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Andalucía

Espadas entra en una liza muy competida

  • El amago de candidatura del alcalde de Sevilla a la Presidencia de la Junta causa más escepticismo que respaldos

Espadas y Susana Díaz con Pedro Sánchez en campaña electoral.

Espadas y Susana Díaz con Pedro Sánchez en campaña electoral. / Antonio Pizarro

Juan Espadas, María Jesús Montero, Ángeles Ferriz, Felipe Sicilia... En el PSOE andaluz han comenzado a barajarse los nombres de los posibles sustitutos de Susana Díaz, aunque la ex presidenta no se retira y dará la batalla en las primarias. Pedro Sánchez, sin embargo, está lejos de tomar una decisión sobre Andalucía, digamos que su prioridad es otra: montar un Gobierno que en sus primeros, segundos y terceros niveles le aseguren los cuatro años de legislatura. Será en verano e, incluso, algo más tarde, en otoño, para cuando convoque el congreso federal que abrirá los otros cónclaves regionales. Pero los posicionamientos han comenzado, incluido el de Susana Díaz, que ya ha iniciado la tradicional ronda de reuniones provinciales para amarrar apoyos para lo que pueda suceder.

El último en sumarse ha sido el alcalde de Sevilla, lo que no ha dejado de causar cierta sorpresa por su natural cautela.

A Juan Espadas le costó dar el paso. Comenzó a colaborar con el PSOE en 1990, cuatro años más tarde ya era jefe de gabinete del consejero de Medio Ambiente, pero no fue hasta finales de 1996 cuando se afilió al partido. Quienes lo observaban desde la Casa del Pueblo en Dos Hermanas le veían maneras, pero siempre se mantuvo independiente. María Jesús Montero también fue fraile antes que monaguillo, consejera de Salud con Manuel Chaves, José Antonio Griñán y de Hacienda con Susana Díaz, la ministra sevillana siempre se mantuvo al margen de la vida interna de un partido en el que también tardó en entrar. Ambos de 1966, han sido más independientes que socialistas.

En el PSOE andaluz se ha abierto el período de la sucesión de Susana Díaz como candidata a la Presidencia de la Junta, pero hasta el momento pocos, o ninguno, parece dispuesto a disputar a la ex presidenta la secretaría general del partido en unas primarias. Juan Espadas dejó correr el jueves su propuesta de candidatura a la Presidencia. Hace meses que el alcalde de Sevilla anunció que no repetirá como cabeza de cartel en las elecciones municipales, pero ese jueves, en un foro en Madrid, se declaró disponible para ser el candidato a la Junta. Sin embargo, su candidatura es vista con escepticismo entre el sanchismo andaluz, porque lo que se disputará en los próximos meses es la secretaría general del partido. Cuando llegue el momento, y no será antes de tres años, habrá que elegir al candidato a la Presidencia de la Junta.

El relevo de Susana Díaz al frente del PSOE es como una consecuencia de una ley natural: perdida la Junta de Andalucía por una abstención de castigo que no se produjo en las elecciones generales de abril y noviembre, los dirigentes locales y provinciales del partido, los alcaldes y militantes, preferirán otro candidato con más posibilidades. Es lo que dijo Juan Espadas esta semana, parafraseando a la propia Susana Díaz: quiere "un partido ganador". Sin embargo, la hoja de ruta de los sanchistas ha establecido que, primero, debe elegirse un secretario general que recomponga el partido y, después, el candidato a la Junta. En esta ecuación es donde cabía la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.

Montero y Espadas

La política sevillana (nacida el mismo año que Espadas, 1966) acumula experiencia política y una gestión bastante dilatada. Ha estado al frente de las consejerías de Salud y de Hacienda en años muy críticos y es la ministra de Hacienda del país. Sánchez ha querido que ella sea, además, la portavoz de su Gobierno. Por arrojo y empatía con el electorado de izquierdas. Es, sobre el papel, una buena candidata a la Presidencia de la Junta que, sin embargo, rehuiría de dar la batalla por el liderazgo dentro del partido. 

