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Andalucía

La riña entre Griñán y Arenas abre otra ronda de descalificaciones de PSOE y PP

  • El punto de partida para el pacto anticrisis es la desconfianza entre el Gobierno andaluz y la oposición de la voluntad de consenso · IU marca distancias con los socialistas por sus "políticas conservadoras"

Ni los socialistas ni los populares parecen estar dispuestos a pasar página al incidente que, a cuenta de la negociación de un pacto anticrisis, protagonizaron el pasado jueves en el Parlamento el presidente andaluz, José Antonio Griñán, y el presidente popular, Javier Arenas, y en el que la respuesta a una provocación del segundo fue el desplante del primero. Una nueva ronda de descalificaciones se cruzaron de un lado a otro: si el PSOE vio un espectáculo de "circo" y actitudes "antidemocráticas" en el jefe la bancada opuesta, el PP apreció en el contrario un gesto que probaba un "50% de soberbia y otro 50% de ira".

No fueron ninguno de sus protagonistas los que quisieron desgastarse en esta nueva riña y cedieron el espacio a sus segundos espadas. El secretario de Organización del PSOE-A, Rafael Velasco, criticó a Arenas por "intentar enfangar la vida política" y su continuo ejercicio por "deteriorar las instituciones", que consideró no sólo persigue en el Parlamento, sino también en la Cámara de Cuentas o el Consejo Audiovisual.

Esta estrategia de "destrucción y provocación" fue, para Velasco, la prueba de que el líder popular "sólo quiere la foto" que, por otra parte, tanto rechazó en la sesión plenaria y que fue uno de los detonantes de la trifulca. En defensa de Griñán, mantuvo que éste no abandonó la Cámara al ver que Arenas le desafiaba yendo a su escaño para entregarle su documento con sus medidas anticrisis, sino que "tuvo una reacción contundente e instó a Arenas a ir a su despacho para negociar las medidas anticrisis".

"Griñán no cayó en el número de circo de Arenas, quien dijo que no quería foto y cuando no la hubo, se enfadó", sostuvo, tras denunciar el "doble juego" y el "truco" de los populares, a quienes les ha recordado que "quien marca la línea de trabajo es el presidente, no la oposición".

Diametralmente opuesta fue la lectura que hizo la bancada popular, que acaba de encontrar un nuevo filón para tratar de desgastar a Griñán: el gesto de dar la espalda a Arenas, aparte de una muestra de soberbia, es un desprecio "a los andaluces y especialmente al millón de parados". Por tanto, según la portavoz del PP-A, Rosario Soto, el presidente de la Junta de Andalucía no sólo debería pedir disculpas al jefe del principal partido de la oposición "por haberle dado espalda", sino también a todos esos ciudadanos que están engrosando las cifras del desempleo.

"Los políticos tenemos momentos claves en los que enseñamos cómo somos y Griñán nos enseñó ayer nítidamente cómo es él. Un 50% soberbia y un 50% ira", subrayó Soto.

Otra interpretación popular a lo sucedido es que se trata de la "doble espantada" del Gobierno andaluz en los últimos meses: la que tuvo el ex presidente de la Junta Manuel Chaves con su marcha al Gobierno central como ministro, y esta "huida" de Griñán.

Con estos mimbres, no es de extrañar que las partes que se van a sentar a negociar tengan como punto de partida la desconfianza. La primera en mostrarla públicamente es quien está llamada a coordinar las conversaciones -arrancarán a mediados de la semana próxima-, la consejera de Economía, Carmen Martínez Aguayo. Ya expresó durante la sesión plenaria sus dudas de que este nuevo intento de acuerdo prospere, y ayer volvió a hacerlo: mostró sus "serias dudas" sobre la voluntad del PP, al intuir una "maniobra de propaganda más". Un "escepticismo" que fue compartido desde las filas del PSOE.

La desconfianza de IU es de otro tipo. Aparte de no tener muy clara la "utilidad" de estos encuentros -a la vista está del resultado del anterior alcanzado en junio, que fue un acuerdo de mínimos-, no cree que sea posible con el PP, pero tampoco con el PSOE. Marcando distancias con el que las encuestas apuntan como alianza tras las autonómicas, el coordinador regional de IU, Diego Valderas, mostró sus recelos hacia las "políticas conservadoras" de los socialistas, que consideró que "necesitan de un giro a la izquierda muy profundo". También creyó que el PSOE se ha visto empujado, porque "su soberbia no le permitiría sentarse a dialogar si la situación actual no fuese tan grave".

Tampoco lo ven fácil en el PP. Aunque mantienen el "ánimo", no creen que el PSOE tenga la misma disposición, para empezar, porque se han visto "forzados" . A esto se suma que las 103 medidas que llevará el PP a la mesa de negociación son muchas de las que el PSOE ha tirado por tierra en el Parlamento cada vez que las han llevado, como así ha sucedido con su plan de austeridad o sus planteamientos en materia fiscal.

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