Con la Venia

Cádiz limpia sonríe. Por Fernando Santiago

CÁDIZ LIMPIA SONRÍE. Vaya por delante lo evidente, no por repetido deja de ser verdad: los gaditanos somos unos guarros y con 25 mil perros es imposible que la ciudad esté limpia, son verdades como puños. El Ayuntamiento no tiene culpa de dirigir una ciudad donde los cerdos son mayoría. El Kichi tardó 6 años en adjudicar un nuevo contrato de limpieza, que se encontró Bruno nada más llegar. Las mejoras que pudiera haber tenían que ver con una nueva empresa, con más personal y mejor material . El nuevo contrato es un quiero y no puedo, no incluye coches eléctricos ni la recogida de la fracción orgánica, como obliga la ley. Es cierto, también, que la sequía llevó a menos baldeos, aunque los que se hacían eran con agua potable en su mayoría, entre otras cosas porque no se hacía la depuración terciaria en la Estación Depuradora que comparte Cádiz con San Fernando. Podría baldearse cada día en todas las calles de Cádiz que luego saldrían los dueños de los perros a dejar excrementos y meadas por las calles, por mucha bolsa y por mucha agua jabonosa que lleven. Todo aquel que haya viajado un poco podrá comprobar que las ciudades más limpias son aquellas en las que hay menos perros. Si eso se suma a una población educada nos daría el resultado de Tokio que con 14 millones de habitantes tiene la ciudad como una patena, que diría el refrán. En Cádiz llegan los dueños, sueltan los perros por los jardines de la plaza de España, donde hacen sus necesidades sin pensar que luego llegan los niños a jugar. Digo yo que si quieren tanto a sus mascotas ¿por qué no hacen las necesidades en sus casas? ¿Por qué tienen que hacer lo suyo en las calles? Recuerdo que en época de Teófila el Ayuntamiento pagaba a una empresa para que le dieran la escoba de plata, de oro y lo que fuera menester, que todo se conseguía a base de dinero, para presumir luego en Cádiz de lo limpia que estaba la ciudad, contra toda evidencia. Una vez se presentaron las nuevas máquinas barredoras mediante una exhibición en el Palillero, con Julio Braña pilotando una como si fuera un Harrier. Nada de eso sirve si luego los aficionados al carnaval o a la Semana Santa dejan las calles llenas de pipas, de desperdicios, de bolsas de patatas o de ganchitos, si tiran las colillas a las aceras , si se mean en cualquier casapuerta, si dejan las latas vacías en cualquier lado, no hay solución. Diga lo que diga el alcalde, yo veo la ciudad igual de sucia que antes, la verdad. El Teru podrá presumir de lo que quiera, que luego hay hoteles que dejan bolsas de basura en la acera, gente que suelta una bombona de butano, un somier, un colchón o cualquier mueble en una esquina. Contra eso no se puede hacer nada, no hay contrato que lo remedie. Somos unos guarros . Fernando Santiago.