Por primera vez desde que se recuerda, un dirigente de la Junta de Andalucía llamó ayer caracola a una caracola, es decir, una instalación portátil en la que los niños reciben clases en ausencia de un edificio de madera, vinilo, ladrillos o piedras. Lo hizo ayer la consejera de Educación, la ex rectora Adelaida de la Calle, un día después de que aconsejase ver películas americanas para comprobar que un 80% de las aulas estadounidenses son prefabricadas y que tampoco hay que asustarse porque "aquí no tenemos afortunadamente terremotos ni huracanes". De la Calle se excusó de llamar a las caracolas "aulas de fabricación rápida, porque tienen aire acondicionado y suelo" y lo atribuyó a "una falta de comunicación en el lenguaje", porque no está en su intención "hablar mal ni cambiar el nombre" a unas instalaciones que la diputada del PP Marifrán Carazo propuso llamar "latas, barracones o chabolas" si De la Calle lo prefiere.

Entre disquisiciones del lenguaje el plenario se había llenado de caracolas porque, como las setas en febrero, cada grupo de la oposición sacó las suyas. Brotaron en Mijas, en Vélez-Málaga, en Víator y hoy saldrán en Barbate y en otros puntos de la comunidad autónoma porque comienza el curso escolar. De la Calle se comprometió a visitarlas todas y dijo que no ha ido antes porque no había actividad académica, pero garantizó que irá a las de Mijas o a las de Vélez-Málaga "porque por allí paso algún fin de semana que otro", que es precisamente cuando los colegios y las caracolas están cerradas.

De las caracolas podían dar fe algunos niños que presenciaron la sesión acompañados por sus familiares y que esperaban respuestas por el recorte de las ayudas a la atención temprana (síndrome de Down, niños prematuros, autismo...).

Llegaron a media tarde sonrientes y corrieron por el patio (causó sensación un niño ataviado con la camiseta del Betis), pero se marcharon cansados y sin cenar sin que el punto que les afectaba llegase. A las diez de la noche quedaban una veintena de padres pero con los niños en retirada, que hoy vuelven al cole.

Esta situación vino provocada por el alargamiento de las sesiones gracias a la recuperación de la pluralidad parlamentaria, con participación de hasta cinco grupos y que acercó el fin de la jornada a la medianoche (23:10).

Vuelven tiempos pretéritos en la Cámara, y eso que el presidente del Parlamento, el socialista Juan Pablo Durán, advirtió a los diputados, de estreno a la vuelta de las vacaciones de verano, que la intensa jornada obligaba a no enrollarse y a ceñirse al cronómetro incrustado en el atril. Fue después de un minuto de silencio por las víctimas de las riadas en Granada y de dar el parte de bajas, donde sólo en este pleno estará ausente por baja maternal la presidenta de la Junta, Susana Díaz.

Como era predecible por la locuacidad de los actores, los niños acabaron dormidos pese a los reproches altisonantes que se dedicaban los diputados a cuenta del debate sobre el impacto de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) en la comunidad autónoma, otro de los puntos a debate.

La jornada incluyó el anteproyecto de la ley del Deporte en un hemiciclo acondicionado al efecto con vallas de obras en la entrada. En las intervenciones se lució David Moscoso, diputado de Podemos, profesor de Sociología del Deporte y alpinista. Como le pasó a Antonio Maíllo (IU), profesor de Latín y director de un instituto en Aracena, con el estreno de curso escolar. Y fue lo que hizo Esperanza Gómez, de Podemos, que conoce la realidad de los niños de atención temprana como si la padeciese, que la padece, y a la que la entereza le faltó sólo en la última frase: "Pedirles únicamente que recapaciten".

Decir las cosas por su nombre, como la consejera llamó a las caracolas y, de seguir esta tendencia, De la Calle promete grandes tardes porque es de quienes reconoce que está todo el día hablando por el whatsapp con el secretario de Estado de Educación o que la casa de su sobrina tiene goteras, y eso en sesiones cargantes de casi siete horas como la de ayer refresca y se agradece.