La opinión invitada

Retos del regadío andaluz, en el nuevo curso

  • Un análisis de los problemas de los regantes, desde la planificación a los costes.

INAUGURAMOS un nuevo curso repleto de importantes retos para el regadío. El primero, y el más inminente, la aprobación de los planes hidrológicos, tanto del Guadalquivir como del litoral, que esperamos lleguen a su redacción final con el máximo consenso posible. Sería bueno para todos que así fuera, y es necesario subrayar que por parte de ambas administraciones se están dando los pasos para ello.

En estos meses atrás, podemos decir con moderada satisfacción que se han ido acercando posiciones y que hoy los documentos son mucho más afines a nuestras demandas y nuestra visión que en su planteamiento inicial. Así, se han logrado mejorar las dotaciones previstas para cultivos como el almendro, el olivar, los frutales o el chopo, aunque sin llegar a nuestras expectativas en relación con los cultivos superintensivos. También hemos logrado que se acepten nuestras alegaciones sobre las limitaciones propuestas para aprovechamiento de aguas pluviales, limitaciones que al final han sido eliminadas, dejándose el uso de estas aguas en las mismas condiciones que anteriormente. Se han introducido actuaciones y presupuestos concretos para luchar contra las especies invasoras. En suma, podemos decir que el balance general se está tornando más satisfactorio, aunque hay terrenos donde aún es posible avanzar más en el consenso y otros donde aún nos separan notables diferencias. Pero aún hay tiempo de seguir avanzado, acercar más posiciones y lograr una planificación con la que todos nos sintamos identificados y comprometidos.

Junto a la planificación, el otro gran reto -y gran preocupación- que atañe a todas las cuencas y todo el regadío andaluz es el de los costes eléctricos. Las cuentas no nos salen a los regantes porque los gastos se han incrementado de forma desproporcionada en los últimos años, y, en ese incremento, la subida de la tarifa eléctrica tiene un peso fundamental. Los regantes han hecho un esfuerzo enorme por ahorrar agua, endeudándose y afrontando cuantiosos gastos financieros, en lo que ha sido un ejercicio de responsabilidad social y medioambiental no del todo valorado por las autoridades y por el conjunto de la población. Y esa modernización, gracias a la cual se está ahorrando agua en beneficio de todos, está condenando paradójicamente a los regantes a unos costes eléctricos que ya sabíamos que iban a ser mayores como consecuencia de la misma, pero no hasta el extremo a que han llegado por mor de unas subidas de tarifas que nos han dejado literalmente tiritando. Se suponía que la liberalización del mercado eléctrico iba a bajarnos las tarifas y nos la ha subido a todos, pero a los regantes sencillamente nos ha machacado. Las medidas tomadas hasta ahora para aliviar este problema han sido positivas, pero del todo punto insuficientes, y seguimos esperando que las administraciones se arremanguen para dar una solución a esta cuestión. La iniciativa legislativa autonómica votada mayoritariamente por todos los partidos políticos andaluces (incluido el PP) y dirigida al Congreso de los Diputados para que se alivien los costes eléctricos del regadío debe ser retomada, y debe servir para impulsar una gran acción transformadora en este campo. Algunos alegan que es difícil darle un encaje técnico y jurídico adecuado. Nosotros creemos que todos los problemas se salvan si hay voluntad política. Y hay caminos para hacerlo: un IVA reducido para las comunidades de regantes, tarifas adaptadas al consumo estacional del regadío, incentivos para el uso de las energías renovables… Se trata de afrontar el problema y actuar.

Por lo demás, en el ámbito de la Cuenca del Guadalquivir, es hora ya también de desbloquear el tema de la ampliación del plazo de amortización de Breña II y Arenoso, solución que se antoja la más razonable y factible para reducir los altísimos costes que estamos soportando los usuarios por estos embalses. En realidad, no pedimos nada excepcional, porque excepcional es el plazo de amortización de 25 años que se viene aplicando a estos embalses cuando el plazo de amortización de todos los embalses gestionados por el Estado es de 50 años. Asimismo, esperamos que pueda avanzarse en el proyecto de optimización energética e hídrica del sector arrocero, para el cual sería necesario conseguir financiación europea. Un objetivo que no se antoja utópico si de verdad las dos administraciones implicadas, la central y la autonómica, van a una en este tema y se ponen a trabajar de forma conjunta para aprovechar en este programa los fondos europeos que se van a manejar en los próximos años para optimización energética y lucha contra el cambio climático.

En el ámbito del litoral, creemos que es el momento de lograr la definitiva regularización de concesiones de las zonas regables del Tinto-Odiel-Piedras y Guadalete-Barbate. La Junta de Andalucía lleva diez años gestionando estas cuencas y el otorgamiento de las concesiones definitivas es algo que no debería demorarse más. Del mismo modo, y en el ámbito del Mediterráneo, consideramos prioritario y urgente el impulso a la modernización del Guadiaro, proyecto para el que deben asignarse los ingresos del canon Guadiaro-Majaceite, conforme a la ley del trasvase, el cual establecía que los cánones de los usuarios de la zona gaditana debían ser destinados a obras hidráulicas de mejora de la zona cedente. Es hora de que ese acuerdo se haga realidad y se desarrolle este proyecto tan necesario y ansiado por dicha comarca.

Un fluido diálogo y confianza en los usuarios son claves para avanzar en todos los retos pendientes.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios