Toros

De 'El Ciclón de Jerez' a 'El Pirata de Pamplona'

  • Padilla sale a hombros de una legión de 'corsarios' y Daniel Luque, corta una oreja

Retornaba Padilla a Pamplona, tras una grave cogida el pasado octubre en Zaragoza, donde perdió el ojo izquierdo. Y los tendidos aparcaron sus canciones tradicionales y se pusieron a las órdenes de El Ciclón de Jerez, quien por un día -¡posiblemente uno de los días más hermosos de su vida!- se convirtió en El Pirata de Pamplona. Porque los tendidos de sol habían sido abordados por piratas buenos, con parches de pega, que ondeaban la enseña de los temerarios, como temerario es este Padilla que no sólo no se rindió, sino que arrostró con arrojo su lucha hasta una reaparición que está siendo sumamente triunfal.

Con paso firme y parche en su ojo izquierdo, abría el paseíllo el jerezano. Y durante la corrida, los piratas de arriba, con vino en sus botas navarras, en lugar de ron caribeño, enronquecían sus gargantas a grito pelado: "¡Padilla, qué huevos tienes!", "¡Padilla, qué huevos tienes!". Era como un aviso para navegantes, incluidos El Juli y Luque. Allí, en el ruedo y en los tendidos, "el puto amo", como rezaban las camisetas que se habían repartido por la solanera, era Padilla. Además de los gritos, los piratas buenos ondeaban sus gigantescas enseñas, con calaveras y huesos. Jamás se vivió una entrega a un diestro como el de las veinte mil almas que llenaban el coso pamplonés, bombeando como un sólo corazón y una única voz que gritaba "¡Illa, illa, illa, Padilla maravilla!".

El Juli, con un pésimo lote, se marchó de vacío. Luque tampoco pudo sacar provecho del anovillado tercero, muy flojo y deslucido. Y con el escurrido y molesto sexto, que embestía a cabezazos, realizó una labor porfiona que le valió una oreja.

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