por la sierra

El queso de la provincia ya no es ese producto que se vendía en las casas particulares de los productores. Era un queso exquisito el que salía de la cabra payoya, pero no existía ningún control sobre él. Ahora las cosas han cambiado y existe la posibilidad de hacer una ruta degustando un producto quizá no tan conocido como su gusto merece. Esa ruta del queso tendría que empezar, indudablemente, por las poblaciones donde empezó todo. Y todo empezó en Grazalema con sus quesos de oveja. En cualquier rincón de Grazalema es posible degustar sus quesos y adquirirlo, pero, curiosamente, será en otras poblaciones donde podremos dar con variedades mucho más singulares y que, además, permitirán realizar un recorrido turístico que nos lleve desde el parque de Grazalema hasta el parque de Los Alcornocales. Cerca de Grazalema se encuentra la pequeña población de Villaluenga, que cuenta con dos queserías que llevan a gala la modalidad del payoyo. Son Quesos Oliva y Quesos Artesanales de Villaluenga. Ambas juntan numerosos premios. Siguiendo en esa zona podemos alcanzar otra quesería en El Bosque, que lleva el nombre del pueblo, para dar el salto a Ubrique y Benaocaz, donde hallaremos varios establecimientos en los que adquirir no sólo los famosos quesos payoyos, sino también variedades de quesos frescos muy útiles para los postres. Nuestra ruta va a finalizar, tras seguir las quebradas carreteras que llevan por Puerto Galiz en Alcá de los Gazules, donde en la Quesería Artesanal El Gazul podremos hallar nuevas variedades. Ni que decir tiene que este recorrido, con la excusa de conocer los quesos de Cádiz, cuenta con un sinfín de otras posibilidades gastronómicas que iremos conociendo poco a poco.

Para cualquiera de las recomendaciones de esta página sirve un buen vino del Marco de Jerez. Hemos escogido hoy un clásico, el Tío Pepe, que no sólo es buen acompañante en el tapeo (de queso, por ejemplo) sino con cualquier clase de pescado