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El nuevo Gobierno andaluz

IU negociará con el PSOE tener dos delegados por provincia

  • La "transversalidad" la capitanearán Díaz y Valderas, y a un segundo nivel con directores generales y otros cargos.

La anunciada reducción de la Administración periférica de la Junta que pretende el PSOE obligará a abrir una nueva ronda de negociaciones con IU, que ya anuncia que aspira a tener, al menos, dos de las cinco o seis delegaciones provinciales que se barajan. Una de las que quiere IU es la que esté adscrita a la vicepresidencia y a la Consejería de Administración Local y Relaciones Institucionales, según manifestó ayer su titular y coordinador regional, Diego Valderas. La segunda será aquella que está vinculada a las otras áreas de gobierno que han recaído en la coalición, Turismo o Fomento, pero todo dependerá de cuál quede en pie después de esa reestructuración. Porque de haber una delegación por consejería como antes, ahora se pasará a la mitad, cumpliéndose así el objetivo que se marcó la pasada legislatura el presidente de la Junta, José Antonio Griñán, y que no consiguió aplicar, fruto de las tensiones territoriales y orgánicas que imponía el PSOE, pero a la que ahora sí se ve forzado por el peso de la austeridad al que la crisis y su socio le obligan.

En el encaje de piezas del puzzle administrativo esta pretensión de IU dejaría libre al PSOE la figura de los delegados del Gobierno, considerada como la piedra angular del sistema en las provincias, ya que viene a ser el delegado de los delegados -podrían llamarse coordinadores provinciales, como prefiere la coalición de izquierdas-. Éstos vendrían a depender directamente de la Consejería de la Presidencia que ostenta Susana Díaz, cuando hasta ahora lo había hecho de la antigua Consejería de Gobernación, precisamente, la que pilotará Diego Valderas, pero que ha cambiado de denominación al haberse descargado de competencias como la Policía Autonómica o Justicia.

Pero ello no quita que sobre este área de gobierno IU pueda opinar. De hecho, parece que algo han tenido que discutir las dos fuerzas es que los socialistas, en esa idea de reducir todo lo posible la estructura de la Junta, querían suprimir la Subdelegación del Gobierno andaluz del Campo de Gibraltar. Ésta se creó ex profeso para esta comarca, fruto de aquella idea impulsada a finales de los noventa por el ex alcalde andalucista de Algeciras, Patricio González, de que esta se convirtiera en la novena provincia andaluza. IU, al parecer, no vería necesaria su supresión y parece haberse salido ya con la suya.

El próximo martes será cuando IU se haga con su nuevo rol de partido de gobierno. Algún que otro dirigente admitía ayer el peso de la responsabilidad. "El protocolo es algo que se puede aprender muy rápido, pero gobernar es lo que de verdad es complicado", afirmaba, y más aún cuando hay algo que les ata de cara a la ciudadanía: un acuerdo, sellado ante notario en la campaña electoral, y eje principal del acuerdo político cerrado con el PSOE. Es cierto que existen experiencias de gestión de ambas formaciones juntas a nivel municipal, y en ciudades como Sevilla, Córdoba y Jaén, pero cosa distinta es estar al frente de la Junta.

Desde esta premisa, parece cuadrar a la perfección la elección de la nueva consejera de Fomento y Vivienda, Elena Cortés, que fue concejala de Educación en el Gobierno de coalición que hubo Ayuntamiento cordobés con Rosa Aguilar como alcaldesa, entre los años 2007 y 2011. Ya sabe qué es compartir decisiones con otros de otro signo, e incluso hay quienes dentro de IU creen que le será más fácil dialogar con el PSOE de lo que fue con Aguilar, con la que la relación no era nada fluida y de la que, por azar del destino, viene a recibir las mismas competencias que le dejó Griñán a ésta hace tres años. También tiene experiencia de alianzas con los socialistas el consejero de Turismo, Rafael Rodríguez, pero más alejada en el tiempo. En 1999 se forjó una alianza a tres bandas PSOE-IU-PA que apartó de la presidencia de la Diputación malagueña al PP, y de la que Rodríguez fue partícipe.

Aparte del acuerdo y la experiencia previa a nivel municipal, otra ventaja que ven estas fuentes de IU es que, fruto de la ardua negociación, se ha fraguado un programa de trabajo muy sólido que queda muy alejado del papel que jugó antaño y durante dos legislaturas el PA. Tanto PSOE como IU saben que es tiempo de vacas flacas y que la coordinación de políticas debe ir más allá de la siempre y llana asistencia semanal a los Consejos de Gobierno. La prueba de que ambos quieren que su alianza sea distinta a la que hubo con los andalucistas es que vienen manejando el término de "transversalidad" de manera constante. Quieren precisamente evitar la estanqueidad de los departamentos y que haya una visión más global.

Ninguno hasta ahora ha verbalizado cómo sería esa "transversalidad", pero la capitanearán quienes han sido parte vital de las negociaciones: la consejera de la Presidencia, Susana Díaz, y Diego Valderas, como vicepresidente. En un segundo nivel, más allá de los delegados o coordinadores provinciales, se plantea que en las direcciones generales y otros cargos de peso sean ocupados por personas de las siglas contrarias a las que están al frente de la consejería en cuestión, aunque también IU quiere colocar a funcionarios, a los que quiere potenciar aún más. Pero no deja de ser otro punto más a discutir, porque lo único de verdad cerrado es este primer nivel de la Junta. Valderas lo dejó meridianamente claro ayer: "El segundo nivel está pendiente".

Lo dijo después de reunirse con su Grupo Parlamentario, al que transmitió que debe mostrar su "entrega total" ante la misión que asumen para el próximo cuatrienio, que debe ir marcada por la máxima de "repartir mejor, priorizar bien las decisiones". En este sentido, recordó que hay una "corresponsabilidad" con el PSOE,

Después de la toma de posesión de Griñán como presidente, seguirá el lunes en el Palacio de San Telmo la de los once consejeros en lo que será, según Valderas, un "primer paso" para el cumplimiento de los 250 medidas y 18 leyes que se han marcado en este acuerdo y del que IU quiere hacer partícipe a la ciudadanía. En esto tendrá un papel importante el Grupo Parlamentario. Quiere más participación en la Cámara de los colectivos sociales. Que no se quede en la mera intervención en las comisiones en el debate de leyes. Para eso, intentará un diálogo más fluido, como ya lo demostró en la elaboración del programa electoral, que contó con importantes colectivos como Attac, Greenpeace o COAG, y que también fueron consultados sobre la entrada en el gobierno con el PSOE. Un instrumento útil podría ser, en este caso, el denominado escaño 110, aprobado por ley en la pasada legislatura y que abre la puerta de la Cámara a las iniciativas parlamentarias de ciudadanos -se rebajó el número de firmas necesarias de 75.000 a 40.000- y ayuntamientos -de 35 a 25 consistorios-.

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