Andalucía

El Gobierno del cambio, abierto por obras

  • Las prisas de Juan Marín precipitan las negociaciones para ajustar la estructura del Gobierno tras año y medio con problemas de funcionamiento en varias consejerías

Juan Marín y Juanma Moreno conversan en el Parlamento

Juan Marín y Juanma Moreno conversan en el Parlamento / M. J. López / EP

Un año y medio después de llegar a San Telmo, el Gobierno del cambio está de reformas. Tirando tabiques y levantando otros nuevos para que la casa se adapte a la nueva realidad. Cuando PP y Ciudadanos pactaron la estructura de la Junta, a principios de 2018, diseñaron un reparto de competencias que, a priori, era el ideal. El funcionamiento diario ha demostrado que en el edificio gubernamental había alguna que otra gotera, lo que hace necesario unos “ajustes” en los que populares y naranjas están de acuerdo. La discrepancia está en la fórmula para remodelar el Ejecutivo y, sobre todo, en la posibilidad de ampliarlo.

Fue el vicepresidente Juan Marín quien, a principios de semana, hizo pública la situación. El runrún sobre la posible salida de dos de sus consejeros –Javier Imbroda y Rocío Ruiz– venía de antes y tenía implicaciones orgánicas. Ciudadanos se ha dado la vuelta como un calcetín en Madrid con la salida de Albert Rivera y la llegada de Inés Arrimadas. La jerezana está empeñada en devolverle al partido naranja el carácter de bisagra del bipartidismo con el que se expandió por el territorio nacional. En Andalucía, donde gobiernan con el apoyo sólido de Vox, el viraje no ha sido todo lo natural que debería. Y las aguas bajan bravas en el grupo parlamentario.

Con ese cóctel, Marín desveló sus cartas y apostó sin remilgos por la ampliación del Gobierno. “Hay 21 ministros”, dijo el jueves en una de sus múltiples comparecencias ante los medios. Si en La Moncloa habita el segundo Ejecutivo más populoso de la historia democrática de España, las fastuosas salas del Palacio de Telmo albergan las reuniones del Gobierno andaluz más pequeño de la autonomía. Son 11 consejeros, seis azules y cinco naranjas.

Las primeras comparecencias del portavoz y titular de Presidencia, Elías Bendodo, fueron para sacar pecho del recorte el número de altos cargos y asesores nombrados a dedo en la Junta, después de años acusando al PSOE de inflar la Administración andaluza para su interés electoral. Ese es uno de los motivos que llevan al PP a rechazar una remodelación que se vea mediáticamente como una forma de engordar la estructura del Ejecutivo andaluz después del esfuerzo inicial. Tampoco ayuda tener un socio externo casi obsesionado por la reducción de un gasto que consideran superfluo. No hay que olvidar que la reducción del edificio gubernamental la inició José Antonio Griñán hace casi una década y ya no hay tanta grasa que eliminar en este ámbito.

Del ex ministro de Trabajo y ex presidente socialista se acuerdan muchos ahora. Fue el primero que apostó por la fusión de consejerías que, después, acabaron desgajadas para volverse ahora a unir. Aquel experimento provocó, por ejemplo, que Luciano Alonso fuera consejero de Educación, Cultura y Deporte y, además tuviera las competencias de Formación Profesional. Aquel macrodepartamento tuvo hasta cinco altos cargos con rango de viceconsejero, uno como tal y cuatro secretarios generales para dirigir las políticas de Educación, de Cultura, de Deporte y de Formación Profesional y Educación Permanente.

Juan Marín tiene una carga de trabajo similar. De su vicepresidencia dependen las políticas de Turismo, Regeneración, Administración Local y Justicia, incluidas aquí las escasas competencias de la Junta en materia de inmigración. Marín está muy cómodo con el sector turístico y fuentes cercanas al líder andaluz de Ciudadanos aseguran que los asuntos judiciales no suponen un problema de gestión, pero los rumores sobre una desintegración de su consejería no cesan. Hay quien apuesta por un modelo similar al de Luciano Alonso, pero el entorno del político sanluqueño lo niega. “[Manuel Alejandro] Cardenete puede con todo”, apuntan, en referencia al único viceconsejero de Marín.

Lo que no descartan es que algunas de las competencias al abrigo de este macrodepartamento viajen a otros, ya sean controlados por Ciudadanos o por el PP. Por poner un ejemplo, las políticas migratorias son del vicepresidente, pero de los menores inmigrantes se encarga Políticas Sociales. La consejería de RocíoRuiz tenía hasta el año pasado las políticas sobre drogodependencias, que ahora están en Salud. Y hay asuntos relacionados con los fondos europeos repartidos por todas las consejerías. El Gobierno andaluz quiere irse de vacaciones con la obra acabada, pero la reunión donde se cerrará el reparto aún no se ha tomado. Sobre la mesa, la reforma expansiva de Marín y una más conservadora a propuesta del PP, que ha renunciado a darle a Medio Ambiente una cartera propia a pesar de la apuesta verde de Juanma Moreno.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios