Andalucía

Auge y caída del inquilino de aquel Ford Escort amarillo

  • Rodrigo Rato inició su carrera política como 'cunero' de AP en Cádiz hace 33 años Quienes le trataron y admiraron siguen ahora sus imputaciones con estupor

Había coches más asequibles, indiscutiblemente, pero también los había muchos mejores. Pero Rodrigo Rato, el hombre que llegó a la Vicepresidencia del Gobierno y que ahora está acosado por la Justicia, optó por la calle de en medio y se decantó por un Ford Escort, amarillo para más señas. Dentro de aquel vehículo, y arropado por cuatro locos y entusiastas militantes de Alianza Popular, se tiró a las carreteras de Cádiz para conocer la verdadera política, la de la calle, la del día a día de los vecinos, la de los pueblos. Hoy, más de tres décadas después, quienes desde la provincia gaditana siguieron de cerca sus primeros pasos en política siguen las noticias de sus imputaciones judiciales y de sus supuestos desmanes con un grado de estupor similar al de la admiración con que han venido aplaudiendo sus ascensos meteóricos.

Estamos en el año 1981, puede incluso que algo antes, en 1980. Con la democracia recién estrenada, los españolitos se movían entre el centro y la izquierda, entre el empaque de Adolfo Suárez y el desparpajo de Felipe González. La derecha pura y dura, la que quería defender sus valores de siempre pero ahora tras el parapeto de la democracia, gritaba pero no le escuchaba ni el Tato.

El fracaso en las generales y en las municipales de 1979, con Alianza Popular incluida en aquel invento que se denominó Coalición Democrática, había sido estrepitoso. Sin paños calientes. Y Manuel Fraga empezó a mover sus fichas y a tirar de gente joven.

El elegido para hacer despegar el partido en Cádiz fue Rodrigo Rato. No era un don nadie, que conste. Pese a sus escasos 32 o 33 años, en su tarjeta de visita brillaban por un lado su licenciatura en Derecho por la Universidad Complutense y su máster en Administración de Empresas por la Universidad de Berkeley y, por el otro lado, su presencia desde 1979 como miembro de la ejecutiva nacional de Alianza Popular, donde además en 1981 pasaría a ser el secretario de la comisión económica.

Hay quienes aseguran erróneamente que Rato ya se presentó por AP como cabeza de lista por Cádiz en las elecciones generales de 1979. Pero en esos comicios lideró la candidatura aliancista por Ciudad Real, donde sufrió en sus carnes lo que suponía ser devorado al alimón por la UCD y por el PSOE.

El hijo del propietario de la red de emisoras de la Cadena Rato -embrión de la actual Onda Cero Radio- fracasó en tierras manchegas al igual que fracasó AP en Cádiz. Había que dar un cambio de rumbo al partido y a la provincia y Rodrigo Rato descendió del avión en el aeropuerto de Jerez convertido en el primer político cunero de la provincia gaditana. Y allí estaban para recibirlo el entonces secretario provincial de AP, José Ramón del Río, otro histórico como Jesús Mancha y alguno más. Meses después aparecería, vía El Puerto de Santa María, Teófila Martínez, a quien pronto le unió la amistad más sincera.

¿Cómo cayó Rato en Cádiz? La respuesta es nítida: "A nadie le gusta que un cunero llegue a tu tierra. Ni entonces, ni ahora. Y Rato era para nosotros un desconocido. Su designación no cayó bien pero la verdad es que se ganó la confianza de todos nosotros en muy poco tiempo. Se lo curró, vaya si se lo curró". Quien hace estas reflexiones es militante, primero de AP y luego del PP, desde el primer día. Afirma sin tapujos que Rodrigo Rato ha sido con creces el político más brillante que ha tenido cerca.

Cuentan que su primer alojamiento fue el hotel Atlántico de Cádiz. Y allí, al poco de llegar, le dijo a los dirigentes de AP algo así como "si me quedo aquí igual sacamos un diputado; pero si estamos juntos y nos vamos todos a hacer política a la calle, quizás saquemos dos". La situación no estaba para lanzar cohetes pero Rato se trabajó la campaña de las generales de 1982 como un poseso. Aquel Ford Escort amarillo terminó para el arrastre. Pero mereció la pena. El inquilino de aquel utilitario pasó de los escasos 13.500 votos logrados por AP en 1979 a una cosecha de más de 97.000 votos apenas tres años después. El PSOE, les triplicaba en votos, es verdad, pero Rato y el médico jerezano Enrique González Vaello tenían ya sus actas de diputados por la provincia de Cádiz. Los primeros diputados democráticos de la derecha en la provincia. Toda una hazaña con la que estaba cayendo.

