La socialista Susana Díaz será investida presidenta de la Junta de Andalucía mañana por la tarde con los 47 votos del PSOE y los nueve a favor de Ciudadanos (C's), partido que finalmente desatascará la constitución del gobierno casi 80 días después de las elecciones autonómicas del 22 de marzo. Será la cuarta votación en el Parlamento andaluz y definitiva, tras más de dos meses de negociaciones, estrategias marcadas por las elecciones autonómicas y municipales del pasado 24 de mayo y presiones que desembocaron en el ultimátum de la presidenta de la Junta en funciones sobre la repetición de las elecciones, prescindible a tenor de lo visto ayer. Porque en la reanudación de las conversaciones el pacto con Ciudadanos pareció acordado de antemano, y el ultimátum destinado a anticipar un aislamiento de PP, Podemos e Izquierda Unida, que se mantuvieron en contra.

La ceremonia que oficiaron PSOE y C's concluyó con la firma de tres documentos que rubricaron lo acordado horas antes en el Palacio de San Telmo por Díaz y el líder de la formación naranja en Andalucía, Juan Marín. El acuerdo de regeneración y apoyo económico está abierto a otros partidos. El apoyo de C's al PSOE se movía hasta ahora en la abstención, insuficiente para investir a Díaz, pero el cambio de actitud del PSOE y el "contexto", en palabras de Marín, han virado la posición de C's hacia el sí, que al tiempo ha alcanzado un acuerdo con el PP en la Comunidad de Madrid. El apoyo a Díaz le dotaría de "centralidad". La negociación en los ayuntamientos está al margen.

Marín trató de justificar el otro viraje de C's: qué ha pasado para que se acepte una dimisión en diferido del ex presidente de la Junta Manuel Chaves. Éste había sido el principal escollo de la formación, que no secundaron ni PP, ni Podemos (que aceptó el anuncio de Chaves y Griñán de no volver a presentarse a cargos públicos) ni de IU, acrecentado cuando el líder nacional de C's, Albert Rivera, exigió esa renuncia por escrito y socavó el acuerdo anticorrupción que tenían cerrado el PSOE y la dirección andaluza de C's.

"Imaginen qué foto y la primera pregunta: ¿por qué Chaves no está incluido en el pacto si está imputado?", dijo Rivera en una rueda de prensa sobre la exigencia original de C's de "separar de inmediato a cualquier cargo que resulte imputado por corrupción política". El presunto problema de la foto se solucionó ayer con la ausencia de Díaz, que viajó a Madrid para visitar la capilla ardiente de Pedro Zerolo y para participar en el programa El Intermedio de La Sexta. Sobre el cambio de criterio sin que haya variado la situación judicial del ex presidente, Marín explicó que el grupo parlamentario reunido por la tarde valoraría la petición de Díaz de esperar a una resolución del Tribunal Supremo, moratoria que el grupo parlamentario aprobó. "Entendemos que es algo razonable y no puede ser un obstáculo definitivo", anticipó Marín, que encardinó esta decisión en la autonomía de la dirección andaluza y dijo que con Rivera (que acuñó la cláusula Chaves) no habla desde el domingo. C's valora el "gesto" del PSOE aunque Chaves no renuncie al escaño, y seguirá reivindicando si la decisión del Supremo se alarga más allá de mediados de julio, dijo Manuel Bouzón, uno de los negociadores de C's.

Rivera defendió en Twitter esta decisión, que asume le puede costar votos, aunque puso el acento en la contribución para evitar otras elecciones y a no entrar en el gobierno (lo que C's simplifica en "no consejerías o coche oficial").

Salvado el principal escollo, PSOE y C's glosaron el resto de acuerdos (70) que contribuyen a la encarnación de "la nueva política". Algunos de los compromisos son antiguos, como la simplificación administrativa, pero también se asumen acuerdos de regeneración como la asunción de responsabilidad patrimonial de los partidos por casos de corrupción, una nueva ley electoral con listas abiertas, la eliminación de los aforados, la reducción de impuestos en 2,5 o 3 puntos y un aumento de presupuesto en educación, sanidad o dependencia.