la investigación del caso de ruth y josé

Bretón, el padre que "cosifica" a sus hijos

  • El psicoforense onubense Jorge Jiménez analiza la personalidad del presunto autor del doble crimen.

El psicoforense onubense Jorge Jiménez, experto en criminalística que ejerce como profesor en la Universidad Autónoma de Madrid, ha elaborado un perfil psicocriminológico del presunto autor del asesinato de Ruth y José, José Bretón, que ha facilitado a este diario. Para ello, propone analizar su comportamiento eliminando por un momento el hecho criminal, lo que nos hará toparnos con "una persona que tiene un fracaso sentimental que no puede soportar".

Cuando es consciente de que la relación con Ruth Ortiz ya es irrecuperable, "trata de reponerse a ella con cierta rabia y venganza, pero también con orgullo, muestra de una baja tolerancia a la frustración y de narcisismo".

El experto explica que "borra todo recuerdo y conexión con esa pareja: fotos, objetos, recuerdos..." y, tras este acto destructivo, inicia "su plan B: buscar una nueva pareja", la chica con la que habló por teléfono desde el parque Cruz Conde. "Esto refleja un rasgo narcisista acentuado, es una persona que necesita quererse y que le quieran, en la que el desprecio o menosprecio no tienen cabida".

Esta reacción, abstraída del doble crimen, puede entenderse como una reacción "normal" ante una ruptura sentimental dolorosa. Pero en el caso de Bretón se convierte "en un hecho aberrante porque dentro de esa destrucción y borrado de conexión introduce a sus dos hijos, que en realidad son el máximo exponente que le une a su ex pareja y que siempre le recordarán su fracaso".

El quid de la cuestión, resume Jiménez, es "la cosificación que presuntamente hace de sus propios hijos y la capacidad para convertirlos en simples objetos". Esto, desde su punto de vista, es lo novedoso y lo que lo diferencia de otros casos donde los hijos son instrumentos en procesos de separación y a veces se convierten en víctimas. En este tipo de casos suele haber "arrebato, impulsividad, violencia, sentimientos de culpa", nada que ver con Bretón.

El narcisismo, la falta de empatía, la inoperativa emocionalidad y la manipulación son rasgos psicopáticos que describen su personalidad. A ellos hay que sumar, indica el psicoforense, "un carácter obsesivo" para el que cualquier problema "es sobredimensionado y magnificado, de tal manera que puede suponer una desestabilización personal que le lleve a cometer cualquier tipo de acto para tratar de reequilibrar su mundo". La rumiación del problema es algo "egodistónico e insoportable para el obsesivo, que debe tratar de eliminar con un acto".

Cuando la Policía lleva a José Bretón a la finca de sus padres en Las Quemadillas tras la desaparición de Ruth y José buscaban, entre otros, ganarse su confianza y provocar su derrumbe. Pero esto no ocurrió. Es más, "mostró en todo momento un control absoluto de la situación e incluso cierta comodidad y placer" teniendo a una veintena de policías buscando los cadáveres de sus hijos.

Lo predecible en un padre que acaba de perder a sus niños sería estar "alterado, deshecho, con un gran sentimiento de irresponsabilidad y culpa, con comportamientos de búsqueda y movilización irrefrenable". Frente a eso, subraya el experto, vimos a un sujeto "sereno, poco emocional, que no necesita buscar o que le den respuestas", lo que muestra su "falta de empatía y egocentrismo, en el que su defensa y seguridad es lo primordial", no la búsqueda de sus hijos.

Por un momento, el fracaso del narcisista es "reequilibrado al convertirse en un personaje mediático", lo que le otorga, aduce Jiménez, un papel de "superioridad y poder que le impide acabar con esto con una declaración de culpabilidad o con unas pruebas irrefutables que presuntamente lo culpabilizan".

El psicoforense augura que pese a las evidencias, "no se arrepentirá y mantendrá una actitud de víctima", postura que combinará Bretón con la de transmitir que sabe más de lo que dice "para mantener la atención sobre él".

De hecho, alerta de que tratar de atacarlo, culpabilizarlo en los interrogatorios "hará que se cierre, que no colabore y trate de defenderse". Para que cuente algo de lo que sucedió "debemos adularlo, mostrarlo como alguien superior, importante, interesante, que lleva el control y que es el centro de atención".

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