Las encuestas le dan bien a la alianza tripartita de PP, Ciudadanos y Vox. Con los resultados de los últimos sondeos, el presidente Juanma Moreno podría repetir gobierno, pero el PP no deja de estar por detrás del PSOE en Andalucía. Al menos en tres puntos, según el barómetro de diciembre de 2019 del Centra. A pesar de que es el dirigente andaluz más valorado, el PP no ha rentabilizado la buena posición de su presidente, sigue por detrás del PSOE elección tras elección. Y eso a pesar de la condena del caso de los ERE y de la campaña semanal de San Telmo contra la gestión anterior. Cabe suponer, por tanto, que si los socialistas presentan un buen candidato, tendrán opciones de gobernar. Siempre, claro está, que sean capaces de entenderse o con Adelante Andalucía o con otro partido. Uno de los hechos más asombrosos del PSOE de Susana Díaz es su incapacidad para aliarse con otros socios en unos tiempos en los que las mayoría absolutas han dejado de existir.

Montero es una buena candidata para los socialistas en esas circunstancias. Como Juan Espadas, que como alcalde de Sevilla ha sabido tejer lazos con la ciudad alternativa a su capital: Málaga. En política no hay gestos gratuitos ni acciones de las que no se espere una recompensa. Pero como en el caso de Montero, pocos creen en el PSOE que Espadas tenga arrojos para disputarle a Susana Díaz el cargo de secretario general en unas primarias.

Sicilia y Jaén

De este modo, muchos miraban a Jaén para este intermedio entre el ahora y las elecciones andaluzas. Jaén es poderosa en militantes, pero también tiene algo de autoritas. Rara vez se han equivocado sus dirigentes. La primera persona a la que Susana Díaz fue a ver cuando recibió el encargo de Griñán de relevarle al frente del partido fue a su secretario provincial, Francisco Reyes. En Jaén hay muchas sensibilidades, pero saben poner las siglas por delante de las ambiciones personales. Y son muchas. El diputado Felipe Sicilia ha sido el señalado para ello.

Sicilia es un policía nacional, politólogo, que Griñán llevó a la dirección regional, pero que marchó al Congreso, donde ha sido portavoz adjunto de Adriana Lastra. Es un valor en el PSOE, aunque casi todos admiten que tiene poco peso. Tendría que obtener una gravedad por designación; es decir, que Pedro Sánchez le señalase. Y ése es el problema de los sanchistas, que necesitan el apoyo del primo de Zumozol. El presidente del Gobierno va a comenzar a mandar bastante, incluso, en las baronías más críticas, pero no hará esfuerzos gratuitos. Estará centrado en el Ejecutivo y en Cataluña durante los siguientes meses. Otro de los referentes es la jienense Ángeles Ferriz, que llegó a ser portavoz de la dirección andaluza para después ser apartada por el susanismo. 

Pedro Sánchez ya intentó sacar a Susana Díaz de Andalucía con el ofrecimiento de la presidencia del Senado, que la sevillana rechazó antes de que se lo propusiese a Miquel Iceta. En el último reparto, no estuvo entre las ministrables, por mucho que algunos de sus leales mostrase un temor impostado a que Sánchez le nombrase ministra de Defensa o de Cultura. Susana Díaz ha perdido el Gobierno de la Junta, pero si alguien desea sacarla de la secretaría general se lo tendrá que disputar en unas elecciones primarias.

Y ni Espadas ni Montero están para esas batallas en el barro de las agrupaciones locales. La ministra de Hacienda tiene otros retos, posiblemente más graves y más reconfortantes a la vez, y el alcalde de Sevilla no es una persona popular en las casas del pueblo. Ni impopular, pero en eso Susana Díaz le saca diez estadios. Desde la semana pasada, la ex presidenta y su número dos, Juan Cornejo, están convocando reuniones en todas las provincias para preparar el proceso congresual.

El congreso del PSOE andaluz aún no tiene fecha. Se celebrará después del federal, y éste puede convocarse para junio o julio. En ese caso, los socialistas andaluces no irían a primarias hasta septiembre u octubre.

   

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