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Andalucía

La Cónsula salva el segundo 'match ball'

  • La prestigiosa escuela de hostelería andaluza, que esta semana ha estado al borde del cierre por impagos, recupera la normalidad En diciembre cumplirá veinte años de éxito profesional

La escuela de hostelería de La Cónsula en Málaga es una historia de éxito que ha estado a punto de irse al traste en dos ocasiones en apenas 20 años por problemas políticos y económicos. La última ha sido esta pasada semana, pues la escuela tuvo incluso que cerrar el restaurante un día y sus despensas quedaron completamente vacías ante el impago reiterado por parte de la Junta de Andalucía a plantilla y proveedores. Tras numerosas reuniones y la presión ejercida por trabajadores, alumnos, expertos turísticos y medios de comunicación, una inyección de última hora de 600.000 euros de la Consejería de Educación ha salvado, por ahora, los muebles.

La Cónsula es pública y ha conseguido tal prestigio en estas dos décadas que se ha convertido en una referencia en la formación hostelera tanto en España como en el extranjero. Varios de sus alumnos han conseguido Estrellas Michelin en sus establecimientos, los estudiantes prácticamente tienen un puesto de trabajo asegurado nada más licenciarse y obtener una plaza es casi tan difícil como sacarse unas oposiciones. De hecho, para el próximo curso se han presentado 650 solicitudes, un centenar más que el año pasado, para un total de 44 plazas (22 de cocina y 22 de sala). Miguel Ferrer, director de la escuela, explica que se ha hecho una primera criba con un test psicotécnico y, a los 120 candidatos que quedan, se les hará una entrevista personal esta semana.

La escuela empezó a funcionar un día de la lotería, el 22 de diciembre, de 1993. Este año celebra su veinte aniversario, aunque ha estado cerca de no contarlo. El proyecto surgió de la mano del entonces consejero de Empleo Francisco Oliva, quien años después, entre 2006 y 2012, también fue director del centro. "La gente me decía que cómo era posible que no hubiera una escuela de hostelería en Andalucía y pensé que era necesaria una, sobre todo porque yo venía de trabajar en el Inem y sabía que la formación profesional no había triunfado", recuerda Oliva, quien subraya que "el 80% del éxito de La Cónsula se debe a que los profesores eran profesionales del medio".

La implicación en el proyecto de grandes profesionales era fundamental para darle credibilidad y continuidad. Había que captarlos y ahí jugó un papel fundamental Rafael de la Fuente, director de varios hoteles de lujo en Marbella, Canarias o Madrid y de la propia Cónsula entre 1994 y 2006. A principios de los 80, Marbella tenía ocho Estrellas Michelin y el hotel Los Monteros fue el primero de España en obtenerla porque sus trabajadores estaban volcados en la cocina moderna. De la Fuente señala que unos años después, con la llegada de Jesús Gil a la alcaldía de Marbella, los hoteles clásicos marbellíes empezaron a flaquear, la clientela de lujo desapareció y las estrellas se fueron con ella.

"Todos los grandes profesionales de esa época se habían formado en otros lugares del mundo y en Andalucía no había ninguna cantera para dar el relevo", indica De la Fuente. Ése fue, precisamente, uno de los argumentos que esgrimió para que La Cónsula, apenas un año después de su inauguración, no cerrara ya que el nuevo consejero de Empleo, Ramón Marrero, no tenía el menor interés por este tipo de centros. Finalmente, cuando nadie daba un duro por su continuidad, La Cónsula se mantuvo abierta. "Empezamos a funcionar pero no nos mandaban dinero. La situación era peor que ahora porque entonces no nos conocía nadie. Tuvimos problemas terroríficos que se irán conmigo a la tumba, pero tuvimos suerte porque contábamos con un personal entregado y fiel", afirma.

Casi 20 años después, La Cónsula ha salvado su segundo match ball. "La situación ha sido muy complicada pero ahora estamos relativamente tranquilos y esperamos continuar la actividad de forma normal", explica Miguel Ferrer. La Cónsula tiene un presupuesto anual de 1,2 millones de euros y su gestión ha pasado de la Consejería de Empleo a la de Educación, lo que ha ocasionado numerosos problemas burocráticos y los impagos. "No se puede ser tan inepto y tan dejado desde el punto de vista administrativo", critica Oliva. María Luisa Vargas, delegada sindical de la escuela, reconoce que "hemos vivido unos meses de desesperación e incertidumbre porque no cobrábamos las nóminas, no se pagaba a los proveedores y pensábamos que íbamos a cerrar", aunque ahora respiran más aliviados porque "Educación nos ha dicho que va a intentar por todos los medios que esta situación no vuelva a ocurrir y que tiene varios proyectos de futuro". Las despensas vuelven a estar llenas y los alumnos harán ahora los exámenes de fin de curso confiados en que La Cónsula siga viva muchos años más.

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