Íñigo Errejón tiene 32 años y, aunque nació en Madrid, parece criado en un plató de televisión, su medio natural. Es la marca Podemos, jóvenes profesores de universidad que, por edad y experiencia, saben más de política que de la vida. Este doctor en Ciencias Políticas firmó sus tesis doctoral sobre el proceso constituyente en la Bolivia de Evo Morales, pero a la hora del café no tiene reparos en comentar: "¿Pero, de verdad, alguien cree que nosotros proponemos una vía bolivariana para este país? Entiendo que nos quieran atacar por ahí, pero nada más". Errejón ha pasado dos días en Sevilla, el lunes dio una conferencia en la Facultad de Ciencias de la Información y el martes fue el turno de las entrevistas en televisión. En Canal Sur, ayer, no descartó ningún pacto, "con todos, pero no de todo". Si fuera Aznar, se diría que si no ha virado al centro, sí hacia la centralidad. No es que busquen votos en la derecha, es que no hacen ascos a los que les llegan desde el PP.

Cada día resulta más difícil saber qué receta es la que propone Podemos para España, aunque su diagnóstico, eso sí, parece coincidir con el de una mayoría de españoles. Consciente de ello y de que alrededor de un 14% del apoyo de Podemos procede de votantes del PP, Errejón admite que su formación ha virado hacia la centralidad, está modificando su propuesta sobre la renta básica universal y sobre la llamada auditoría de la deuda, incluso en algunos momentos admite que el debate entre monarquía y república no es prioritario para España. Es la cara amable de Podemos, resiste las preguntas incómodas sin la soberbia y la agresividad que gastan Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero.

A la espera del resultado del sondeo del CIS, que se conocerá hoy, en Podemos saben que Andalucía es una de las comunidades donde su sigla está menos fuerte, ya que en las zonas rurales el PSOE aún se mantiene fuerte, bien por la fuerza de la propia marca bien por el efecto Susana Díaz. Podemos se presentará con papeleta y candidato propio a las próximas autonómicas, aunque en las municipales se mantendrá al margen. Casi vigilante. Errejón indicó que no será hasta el 14 de noviembre cuando la dirección electa de Podemos decida si se suma a Ganemos en las ciudades andaluzas donde se está conformando esta alianza. La observan con cierta distancia, casi con desconfianza, Ganemos se está configurando en ciudades como Sevilla y Málaga como una marca blanca de IU en convergencia con otros partidos y movimientos sociales. Podemos decidirá, a nivel local, si apoya a las listas de Ganemos y siempre cuando éstas se elijan en unas elecciones primarias sin candidatos a éstas prefijadas por los partidos que concurren en la coalición. Para ser más preciso: si es una coalición del partidos, Podemos no participará.

Hasta ahora, Podemos había descartado cualquier tipo de alianza poselectoral con el PSOE. Sin embargo, Errejón se mostró dispuesto a ello, siempre que se den dos circunstancias: que el pacto sea aprobado en una elección abierta después de los comicios entre todos los que deseen participar y que el contenido sea aceptable por su formación. De lo oído ayer se deduce que Podemos pactaría siempre que los interlocutores de estas formaciones "viejas" supongan una renovación, aunque más bien se deduce que en algunas comunidades autónomas será el PSOE el que deba decidir sobre el pacto. En Madrid y en Valencia, Podemos podría quedar segundo con un PP sin mayoría asboluta, con lo que la difícil decisión estaría en el tejado de los socialistas. El cambio estratégico de Podemos es tan rápido como su propio éxito. De hecho, a Errejón se le escuchó ayer nombrar lo obvio: que la reforma constitucional requerirá de un amplio consenso con otras fuerzas políticas.