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El resto del tintero

Tres eran tres

  • Susana Díaz recibe este lunes al único líder de la única oposición, Juan Manuel Moreno. La presidenta y el previsible cabeza de cartel de IU, Antonio Maíllo, no se hicieron esta foto.

MAÑANA, lunes 10 de marzo a las 10 de la mañana, la presidenta de la Junta, Susana Díaz, recibe al nuevo líder de la oposición, Juan Manuel Moreno Bonilla. Susana Díaz se reúne en solitario con el presidente del PP andaluz mucho antes que su secretaria general, María Dolores de Cospedal, quien aún no le ha dado audiencia en la sede de la calle Génova, la que dedicó apenas dos horas al congreso bautismal del malagueño. Cuando no habían pasado ni 24 horas desde su elección, Juan Manuel Moreno se quejó en la Ser de que Susana Díaz aún no le hubiese telefoneado, como si el hombre que se muere por ser presidente de la Junta echase más de menos el abrazo de su antagonista que el respaldo de su secretaria, la mujer que nunca llegará a ser lideresa del PP: lo mismo la lía en Sevilla que en Bilbao, nadie está contento con ella.

Ni Susana Díaz ni Moreno Bonilla pudieron votar en el referéndum de la Constitución por razón de edad; como el líder de IU, Antonio Maíllo, todo un signo de los tiempos. Ninguno de los tres candidatos a la Presidencia de la Junta - Maíllo, aún no nombrado, lo será- refrendó en las urnas la Carta Magna. Son tres contra tres, porque a medida que pasa el tiempo se va haciendo más ancha la falta de entendimiento entre Díaz y Maíllo, el potencial de IU va subiendo y más se asienta en el PSOE la idea de gobernar solo en la próxima legislatura con el único apoyo de un pacto parlamentario con sus actuales socios de izquierda. Moreno Bonilla no es el impar entre tres. Además, el líder del PP y el de IU coinciden en algo, en criticar la proliferación de fotos de Susana Díaz. Maíllo censura la sobreexposición de Susana Díaz, "las sonrisas y los muebles de Ikea", mientras que Moreno asegura que a Andalucía no le hacen falta más fotos, aunque la suya con la presidenta competirá mañana por la primera plana de los periódicos. Atrapado en la luminosa telaraña de San Telmo.

Después de las elecciones europeas, IU tiene previsto abordar la elección de su candidato a la Junta. Maíllo está a veces en el sí, y otras en el no, es un outsider de la vida orgánica de los partidos, un heterodoxo al que le seduce más el eros de la política que la hybris del poder, pero al final terminará por aceptar la candidatura a la Presidencia andaluza. Valderas, a pesar de gozar de un nada despreciable grado de conocimiento del 63%, no repetirá, y Maíllo se fotografiará en los carteles. El de IU opina que sus dos contrincantes, Susana Díaz y Juan Manuel Moreno, son objetos del marketing político, mucho marco y poco fondo; incluso, comienza a creer que el bipartidismo es una conjura general de todos los poderes fácticos contra IU. El día de las Medallas de la Junta, el 28 de febrero, IU convocó una manifestación en Sevilla que se saldó con un notable éxito a pesar de que apenas se publicitó el evento. En IU andan casi eufóricos con la convocatoria, y sólo les falta corear aquello de la Transición: "Aquí se ve, la fuerza del pecé". (A los que no pudieron votar a la Constitución, se ruega no confundir el PCE de Carrillo con PC de Apple.) Es cierto que, según el sondeo del Barómetro Joly como el de Capdea de la Universidad de Granada, IU es la única formación que rentabiliza su situación política actual y sube en intención de votos, pero Susana Díaz parece asentar su popularidad en algo más que el marketing. Si así lo fuese, sus asesores áulicos ya no tendrían problemas de por vida, Díaz es capaz de cansar hasta el mismo hombre de La Mancha.

A IU y al PSOE, a la presidenta y a Maíllo le separan un problema de cultura. Los socialistas están poco habituados a los gobiernos de coalición. El único verdadero es el actual, porque los andalucistas no aportaron nada a la gestión política: iban a lo suyo, pero desde el poder. Los más informados en el PSOE creen que, llegadas las elecciones, con una victoria previsible de Susana Díaz, ésta intentará gobernar sin Izquierda Unida, de cuyos parlamentarios buscará apoyos para las principales leyes. Si los socialistas se convierten en fuerza mayoritaria, IU tendría que unirse con el PP para echar abajo a un Gobierno socialista, y eso siempre le ha pasado factura a la formación de izquierdas. De cara a la campaña electoral, a Maíllo siempre le vendrá mejor situarse fuera del Gobierno de Susana Díaz con el objeto de guardar las distancias. Y si como se ha explicado, hay una diferencia entre partidos, también las hay personales. Llámenle falta de química, de feeling o, mejor: no han sido capaces de crear la complicidad donde los políticos, aunque de diferente signo, se sinceran. Díaz prefiere a Diego Valderas y Maíllo, a Juan Cornejo, el número dos del PSOE.

En el PSOE opinan que Juan Manuel Moreno no tiene fondo, que es el mejor candidato que le podría haber tocado y que su bisoñez es connatural a su personalidad. Demasiados errores. El ya ex secretario de Estado de Bienestar Social es más aficionado a la comunicación política que Susana Díaz. Los tres posconstitucionales aseguran una campaña muy paritaria, buena materia para la comunicación, aunque de momento Díaz lleve una gran ventaja.

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