidor por pactar con Martín Villa una salida al conflicto estatutario andaluz por el artículo 144 de la Constitución, de complicado encaje y de aún más difícil explicación pública. Partidos que apoyaban esta solución, entre ellos el PSOE, denuncian la "traición" del PSA y la figura de Escudero emerge, esplendorosa, en contraste con un desacreditado Rojas Marcos.

El PSA purga su S socialista, se desangra en luchas fratricidas de liderazgo y sufre un desplome electoral convertido en caída libre en 1996, tras apuntalar con un gobierno de coalición al PSOE, que había perdido su mayoría absoluta que recuperará, en parte, gracias a un discurso reivindicativo frente a los gobiernos del PP que, además, deja sin espacio político a los andalucistas. "La muerte del partido es debida a un cúmulo de errores estratégicos y tácticos que se cometieron desde el principio hasta el final", reflexiona el flamencólogo y poeta José Luis Ortiz Nuevo, un histórico andalucista. Y añade: "No hay que olvidar tampoco que los contrincantes del PSOE han hecho la mar de bien su trabajo y con arteras, inteligentes y útiles artimañas se han apoderado del andalucismo por la cara, y de su empeño; de manera que hogaño, para el común, andalucismo es la compañera presidenta (Susana Díaz) y su grey".

Otro veterano andalucista coincide en que el PA se ha quedado sin espacio político, cuando el debate lo polarizan los partidos tradicionales y las fuerzas emergentes, como Ciudadanos y Podemos, pero reivindica, con sorna, que el símbolo de la mano abierta que ahora exhibe Monedero lo inventaron ellos, unos jóvenes andalucistas que hace ahora medio siglo decidieron luchar por un poder andaluz. 

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