Jesús Valencia. Presidente de la cooperativa Las Marismas

"Los algodoneros vamos a perder del orden de 600 euros por hectárea"

  • Valencia, que preside Las Marismas de Lebrija desde 2002, apuesta por la 'diversificación de cultivos y las segundas o terceras transformaciones de los productos agrarios'.

-¿En qué momento está Marismas de Lebrija? ¿Sigue siendo un símbolo de la agricultura en el Bajo Guadalquivir?

-Considero que sí, que somos un referente sin menoscabo del resto de cooperativas de la zona. Ni que decir tiene que lo ideal sería que en lugar de ser varias fuéramos una sola cooperativa en el Bajo Guadalquivir. No obstante, creo que constituimos un referente en la comarca por volumen y también por soporte económico y social.

-¿Qué actividades agrarias tienen ahora?

-En las Marismas estamos siempre inmersos en proyectos encaminados a buscar alternativas interesantes a los cultivos tradicionales, desde la propia constitución de la cooperativa en 1979, cuando comenzamos con 14.000 hectáreas de algodón. Unos años después, adquirimos una fábrica de concentrado de tomate, con el objetivo de buscar una opción rentable al algodón, y empezamos con los invernaderos para flor cortada y hortalizas, descartando algunas y probando otras. En la actualidad, aparte del algodón, trabajamos la pasta de tomate, la remolacha, los cereales y diferentes hortícolas como coliflor, zanahoria, algo de brócoli, cebolla, guisante, etc. No obstante, los cultivos principales continúan siendo el tomate para industria y el algodón.

-¿Qué volumen de producto y facturaciones manejan?

-Estamos entre los 58 y los 60 millones de euros de facturación total, a veces, según el año, incluso podemos superar esa cantidad. El tomate y el algodón suman el 80% del volumen económico de Las Marismas, concretamente el 50% y el 30%, respectivamente. La campaña pasada, por ejemplo, procesamos 220 millones de kilos de tomate, lo que nos coloca como la tercera o cuarta fábrica de España en tomate transformado. En cuanto al algodón, desmotamos 50 millones de kilos, el 30% del total nacional, a través de Coalsa, sociedad desmotadora de las cooperativas integrada por Coesagro, Las Palmeras, Productores del Campo, Las Marismas y Agroquivir, con sede en Lebrija.

-Hay algunas producciones que son emblemáticas, como el caso del algodón. Se ha dicho varias veces que ya el futuro no está ahí.

-Por la cuenta que nos trae, el algodón tiene que tener futuro porque es un cultivo social y necesitamos mantenerlo por el gran número de puestos de trabajo que dependen de él y porque hasta ahora no existe una alternativa capaz de cubrir las más de 74.000 hectáreas que ocupa esta campaña. De lo contrario, tendríamos como resultado un auténtico shock de paro en la zona. El gran problema al que nos enfrentamos es que no somos competitivos por las condiciones medioambientales y de trabajo que existen en los principales países productores, nada restrictivas si las comparamos con las que rigen en Europa. Desde Cooperativas Agro-alimentarias siempre hemos defendido que las ayudas tienen que estar supeditadas a una sinergia con la sociedad civil, a la agricultura sostenible y al respeto a las condiciones laborales, pero Bruselas parece haberse propuesto como objetivo desactivar el campo andaluz.

-Y la campaña, ¿cómo se afronta?

-Este año, con gran preocupación. Hasta ahora, contábamos con una ayuda acoplada a la calidad, que Bruselas ha decidido destinar a quienes siembren este año, aunque no hubieran cultivado algodón en su vida y la próxima campaña dejen de sembrar. Esto ha producido un efecto llamada en este ejercicio 2014-2015, con un 15% más de superficie sembrada, que nosotros ya advertíamos. Ni que decir tiene que desde las cooperativas nos hemos opuesto enérgicamente a que esos 13 millones de euros del paquete a la calidad se les quitara a los productores de algodón.

A su vez, el mayor número de hectáreas sembradas va a redundar en una menor ayuda acoplada por superficie, sin olvidar que ha desaparecido la ayuda agroambiental que destinábamos a través de las API. En resumen, la retirada de unos 350 euros/hectárea, de la ayuda agroambiental más los, aproximadamente, 250 euros/hectárea de la ayuda a la calidad, van a provocar a los algodoneros una pérdida mínima de 600 euros/hectárea a partir de la próxima campaña, lo que aboca al cultivo a una situación insostenible.

Como aspectos positivos, de acompañarnos la meteorología como hasta ahora, tendremos un rendimiento por hectárea un 15% superior al del año pasado, en torno a 2.600 toneladas por hectárea, y que la calidad del algodón que llevamos recogido es bastante aceptable.

-El papel de las desmotadoras fue cuestionado por algunos productores en las últimas campañas.

-Yo no sé cómo actúan las desmotadoras no cooperativas. En la nuestra sabemos lo que hacemos y nuestro objetivo es lograr la máxima rentabilidad para todos y cada uno de nuestros agricultores socios, dándoles la garantía de que, en igualdad de condiciones de calidad, cobran lo mismo, siendo el precio medio que reciben bastante más alto que la media.

-El tomate industrial ha pasado por momentos complicados...

-El cultivo del tomate para industria ha cambiado en positivo. Hemos tenido unos años con los patios y los stocks por encima de la cuenta pero ya se han terminado los excedentes y se está vendiendo el tomate. Los precios no están subiendo tanto como la demanda pero estamos viviendo un año mejor que los anteriores.

-¿Cómo puede repercutir la nueva PAC en el modelo de negocio de Las Marismas?

-Pues como veíamos en el algodón, negativamente. En cuanto a otros cultivos como el tomate, a los que se va a destinar ahora una ayuda acoplada, pues resulta que no sabemos por qué no nos vamos a beneficiar tanto como cabría esperar. Mientras el presupuesto acoplado para la remolacha se va a repartir en virtud de la producción, beneficiando a Castilla y León con respecto a Andalucía, el Ministerio de Agricultura ha decidido que la ayuda para tomate se reparta por hectárea, lo que supone un agravio para los productores andaluces, con todo el respeto para nuestros amigos de Extremadura.

-¿Es la diversificación de cultivos el futuro de la cooperativa?

-El futuro de la cooperativa es diversificar todo lo que podamos y dar el mayor valor añadido a nuestros socios, yendo a segundas o terceras transformaciones, otra cosa es que lo logremos con mayor celeridad o con menos.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios