MI madre se crió en un molino de trigo, quiso volar y no pudo, cumplió las "normas" dominantes de la época. Sus frustraciones las ha vivido en silencio. Han pasado 70 años y no ha cambiado mucho el medio rural. Sigue habiendo mujeres frustradas que se ven forzadas a entrar en un mundo manipulado por intereses jerárquicos, principalmente de hombres, y no las dejan pensar como personas libres e independientes. Y después de 18 años colaborando con asociaciones de mujeres creo que queda casi todo por hacer. El acceso a la formación, a la información, a la tecnología tiene que ser para todos y todas. Y no puede haber mujeres de primera y de segunda. En la zona urbana es mayor la formación de la mujer que en la rural. Estas desigualdades deberían de solucionarse, como muchas otras. Creo que debemos prestar especial apoyo a las mujeres jóvenes para que no huyan del campo. Hay una gran número de oportunidades en el mundo rural si pensamos sobre todo quién va a dar de comer al mundo. Según la ONU, en 2025 en nuestro planeta habrá 1.000 millones de habitantes más y la población del planeta aumentará de manera espectacular en las regiones más pobres del mundo; pensemos en ello.

En el mundo rural vivimos desconectadas de lo que pasa en ese otro mundo. Por eso creo que son necesarias las redes de cooperación entre mujeres con estructuras horizontales, donde se una el talento y se persiga el interés colectivo que, sin lugar a dudas, va a repercutir en ventajas individuales. Uniendo nuestros esfuerzos podemos alcanzar una posición de fortaleza. La cooperación es hoy en día una de las principales claves para competir en el mercado, compartiendo y optimizando recursos, reduciendo riesgos y aumentando el beneficio empresarial y el social.

Las grandes corporaciones globales deciden qué es lo que se produce, dónde, cómo y por quién, y se convierten en los instrumentos dominantes de nuestro territorio, con el riesgo de hacer perder nuestra identidad y nuestros valores. Esas grandes corporaciones no aman la tierra, aman el beneficio económico, que es legal, pero no a costa de los intereses endógenos.

Si las mujeres representamos el 80% del poder de decisión de compra, podemos hacer mucho para cambiar y mejorar nuestra economía. Utilicemos ese poder en favor de la sociedad. Es necesario que apostemos por una economía directa donde se beneficien los principales actores, los productores y los consumidores, sin intermediarios, que dicho sea de paso se llevan el 70% del coste del producto.

¿Y si comemos lo que producimos? ¿Y si cuando vayamos al supermercado buscamos los productos, made in tu pueblo, tu ciudad, tu tierra? ¿Has mirado la etiquetas de los productos que compras? Que sí, que están muy buenas y muy baratas las naranjas de la Conchinchina. Han recorrido miles de kilómetros con vaivenes de diversas temperaturas y con meneos de todos los tipos. ¿Y no están más buenas las naranjas de la huerta de mi vecina, que la conozco, que es buena gente, que lleva muchos años mimando sus árboles y que dan un zumo que te quedas muerta? Por calidad, por seguridad, por confianza, menor impacto ecológico, debemos apostar por los productos de cercanía.

Con las cadenas cortas de suministro de alimentos el vínculo es más fuerte entre los productores y el consumidor y los alimentos son más naturales, más sanos, y con más sabor. Son muchas las ventajas que nos brindan los alimentos cultivados, criados o procesados en nuestro entorno.

En los últimos años hemos comprobado una "revolución silenciosa" sobe todo del sector agroalimentario que se ha echado a la calle para saltarse a las grandes cadenas de alimentación y tratar directamente con los consumidores. Este fenómeno que en Europa y EEUU se le denomina "Market farmer" y en España "Mercados de Productores" también está llegando a Andalucía a través de campañas sociales de apoyo a los productos locales y de cercanía. Ése es nuestro objetivo en Andalucía Productores y en el Mercado "Women's Weekend", un mercado de mujeres productoras que busca fortalecer nuestra industria agroalimentaria, la reducción de la pobreza y el desarrollo económico de las zonas rurales.

Y lo vamos a celebrar con motivo de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer Rural del 14 al 16 de octubre en el Paseo de Cristina de Sevilla. Vendrán mujeres del campo y del mar de toda Andalucía, con 40 stands, que van a ofrecer sus productos artesanos y de calidad. Son mujeres que aman la tierra, que luchan y pelean cada día por ella y por llevarte los mejores alimentos a tu mesa.

Junto con el equipo técnico del Women's Weekend vamos a trabajar más de 70 familias ese fin de semana para que te diviertas, disfrutes y saborees los mejores productos de Andalucía. Habrá actividades de música, degustaciones, música DJ, baile, sorteos… ¡Ah! Tráete la cesta para la compra.

Queremos recuperar sabores tradicionales, promocionar hábitos saludables y el cuidado medioambienal. Queremos fomentar la cultura y el ocio gastronómico. Y para todo ello necesitamos el apoyo de toda la sociedad y así favorecer la diversificación económica y la mejora de la calidad de vida en el medio rural. Por eso no podéis faltar a nuestra fiesta, la de las mujeres rurales. ¡Ganamos todos y todas!