Andalucía

Griñán los contenta

  • Griñán recupera su discurso más socialdemócrata y se marca una hoja de ruta hasta las autonómicas: el Debate del estado de la Comunidad pudo ser su epílogo, y lo salvó

LA revista Foreing Policy desaconseja a sus articulistas comenzar sus textos con frases recurrentes como "tras los atentados del 11-M" o "después de la Guerra Fría". Huir del tópico siempre es aconsejable, pero es inevitable. Y es que la tesis se ha instalado, y viene a decirnos que "tras la caída del Muro de Berlín", la socialdemocracia también languideció porque el Estado del bienestar fue una concesión bienintencionada pero ineficiente, y que sólo se justificaba como un cortafuegos contra el avance del comunismo soviético. La ideología fue comprada por los socialistas puros, los eurocomunistas y hasta los demócratas-cristianos; en Suecia, en Alemania e, incluso, en la España del último franquismo.

Pero 60 años después los defensores de esta reciente tesis han llegado a la conclusión de que esto de ir de balde al colegio y al médico e, incluso, lo de jubilarse con derecho a una pensión ya no es sostenible. Palabra paradójicamente insoportable. Para argumentar esto, claro, se soslaya que han sido los impuestos progresivos y equitativos, tipo IRPF, los que han mantenido hasta ahora este modelo que, por cierto, ha dejado su aroma en el artículo número 1 de la Constitución cuando proclama eso de que España se constituye en un Estado social y de derecho. Ahora se lleva más el impuesto medieval del conservador Passos Cohello en Portugal: a todos por igual se les quita el 50% de la paga de Navidad.

El Debate del estado de la Comunidad de esta semana rescató al Pepe Griñán más socialdemócrata. El presidente de la Junta, alicaído desde las elecciones del 22-M, se creció en sus réplicas ante Diego Valderas, el líder de IU, y concentró en breves minutos lo que pudiera ser su discurso de aquí hasta las elecciones autonómicas. A saber: a diferencia de lo ocurrido en Galicia -mantuvo Griñán-, en Andalucía no se ha eliminado la gratuidad de los libros de texto; se han multiplicado por dos los ordenadores que se entregan a los escolares; se ha extendido el autobús gratis a otras línea escolares; se ha ampliado la plantilla de profesores, en contra del criterio del Ministerio; se dan más prestaciones por la ley de dependencia que en ningún otro lugar; no se han cerrado hospitales como en Cataluña; se ha implantado el diagnóstico genético en la sanidad pública, y además, cuando la economía creció en el anterior ciclo, la Junta redujo su deuda.

Le bastaron unos minutos de brío, que es lo que le suele pasar con Diego Valderas, para recuperar un discurso que los socialistas habían oscurecido cuando se liaron en esa otra verborrea repletas de palabros incomprensibles como sostenibilidad o acuñaciones inverosímiles como la de las áreas metropolitanas del conocimiento. ¿Así querían ganar unas elecciones? ¿Con las "micropeatonalizaciones"? Aún desconocemos si Griñán convencerá a los andaluces, pero su grupo salió el miércoles más contento. Es cierto que las parlamentarias Rosa Torres y Verónica Pérez siempre fueron las primeras en comenzar a aplaudir a su líder, como si la presidenta del PSOE y una de las personas de confianza de la número dos Susana Díaz estuvieran sincronizadas, pero su grupo sonrío por primera vez desde el 22-M. Ni Arenas arrasó, aunque estuvo casi más vivo y ágil que nunca, ni Griñán traslució el desinterés que algunos le adjudican y él mismo ha ayudado, a veces, a fomentar.

Pudo ser una vuelta a la izquierda, pero casi no hubo guiños a Izquierda Unida, a cuyo líder le afeó que un parlamentario, Juan Manuel Sánchez Gordillo, Marinaleda way of life, haya declarado ya que sus bases no soportarían un Gobierno de coalición con el PSOE. Ya el viernes, durante la entrevista mañanera con la que Mabel Mata concluyó esta temporada en Canal Sur Televisión, el presidente mantuvo que, con parlamentarios como el granadino Pedro Vaquero, "iría adonde fuese", toda una declaración de intenciones sobre sus preferencias en IU. Y no es que a Valderas lo ignore, es casi peor: en cada parlamento, quiere darle tantas lecciones que su aliado lo interpreta como gestos de soberbia.

Griñán llenó su discurso de medidas de lo más variadas, tantas que a veces aquello sonó a un popurrí sobre el que es conveniente mantener la cautela. Una de ellas, la inversión de 200 millones de euros en obras en colegios, es más que necesaria, y no sólo por el empleo coyuntural que pueda crear, sino porque hay centros que incumplen la propia ley que detalla qué infraestructuras son obligatorias. Si algunos cargos de la Junta oyeran mejor a padres y madres de alumnos comprenderían la brecha que hay entre la realidad del Parlamento y la de los colegios. Dinero va a haber, al menos para esto de los centros educativos, que ya la consejera de Hacienda, Carmen Martínez Aguayo, ha encontrado huecos que sólo ella conoce entre los ingresos de la Junta.

El presidente parece que se ha fijado una hoja de ruta. Ahora, irá a las provincias a explicarles a sus militantes cuál es el calendario y el calado de las medidas; el 16 de julio finalizará el congreso extraordinario del PSOE almeriense, y dos días después celebrará un comité director con su partido para analizar las elecciones del 22-M y la estrategia de las próximas autonómicas. A la vuelta del verano, el PSOE andaluz también celebrará una conferencia política como la del federal, y quizás entonces sea capaz de hacer frente a la marea azul del PP, impulsada no sólo por la Luna.

Quizás entre los planes de Griñán ya no figure fusionar consejerías y reducir el número de delegados provinciales de la Junta. O sí. Por ello preguntó a quiénes saben si es posible que una consejería cuente con dos viceconsejeros. Por ejemplo: ¿Puede Innovación tener a Antonio Ávila de titular y a Nieto de vice económico y Justo Mañas de vice de Empleo?

Así, que Griñán, en el relajo, les dijo el viernes a sus alcaldes en una reunión en Sevilla que "no se trata de ver quién la tiene más grande... por la declaración de la renta, hombre". La suya, la del IRPF, la entregó el miércoles en el Parlamento. Fue un lapsus.

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