Toros

Talavante corta dos orejas a una buena corrida de García Jiménez

Alejandro Talavante, que cortó dos orejas, fue el triunfador de la tarde en Valladolid. Perera paseó un trofeo y Castella se fue de vacío.

El encierro de Matilla fue de dulce, no apto para diabéticos. Con un montón de orejas para cortar, sirviendo en bandeja de plata el triunfo a la terna. Sin embargo, el mal uso de los aceros y la falta de conexión con el tendido dejaron el marcador en un discreto resultado.

Miguel Ángel Perera consigue un trofeo y Sebastián Castella se marcha de vacío

Tuvo que llegar Talavante, sobre la bocina, para salirse de los raíles y del guion establecido. La tarde había transcurrido por los cauces de la monotonía y lo reiterativo. Dejó volar los vuelos de su muleta, de sus muñecas brotaron los muletazos con más calado en los tendidos. Relajo y personalidad de Talavante, con otro buen toro. Enterró el estoque como el cuchillo en la mantequilla.

Talavante se las había visto con un tercero de feas hechuras, alto de agujas y frentudo. Caramelo resultó sin clase ni fortaleza. Ante las nulas opciones de lucimiento, decidió abreviar. Sin convicción con la espada.

Castella resultó volteado feamente en el galleo por chicuelinas en el tercio de varas. Despensero tenía la despensa repleta de bondad y clase en su embestida. Codicioso y repetidor en sus viajes por ambos pitones. Castella pulcro y templado, en una labor iniciada con cambiados por la espalda en las rayas. Faena templada y ligada del de Beziers, toda ella en una baldosa. Sin embargo resultó fría como un témpano no llegó al tendida. Deficiente con la tizona.

Castella toreó de rodillas a la verónica en el cuarto. Más fibra al asunto le puso Castella, con un animal manejable, algo rebrincado en la embestida. Dejó pasajes estimables al natural, el pitón de mayores posibilidades. Faena con altibajos, algo brusca en los embroques. Le costó cuadrarlo, se atascó con la espada.

Perera cuajó al tercero, Terremoto que derrochó codicia e hizo surcos en la arena. Perera cimentó una intensa faena en el temple la quietud y el trazo largo en los muletazos. Lo empujó a embestir, tanto sobre la diestra como al natural.

En el tramo final la faena subió enteros en el sismógrafo, con un toreo de cercanías marca de la casa, rizos, circulares invertidos, impávido. Un sainete con los aceros le privó del triunfo.

Mostró fijeza en el peto Catavino. Suave y largo llevó Curro Javier a este quinto. A media altura la apertura de faena. Voluntarioso y firme Perera, amontonado por momentos, se encontró fácil. Mató de estocada baja.

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