Y ese éxito se repetiría en las generales de 1986. Otros dos escaños gaditanos para AP (aglutinada entonces en Coalición Popular), y Rato pasaba a contar con un nuevo compañero en la Cámara Baja en la persona de Álvaro Molina. Un currito de ambas campañas lo tiene muy claro: "Fue todo un éxito porque en el partido, aunque éramos muy pocos, estábamos muy divididos. Y hacer campaña, sobre todo fuera de las grandes ciudades, era toda una odisea. Pero Rato jamás se metió en disputas. Las odiaba. Lo suyo era trabajar, trabajar y trabajar".

Capacidad de trabajo, honestidad, brillantez, inteligencia, templanza y amplísimos conocimientos económicos. Estas son sólo algunas de las características que destacan aquellos que trabajaron codo con codo con aquel joven madrileño que tras siete años de diputado por Cádiz pasaría a engrosar la candidatura por Madrid, cediendo en 1989 la cabecera de la lista gaditana al Congreso a Teófila Martínez.

Y en Madrid Rodrigo Rato se hizo grande. Crecía como la espuma y desde Cádiz no sólo se alegraban de sus ascensos, en especial la victoria histórica de 1996 y su designación como vicepresidente del Gobierno y ministro de Economía, sino que tiraban de él. Y Rato se convirtió en un fijo de todas las campañas electorales en Cádiz, y no sólo en la capital en la que ya reinaba Teófila Martínez... Teófila, siempre Teófila en su camino.

Entre ambos, y entre sus respectivas familias, había y hay una amistad inquebrantable que nació a mediados de los 80, cuando Rato había cambiado su residencia al hotel portuense Puerto Bahía, propiedad de Santiago Cobo, marido de Teófila Martínez que por entonces ya era concejal y delegada de Urbanismo en el Ayuntamiento de El Puerto. Y como ministro de Economía Rato fue invitado, y acudió, a la boda del hijo de la ya alcaldesa de Cádiz. Y en 1998 fue quien rubricó aquel trato especial de Hacienda a la capital gaditana por su insularidad, una ayuda que se tramitó como ley.

Tras el triunfo de Zapatero llegó el fin de la trayectoria política de Rodrigo Rato y su desembarco posterior como director general del Fondo Monetario Internacional (FMI) y como presidente de Bankia y de Caja Madrid, y de ahí sendas imputaciones judiciales por el boquete dejado en la primera de estas entidades bancarias y el por el supuesto uso irregular de las tarjetas black de la segunda, con dinero público de por medio.

Este acoso de la Justicia ha dejado atónitos a quienes le admiraban y aún le siguen admirando en Cádiz.. Quizás sea por eso por lo que la propia Teófila Martínez no dudó el domingo pasado en acercarse a Madrid para acompañar a Rato en este trance, aunque ello le impidiera estar presente en el acto que llevó a cabo el PP en Jerez para presentar a sus candidatos a alcaldes para las elecciones municipales del próximo mes de mayo. Quienes trabajan con Teófila en el Ayuntamiento de Cádiz no han querido preguntarle por la cuestión de Rato "porque -afirman- aunque parezca una mujer de hierro es muy sentimental y seguro que no lo está pasando nada bien, aunque ello ni ha influido ni va a influir en sus obligaciones como alcaldesa".

En el PP de Cádiz unos dicen que Rato ha podido ser engañado por gente de su ya ex partido, otros quieren pensar que se trata de un simple desliz que la Justicia terminará aclarando y la mayoría de sus ex compañeros quieren pensar que ese hombre que ha ocupado cargos tan importantes, que jamás ha tenido problemas económicos y que siempre ha demostrado su inteligencia no ha podido caer tan bajo. Por algo circuló en un Ford Escort amarillo por las carreteras de Cádiz hace más de 30 años.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios