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Cultura

El primer feminismo libertario

  • El Archivo Provincial expone como objeto del mes el expediente de secuestro y prohibición abierto a 'El pensil de Iberia' La publicación se hacía eco de los ideales fourieristas

El pensil de Iberia, una de las publicaciones del siglo XIX consideradas "pioneras" en las ideas feministas -o más bien, su prohibición-, protagoniza durante este mes la serie de documentos destacados puesta en marcha por el Archivo Provincial de Cádiz.

Fundada en 1857, El pensil de Iberia fue el nombre que escogieron los fourieristas gaditanos para rebautizar su anterior publicación (El pensil gaditano). Una cabecera que seguiría estando, por supuesto, muy influenciada por Fourier, sobre todo en lo que a condición femenina se refiere: es decir, un socialismo con pátina cristiana que incluía a la mujer como agente social. "Su principal objetivo -explican desde la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía-, era transmitir un discurso igualitario, aun reconociendo que existían diferencias entre el hombre y la mujer. En sus escritos se denuncia la falta de reconocimiento de la capacidad intelectual de la mujer, su difícil acceso a la educación, la doble moral, la dependencia del hombre, los matrimonios de conveniencia, etc".

Demasiado estrambote para permanecer a salvo de los flujos de acción y reacción en los que el siglo XIX fue maestro. Precisamente, sería un artículo referido a esta última realidad -los matrimonios de conveniencia- el que provocaría el expediente de denuncia y recogida de impresos, en 1859, en un proceso iniciado por la denuncia del Obispo de Cádiz al gobernador civil, solicitando (y obteniendo) el secuestro de ejemplares y la prohibición de la publicación. El obispo encuentra en El pensil de Iberia "casi todos los errores contrarios a la Fe y la Moral Cristiana, muy especialmente en los artículos que encabeza con Leyendas Morales, en los que se llega al extremo de suponer que Nuestro Señor excita con su Sagrada humanidad el amor impuro, condena el estado de su matrimonio y santifica el crimen del adulterio".

Este expediente, integrado por la denuncia del obispado, el escrito informando de la recogida de todos los ejemplares, la Orden al Fiscal de Imprenta trasladando la solicitud del señor Obispo, la respuesta al prelado informando de que se han tomado las medidas oportunas, el escrito al Fiscal de Imprenta y el escrito y multa de 500 reales al editor, es el que puede verse expuesto en la sede del Archivo Provincial (Casa de las Cadenas) o consultarse online a través de la página de la Consejería de Cultura.

Las páginas de El pensil de Iberia recogieron por primera vez la idea de conciencia de clase y sexo, si bien en un contexto evangélico. Y, por primera vez, las relaciones hombre-mujer aparecían en términos de opresión -esbozando las cuotas de poder de lo que hoy se entiende como patriarcado- , por "lo que se considera a estas mujeres -continúan desde la Junta- las pioneras del feminismo libertario".

Pero, ¿quiénes eran esas mujeres? Pues según la mancheta de El pensil, Margarita de Celis, María José Zapata, Rosa Butler y Rosa Marina, que acompañaban a sus colegas masculinos: José Bartorelo, Sixto Sáenz de la Cámara, Fernando Garrido y Narciso Monturiol. Por supuesto, y como apunta Inmaculada Jiménez Morell en La prensa femenina en España (desde sus orígenes hasta 1868), abunda la información en torno a ellos, no así respecto a sus compañeras. "Es una revista femenina, La Educanda -expone-, la que nos ofrece algunos apuntes biográficos elaborados por su corresponsal en Cádiz gracias a que Faustina Sáez de Melgar abrió una suscripción 'a favor de la desgraciada y apreciada poetisa gaditana Josefa Zapata'. Francisco de Rioja, el corresponsal, dice de Josefa que 'provenía de una noble familia, aunque de escasos recursos, por lo que tuvo que dedicarse desde joven a labores de primor' pero que, en aquel momento, se sostenía únicamente por los "caritativos auxilios de algunas personas y con el apoyo que le prodiga una señora amiga suya colaboradora también de El pensil, en cuya compañía se halla" -el dinero de esa suscripción se entregaría para sufragar los gastos de la operación de cataratas a la que la autora debía someterse-.

A lo largo del XIX, las autoridades gubernativas disponían de medidas para formar expedientes a publicaciones periódicas que incluían licencias, denuncias y multas, y que son una fuente documental de enorme importancia para el estudio de la prensa y la imprenta en el siglo XIX, así como para el estudio de la censura. Con la vuelta de Fernando VII y el "trienio liberal" se producen movimientos de ida y vuelta en cuanto a la libertad de expresión se refiere. Con el reinado de Isabel II y, sobre todo, durante la década moderada, se reforzarían las medidas de control de prensa. Sin embargo, la ciudad de Cádiz debido a su tradición liberal y periodística, contó con varios periódicos políticos, cosa que no ocurría en otras ciudades españolas.

Anteriormente a El pensil de Iberia, la capital gaditana había visto la aparición de otras cabeceras, de distinto corte, dirigidas al público femenino, como el famoso La pensadora gaditana, El periódico de las damas, El correo de las damas, La moda o El defensor del bello sexo.

La desaparición de El pensil no significaría, sin embargo, la desaparición de sus ideas: los mismos periodistas (María José Zapata, Margarita de Celis, Bartorelo) seguirían proclamando sus ideales en torno al feminismo y el fourierismo en La buena nueva (1866).

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