Es la segunda situación de fuerza a la que se enfrenta como responsable de la Secretaría de Estado, antes de Pesca Marítima, y desde esta legislatura, del Mar. La de octubre de 2005 la ganó. Ésta aún no ha dado más que sus primeros pasos, aunque promete ser más dura que la anterior. Los últimos días de la pasada semana vivieron asambleas en las lonjas en todos los puertos andaluces que se iban sumando a un amarre que desde hoy afectará al suministro de pescado fresco en todos los mercados.

-Los armadores apuntan directamente al Ministerio al no saber atajar las consecuencias de la crisis.

-Somos conscientes de la enorme dificultad que representa la rentabilidad en los gastos de explotación de los armadores. En cualquier caso, se trata de un problema europeo, no sólo afecta a España. Aquí, en la crisis de 2004, en la del 2005 y el año pasado se tomaron medidas para paliar sus efectos. Las ayudas de mínimos supusieron un desembolso de 45 millones de euros y se han aprobado dos líneas de crédito por valor de 275 y 236 millones, que ha supuesto un coste financiero para la Administración de 90 millones.

-¿Qué medidas se van a adoptar a partir de ahora?

-De manera conjunta con los responsables de los gobiernos de Francia, Italia y Portugal, se están estudiando soluciones con las que acudir al Consejo de Ministros de la UE el próximo día 23.

-¿Hacia dónde van a ir encaminadas esas medidas?

-Nuestro objetivo está en garantizar la sostenibilidad del empleo en todas las actividades del sector, incluidas las desarrolladas en la costa.

-Lo que sí parece claro es que tienen las manos atadas por la legislación comunitaria que no permite las ayudas directas.

-Es que esta situación no se resuelve inyectando dinero, sino que habrá que buscar una serie de medidas armonizadas que permitan asegurar la rentabilidad del sector, por ejemplo con mecanismos que ayuden a mejorar la eficiencia energética.

-Otra de las críticas ha sido el poco control de las importaciones de países terceros.

-Eso no es cierto. El marco de control es muy riguroso. Por ejemplo, hace unos días se incautaron 140 toneladas de pez espada. En este sentido se han hecho importantes mejoras en el etiquetado de los productos que también pueden ayudar a aumentar el valor de la producción, pero se trata de un tema en el que se tienen que implicar ayuntamientos y comunidades autónomas para que se arbitre un etiquetado conjunto. Cualquiera de estas medidas, no obstante, no impedirán que el petróleo pueda situarse en unos 200 dólares por barril.

-¿El sector debe poner también de su parte?

-Sin duda y ellos son los más conscientes de que deben, por ejemplo, pescar menos horas para conservar un recurso que es limitado, lo que supondría también un ahorro energético, o también cambios en las artes de pesca que no supongan un consumo constante de combustible.

-¿También con la reducción clara del número de barcos?

-Esa es una medida por la que apuesta la Unión Europea y que en el Plan Estratégico Nacional se contemplaba. En la negociación de este documento, participó la totalidad del sector y con ellos se acordó la reducción de la flota nacional en 500 barcos de un número total de más de 12.000. El nuevo Fondo Europeo de la Pesca contempla ayudas para este capítulo. Además en el Plan de Gestión del Mediterráneo se prevé una reducción de un 10% en los barcos de arrastre y otro 10% en los de cerco.

-A pesar de todas estas medidas, los barcos han ido amarrando progresivamente a los puertos por falta de rentabilidad.

-Los datos del último día operativo (viernes) referidos a los pesqueros de más de 15 metros de eslora indican todo lo contrario. Por ejemplo, en Almería el viernes había 90 buques en el puerto y 38 en el mar, mientras que el día 30 de mayo las cifras eran de 97 y 31 respectivamente. En Cádiz había 91 en el puerto y 47 faenando; en Huelva 132 y 56 amarrados y en Málaga únicamente 4 estaban pescando mientras que 57 se encontraban en el puerto.

-Es decir, que el mensaje que se da desde la Administración es que la situación no es tan seria como parece.

-Lo que queremos dejar claro es que, por un lado, respetamos cualquier tipo de decisión que se adopte y tiene que quedar muy claro que desde el Ministerio se están dando los pasos adecuados para buscar una solución dentro del marco legislativo de la Unión Europea, porque no tenemos otra posibilidad. Además, quiero transmitir un mensaje de tranquilidad y de normalidad. La situación es la que es, no la que nos gustaría, pero el sector tiene que se consciente de que no podemos poner parches para salir del paso, sino que se requiere una solución y unos planteamientos mucho más globales.

-Lleva toda la vida dedicado al sector pesquero, desde las cofradías, hasta su cargo en la Administración en la actualidad. ¿Había vivido una situación semejante a la que ahora padece la pesca, en la que no sea rentable salir a faenar?

-En los años 80 se vivió una situación semejante, incluso peor, ya que la Administración no tenía mecanismos para ayudar directamente al sector. Este es perfectamente consciente de que los recursos son limitados, pero que con la colaboración conjunta entre ellos y la Administración, se podrán conseguir los mecanismos para que puedan vivir de la pesca de una manera razonable.