Toros

Velada taurina en el Hotel Jerez con un gran maestro de picadores

  • Alfonso Barroso, primera figura de los picadores, congregó a numerosos aficionados y compañeros de profesión

El veterano picador Alfonso Barroso, en la velada taurina del Hotel Jerez, con sus hijos Dolores y José Antonio, también varilarguero

El veterano picador Alfonso Barroso, en la velada taurina del Hotel Jerez, con sus hijos Dolores y José Antonio, también varilarguero / Pascual

El picador Alfonso Barroso, una de las tres personalidades referentes del toreo que protagonizan las II Veladas Taurinas del Hotel Jerez, dijo en la sesión del miércoles en la noche a él dedicada, al recibir el cariño del público asistente que llenaba la sala, que agradecía el cariño de todos y que no merecía homenajes porque era un profesional que siempre pasó desapercibido.

Nada más lejos de la realidad porque quien calificó Jerónimo Roldán en la presentación como maestro de picadores -y en la sala había unos cuantos- puede ser uno de los más grandes vestidos de oro a caballo de la historia. Y ahí está una carrera a la que puso broche de oro aquel inolvidable festival en Jerez de su retirada.

Compartió el estrado con sus hijos, Dolores y José Antonio, que lleva camino de destronar a su padre con la vara larga si es que eso es posible, y de la mano de la mayor de sus ocho hijos nos enteramos de que también era figura en casa, con la complicidad y ayuda valiosa de su esposa, a la que la sala dedicó una ovación.

Fue una emotiva semblanza la de Dolores Barroso que recordó vivencias, infancia y que relató su experiencia familiar y la de sus hermanos, porque dijo que "el toreo es una profesión que inculca valores" y su casa fue escuela, como la lucha por la superase y sobresalir profesionalmente, el compañerismo, la camaradería y sobrellevar entre todos y con muy buen ánimo la separación familiar que es consustancial a un torero, viajando por medio mundo buena parte del año.

En ese recorrido por las vivencias profesionales y familiares descubrimos a una familia enamorada del caballo en la que no hay que olvidar al hermano de nuestro protagonista, Paco, que eligió el toreo a pie, allí presente.

José Antonio Barroso agradeció a todos la presencia, entre la que había muchos toreros y Alfonso fue entrevistado por Roldán recordando a Dámaso González a quien calificó como "rey del temple" y a su maestro de referencia, Antonio Ordóñez, en cuya cuadrilla, además de crecer como profesional, creció su inquietud por saber, conocer y leer.

Citó como uno de sus referentes en la lidia a caballo al no menos grande picador José Benítez, allí presente y contó sus idas y venidas con Manzanares, con quien se desvinculaba profesionalmente y se reconciliaba. Un picador a quien le tocan la música en la Maestranza cinco veces y al que va a buscar figuras como Manzanares es que no pasó desapercibido. Un lujo de velada.

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