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Andalucía

Y Arenas de testigo

  • El ex presidente del PP-A declarará el día 13 ante el juez Ruz después de que su nombre figure en una veintena de anotaciones del ex tesorero

"Yo creo en la inocencia de Bárcenas. Porque nos la ha demostrado con documentos y porque durante años en el PP ha demostrado su decencia y profesionalidad". Pocas dudas dejaban estas declaraciones de Javier Arenas a este periódico en junio de 2009, después de que el ex tesorero fuera imputado en el caso Gürtel. Pero la realidad ha variado sustancialmente en cuatro años.

Las declaraciones ante el juez el pasado 15 de julio de Luis Bárcenas también intentan poner en el punto de mira al que fuera su amigo y al hombre con el que supuestamente mantuvo la conexión con el partido, hasta que en enero de este año quedó rota tras aparecer sus supuestos papeles: le atribuye que ordenara pagos opacos a otros dirigentes, incluido él, le retrata como receptor directo de supuestas donaciones ilegales de empresarios y otras enviadas a Andalucía por el PP nacional para ayudarle a financiar la campaña de las elecciones andaluzas en 2008 y, por supuesto que era conocedor de la existencia de una contabilidad paralela en el partido.

El testimonio del hombre que ocupa una de las celdas de Soto del Real desde el pasado 28 de junio pormenoriza el detalle de un simbólico regalo que presuntamente recibió el hoy parlamentario y senador andaluz y vicesecretario nacional de Política Autonómica del PP, no sin añadirle una evidente carga de profundidad: "A mi eso me suena a una campaña electoral, a una cena de Javier Arenas, Pedro Arriola, Javier Carabias y yo, en la que le regalamos un maletín a D. Javier Arenas porque había colaborado gratuitamente en la campaña electoral de Zaragoza", relató el ex dirigente del PP, imputado y en prisión, cuando se le cuestionó por una pequeña partida económica que figuraba en sus anotaciones.

"Es evidente que Bárcenas se siente traicionado por él", resume una persona cercana al entorno del ex tesorero popular. Posiblemente el que fuera líder del partido en Andalucía durante casi tres lustros y secretario general de la formación en España en el periodo 1999-2002 no podrá ser tan benevolente cuando preste declaración como testigo ante el juez Ruz el próximo 13 o 14 de agosto, junto a María Dolores de Cospedal y Álvarez Cascos, tres de los cuatro secretarios generales de la formación desde 1989 a la actualidad. Falta Ángel Acebes que ocupó ese mismo puesto en el periodo 2004 a 2008. Pero Izquierda Unida le excluyó de su petición.

El propio Rajoy en su intervención el viernes en el pleno extraordinario ensalzó ante los congresistas en el Senado, donde se celebró la sesión, que los testigos están obligados bajo juramento a decir la verdad y recordó que si no lo hicieren podrían acabar en la cárcel. La citación bajo esa figura judicial suscita serias dudas en las fuentes jurídicas consultadas por este periódico sobre su oportunidad y utilidad. Bárcenas, como imputado en la causa puede emplear para su defensa la estrategia que considere oportuna, como también recordó el presidente nacional del partido ese día para refutar sus acusaciones. Arenas, como Cascos y Cospedal, acudirá a la Audiencia Nacional sin abogado. En teoría el magistrado no puede permitir a las partes un interrogatorio que busque incriminar a un testigo. "O las preguntas que se realizan en esa comparencia son irrelevantes o hay que paralizarla si discurre por asuntos espinosos y volverle a citar como imputado", explicaron las citadas fuentes.

Pero el auto judicial en el que se justifica la citación en mitad de las vacaciones de agosto abunda en la necesidad de verificar la realidad de los apuntes contables de Bárcenas, para establecer si hubo contabilidad paralela y si con las donaciones recibidas por el partido se pagaron sueldos opacos. Y en esos "papeles arrugados", tal como los describió Rajoy en la Cámara el viernes, Javier Arenas, con su nombre completo, como Javier o incluso como "Are", figura en una veintena de ocasiones. En algunas, tanto en su etapa de ministro de Trabajo, en el periodo 1996-1999 , como en la de vicepresidente del Gobierno, en 2003, como presunto receptor de complementos de hasta 3.000 euros mensuales de su sueldo de la Administración, algo incompatible por ley. O como presunto correo para hacer entrega al partido de donaciones, "otros 100 a Javier", dice Barcenas al consignar 100.000 euros como entrega directa para el partido de un constructor a través suya el 17 de noviembre de 2003.

Rajoy ya ha marcado la pauta de las líneas de defensa del PP. No hubo contabilidad B, se pagaron sobresueldos y gastos de representación a dirigentes del partido y, en su caso personal, todos los ingresos complementarios figuran en sus declaraciones correspondientes de la renta. En este último extremo sólo habló en primera persona. Bárcenas articula su defensa con ataques al partido y a los que han sido sus principales dirigentes para intentar diluir su responsabilidad por la ocultación de sus millones en las cuentas de Suiza, fundamentó como conclusión el presidente del Gobierno.

"Yo tuve una conversación -creo que a principios de diciembre- con D. Javier Arenas en Sevilla, un viernes que me desplacé ida y vuelta en Ave, que comimos en el restaurante Oriza, y en esa conversación yo le trasladé a Javier Arenas que yo tenía dos cuentas en Suiza con los saldos aproximados que en tenía y que como ese tema era cuestión de tiempo que llegase a la información, como efectivamente llegó, que yo entendía que lo mejor era resolver mi relación laboral con el partido, que no necesitaba ni el despacho del partido ni el coche, ni el conductor ni la secretaria, y que el sueldo tampoco lo necesitaba pero claro lo que sí quería era recibir la compensación que me correspondía, en función de 30 años de trabajo", narra textualmente Bárcenas a preguntas de una de las acusaciones que se interesó por los contactos con Arenas.

El imputado añade más tarde que Arenas mantuvo una reunión en La Moncloa con Rajoy, a la que también asistió Cospedal, y que tras conocer el presidente que había regularizado su situación fiscal por los fondos suizos, (el Gobierno había abierto en aquella fecha un plazo para que aflorara el dinero negro), estuvieron de acuerdo en que no había necesidad de variar su estatus, "que yo le había dedicado 30 años de mi vida al partido y que no tenía problema".

Bárcenas también cita a Arenas como el dirigente que ordena el pago de 8.400 euros a Jaume Matas como compensación por enviarlo de candidato a Baleares. El ex tesorero le señala como conocedor del acta notarial que levantó y donde dejó constancia de la supuesta caja B. Por su papel estelar da la impresión de que Bárcenas también necesitaría a Javier Arenas como testigo para probar sus denuncias.

El que fuera líder del PP andaluz fue de los primeros en salir a refutar las acusaciones. Pero luego ha limitado su presencia pública a medida su nombre se veía salpicado en este caso. Ni siquiera acudió el pasado 15 de julio al homenaje que se le rindió al concejal Martín Carpena en el 13º aniversario de su asesinato por ETA. Esa jornada también declaraba Bárcenas. "Esos papeles no los ha visto nunca", dijo entonces el ex tesorero cuando le inquirieron si Arenas conocía las anotaciones. Al menos esa pregunta, si se la formulan como testigo, podrá responderla sin posibilidad de réplica. No fueron esos los documentos que Bárcenas le mostró y que hicieron que Arenas saliera en su defensa en este periódico en aquella entrevista de hace ahora cuatro años.

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