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PUGNA POR EL LIDERAZGO SOCIALISTA

Crece el temor a que las primarias dejen un PSOE roto durante años

  • El voto útil a los ganadores de la guerra de avales puede disolver los apoyos de López. Díaz parte como favorita en una lucha que los veteranos creen que dividirá al partido. Sánchez deja en evidencia el poderío de los barones que están con la líder andaluza.

La gestora del PSOE se permitió un dilatado plazo de siete meses para coser el partido después de los hechos del 1 de octubre, cuando Pedro Sánchez fue apeado de la Secretaría General tras perder dos elecciones en menos de un año. Pero esos siete meses no han servido para nada, lejos de unir, o templar, el partido está más fracturado que nunca y, lo que es peor, muchos temen que las primarias del 21 de mayo y el 39º Congreso Federal de junio no sirvan para acabar con esta crisis, sino para prolongarla en el tiempo. Años y quizás otros líderes. O una victoria electoral. El furor en la recogida de avales -han firmado siete de cada diez militantes- es la muestra de la dureza del enfrentamiento, y el resultado, con sólo 6.200 avales de diferencia a favor de Susana Díaz sobre más de 50.000 rúbricas conseguida por cada uno, indica el encono. Con dos posiciones irreconciliables, el PSOE está roto casi por la mitad, con una pequeña cuña, la de Patxi López, que está condenada a disolverse entre llamadas al voto útil. Ése es otro factor que argumenta la visión pesimista, el poco apoyo registrado por quien habría facilitado la reconciliación final en el congreso: 10.886 avales, un 8,8%, muy poco volumen para pegar.

Lo que ha cambiado de modo radical la visión sobre el fin de las primarias es el éxito logrado por Pedro Sánchez en la recogida de avales. Sin contar con Andalucía, el ex secretario superaría a Susana Díaz en este primer paso. Algo ha pasado. El soporte territorial que se suponía a los barones que apoyaban a la presidenta andaluza era casi un cuento. El valenciano Ximo Puig y el asturiano Javier Fernández, todo un presidente de la gestora, han perdido en la recogida de firmas, no controlaban sus territorios, pero es que el extremeño Guillermo Fernández-Vara y el manchego García Page han obtenido más que Sánchez pero con una escasa ventaja. El alcalde de Vigo, Abel Caballero, sólo ha cumplido el expediente, a pesar de que se ha desgañitado en todos los mítines. Y en lugares como el País Vasco el vacío es tremendo: no llega a las cien firmas. Sin ningún aparato territorial, Sánchez ha dado el campanazo frente a quien planteó las primarias como una carrera militar.

¿Cuál ha sido, por tanto, el éxito de Sánchez? El ex secretario general ha cogido las ambrosías del populismo, todo es tan sencillo como que Susana Díaz, el Íbex y los grupos mediáticos, la casta en palabras de Podemos o el establisment en términos más clásicos se aliaron contra él por defender una posición de izquierda. Tan obvio que parece gratuito explicarlo, pero el relato macizo, claro, gana sobre los grises: Mélenchon, Hamon, Le Pen, Trump, Corbyn carecen de matices, están los buenos y los malos, y los malos son los poderosos y Susana Díaz es la reina de las élites del país, la prensa de derechas no para de aclamarla, los empresarios la adoran, hasta llegó a filtrar que era la candidata de Génova. Todo esto son errores menores, el propio, el de ella y el de los barones, consistió en creer que la abstención a Rajoy, la única salida posible al bloqueo institucional, caería por convencimiento, como una fruta madura. Nadie, nadie explicó a la militancia por qué, fueron unos muditos durante estas semanas. Lo explicó el asturiano Javier Fernández cuando explicó que sabían lo que debían de hacer, pero nadie lo hizo por temor a perder un congreso.

La sorpresa de los avales de Sánchez es tan cierta como que la dirección susanista soltó el bulo el jueves pasado de que se había producido un fraude masivo, el mismo error, confiar los aciertos a la oscuridad de la trastienda. El sevillano Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, vanguardia del pedrismo dentro de la propia Junta, casi una suerte de alien, contestó en Onda Cero cuando le cuestionaron por la presunta falsedad de sus rúbricas: "Es una estupidez". En efecto, Susana Díaz tuvo más avales inválidos que Pedro Sánchez, aunque a ambos le anularon unos 4.000 avales.

Susana Díaz puede ganar estas elecciones primarias. La presidenta andaluza cuenta con 6.000 avales de diferencia y el margen que tienen sus contrincantes es escaso, tan escaso que no hay un margen de más allá de 6.000 votantes efectivos, según admiten en todos los equipos. El principal granero de votos volantes está en los que han avalado a Patxi López, son 10.000 en números de redondos. Aunque el ex lendekari rechazó la propuesta que Pedro Sánchez hizo el pasado viernes, lo cierto es que hay un debate interno entre sus filas. El voto útil hará mella. Hay quien sostiene que la mayoría de los patxistas abominan de la abstención ante Rajoy, y que eso favorecerá el deslizamiento ante Pedro Sánchez. Siendo esto así, no todos los partidarios del vasco están con el ex secretario general, de tal modo que ese caldero no es suyo al cien por cien. Los pedristas sostienen que mucho aval de Susana Díaz en Andalucía es cautivo, que fue una suerte de obligación, de excusa que se disolverá el día que el voto sea secreto. Este medio ha hablado con algunas de esas personas, firmaron por la presidenta porque se lo propusieron, no fueron obligados, pero esta fachada esta gratuita. Cambiarán. ¿Pero son tantos? No. Sin embargo, en Andalucía hay unos 4.000 electores efectivos que no avalaron a ninguno de los tres candidatos. Los pedristas mantienen que no son suyos; los de Susana, que no han querido ir más allá.

Ahora llega la campaña electoral oficial, los tres candidatos se retrataran en el escenario de un debate público. Si Susana Díaz aprende la difícil estrategia del desmontaje del populismo, ganará las primarias, pero si, tentada, juega en su mismo terreno, no tendrá opciones. La presidenta andaluza ha elevado el tono de su campaña en las últimas horas. Ya ha dicho que a Pedro Sánchez "le gusta ser segundo, y ya van tres", pero un exceso en este tipo de críticas se le puede volver en contra. Si baja a la arena de Pedro, perderá.

Hay un cuarto factor, y es el catalán, el del PSC. Susana Díaz ha obtenido un respaldo irrisorio en Cataluña en la recogida de avales, y eso es debido a que la dirección de Miquel Iceta no ha movido ficha. Si el primer secretario de los socialistas catalanes da instrucciones, bajo cuerda, a favor de la andaluza, puede terminar por inclinar la balanza. La presidenta hizo su primera visita real a Cataluña ayer, dos reuniones con militantes y dos ferias gastronómicas, tipo Feria de Abril en Barcelona, que no le aportarán nada en la elección del 21 de mayo. Pedro Sánchez, por el contrario, ha jurado como en sus días los monarcas absolutistas prometían en la Casa de Juntas de Guernica: Cataluña es una nación. Y lo que haga falta.

Es una batalla contra un populismo, emocional, pero anclado en razones objetivas, y Díaz, de momento, no sabe desarmarlas, quizás porque se nutran de las mismas raíces.

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