Entrevista

Franco Cardeño: "Si volviera a torear, me jugaría la vida de nuevo a portagayola"

  • Mañana, festival en Espartinas a beneficio del torero trianero, marcado por una espeluznante cornada en 1987, cuando un toro le arrancó la cara en la Maestranza

La vida le ha golpeado fuerte. Sin embargo, Jesús Franco Cardeño habla con serenidad e incluso, increíblemente, se siente feliz por aquel encuentro con Hocicón, el toro de Prieto de la Cal que le arrancó la cara el 8 de abril de 1997, cuando lo recibía a portagayola en la Maestranza. Ahora está entregado en cuerpo y alma en el festival homenaje que le darán varios compañeros mañana sábado en la plaza de Espartinas, a las 18:30.

-¿Qué supone este reconocimiento?

-Representa el sacar de la banca rota a un profesional del toro que tiene una incapacidad total, con una pensión de 370 euros mensuales, después de 35 años, que primero cotizó en el Montepío de toreros y desde el 81 en la Seguridad Social. Mi situación actual es malísima. Con ese dinero no puedo sacar adelante a mi mujer y a mi hija -Clara, 5 años, de la que afirma que es una gran aficionada y que no le importaría que fuera torera-. No me gusta decirlo, pero lo estoy pasando muy mal. Le hablo con el corazón. Para quien no pueda acudir personalmente también hay una fila cero. Está abierta en cualquier entidad bancaria a nombre de Festival Taurino Franco Cardeño. Banco Pastor.

-¿Qué alicientes tiene el cartel?

-Es un cartel de bandera; de Feria de Sevilla. El rejoneador Leonardo Hernández, triunfador de Madrid, lidia un astado de Flores Tassara; Niño de la Capea, un figurón, torea un toro de Carmen Lorenzo; el maestro Ortega Cano uno de Yerbabuena; Pepe Luis Vázquez, torero sevillano de ayer, de hoy y de siempre, uno de Santiago Domecq; Martín Pareja Obregón lidiará uno de los Guateles; Pérez Mota uno de Pereda y el novillero Javier Jiménez un eral de Espartaco. Como sobrero, uno de Marqués de Albaserrada. Doy las gracias a toreros, ganaderos y a muchas aquellas otras personas que también participan desinteresadamente.

-¿Cuántas veces ha revivido aquella película en la que recibía al toro a portagayola?

-Infinidad de veces. Pero siempre he pensado que como torero tenía que irme aquel día a la puerta de chiqueros y lo hice. Yo siempre he vivido para el toro y he creído que es lo más serio e importante de la vida. Antes de la de Sevilla ya había recibido dos cornadas a portagayola: una en Lloret de Mar y otra en Ciudad Rodrigo. Si volviera a torear, volvería a jugármela a portagayola. Tardé dos meses en recuperarme de aquella cornada, que fue la número 11, y cuando lo hice, en Niebla, me fui a portagayola y con el mismo traje, un azul rey y oro.

-¿Le costó mucho superarlo?

-Cuando me veía la cara desfigurada entré en un periodo con una gran depresión.

-¿Tiene todavía secuelas de aquella terrible cornada?

-Varias. Entre otras cosas el ojo derecho me lagrimea, el tabique nasal lo tengo al 40% y me cuesta respirar cuando hago esfuerzos y también tengo tres hernias discales.

-La cogida fue en la Maestranza. ¿Por qué no se celebra el festival en ésta plaza?

-Ha sido imposible. Ya no se dan festivales. Hubiera tenido más repercusión. Pero la plaza de Espartinas es cómoda y bonita. Yo no exigo. Tengo que coger lo que me han ofrecido.

-Tras el percance, ¿cómo ha sido su vida?

-Después del percance, le daba gracias a Dios.

-¡¿Cómo?!

-Sí, sí. Le daba gracias a Dios. Únicamente tenía aquella Corrida de la oportunidad y tras la cornada toreé 60 festejos: eso sí, la mayoría festivales, en los que no cobré. Me llevé cuatro años toreando.

-Lo dice como si se sintiera feliz por aquella cornada...

-Le voy a contar un secreto. El carnicero José Muñoz cortó la cabeza del toro Hocicón. Creían que me había matado. Cuando me repuse Muñoz me la entregó. La tengo en mi casa. Y a ese toro le pongo dos velas porque cambió el transcurso de mi vida. Toreé, como le he dicho, cerca de 60 festejos y Franco Cardeño fue conocido en el mundo entero. Le debo mucho a ese toro. Dios me ha recompensado. En la calle, algunos me preguntan, "¿cómo está, maestro?", a pesar de que soy un torero modesto.

-¿Cuáles son ahora sus aspiraciones?

-Que se llene la plaza de Espartinas a reventar.

-¿Ha pensado en algún momento continuar vinculado al mundo del toro?

-No. No he hablado con nadie. Tengo capacidad para asesorar a algún torero, acompañarlo o bien ver toros en el campo. Soy joven. Tengo 55 años.

-Su carrera estuvo marcada por la dureza.

-Sí. Aunque en la época de novillero llegué a torear 70 novilladas picadas. Y en Sevilla he sido de los toreros locales que más ha toreado. Lo hice 11 tardes como novillero y dos como matador de toros. Toreé en Venezuela, Ecuador, Perú y México.

-¿Qué tipo de torero era y quién le apasiona ahora?

-A mí me gustaba el toreo clásico, el toreo de arte. Decidí hacerme torero viendo a Ordóñez en una Feria del 68. Ahora me impresiona José Tomás. Tiene el bastón de mando porque se pone en el sitio en el que no se ponen los demás.

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