Tecnyconta Zaragoza-Betis E. Plus

Instrucciones para tirar un partido (102-98)

  • El Betis acaba siendo derrotado por el Zaragoza después de dejar escapar la ventaja de 12 puntos con la que llegó al último cuarto.

  • El equipo bético se cargó de personales desde muy pronto y acabó con cuatro expulsados.

El bético Nachbar (i) defiende a Pursl (d).

El bético Nachbar (i) defiende a Pursl (d). / EFE

Decía Zan Tabak en la víspera del choque frente al Zaragoza que, dada la igualdad de los dos equipos, el triunfo de uno o de otro se resolvería por pequeños detalles. Y no se equivocó. Lo que nadie esperaba es que, al final, los detalles fueran de tan grueso calibre. La victoria cayó del lado local, aunque cabría enunciar que el lado visitante, el bético, hizo bien poco en el último cuarto para que cayera a su conveniencia. La cantidad de errores en las que incurrió el conjunto verdiblanco en el periodo definitivo, al que había entrado con una ventaja de 12 puntos, determinó el resultado final. ¿Y los árbitros? Para eso está Tabak.

Una derrota que pudo no serla y que hace ahora la cuarta consecutiva. De ese modo el Caja no sólo permitió a un rival directo como el Zaragoza alcanzarlo en el casillero de encuentros ganados (ocho) sino que vio cómo era igualado en el básket average particular (el Betis perdió ayer con la misma diferencia de tres puntos con los que ganó en la primera vuelta en San Pablo), con lo que se complica finalizar la competición por delante de los zaragozanos en caso de cerrarla empatados.

Efectos secundarios aparte, el Betis dejó escapar la victoria por una escandalosa falta de sesera en los instantes decisivos, sí, pero también concurrió un compendio de factores que integraron un decálogo de instrucciones de cómo no jugar al baloncesto. Porque, si bien los verdiblancos realizaron un excelente trabajo durante los primeros tres cuartos (la defensa actuó a buen nivel y el ataque contó con unos sobresalientes porcentajes), el último cuarto se dedicaron a no competir. Sencillamente no jugó. Las cinco pérdidas de balón en estos últimos compases, de un total de 15 en todo el choque, reflejan una indudable deficiencia de la gestión de los ataques en el periodo definitivo.

Los detalles de los que hablaba Tabak antes del partido, como se evidencia, fueron del grosor de un camello que ha de entrar por el ojo de una aguja. Hasta aquí las causas manejables. Ahora las inmanejables: que el Zaragoza lanzara 37 tiros libres, cuando su promedio no llega ni a 23 por partido, habla a las claras de una ligera ventaja siendo como es, además, el equipo de la ACB con mejor porcentaje de tiro desde la línea de personal. Este apunte contiene además un efecto colateral. Los jugadores verdiblancos fueron cargándose de faltas desde pronto, demasiado pronto, recuentos que fueron condicionando igualmente el juego en defensa de los hombres en la pista en el último tramo.

Uno a uno, durante los últimos cuatro minutos de la contienda –pues Tabak consideraba además que debían ser ellos quienes se mantuvieran expuestos a la quinta personal–, fueron saliendo por eliminación, y por este orden cronológico, Stojanovski, Milosevic, Alfonso Sánchez y, cómo no, Mahalbasic. Así, en los últimos minutos, mientras los equipos se repartían diferencias alternas de uno o dos puntos, al Betis le fueron desapareciendo los jugadores importantes, aquellos llamados a jugársela con confianza en los momentos decisivos. Y cuando nadie la quería, cuando la pelota hacía sangre en las manos, fue Nachbar quien la cogió, quien se la jugó y quien falló.

Si se trata de una crónica del partido, de comienzo a fin, cabe destacar la igualdad reinante en el primer cuarto del duelo. Ausente Lockett, fue Alfonso Sánchez el elegido para sustituirlo. Y el jugador malagueño respondió, y tanto que lo hizo, protagonizando unos números ofensivos de ensueño. Él y Nachbar llevaron el peso anotador en el comienzo, donde se vio a un Mahalbasic derrotado provisionalmente por un motivado Kraljevic y por las ayudas que provocaban un dos contra el verdiblanco cada vez que ganaba la posición en la pintura local.

El pívot bético, más exigido sin Triguero en el banquillo, reparó en que, si había dos jugadores del Zaragoza con él, uno bético debía andar libre. Y es en esa faceta donde el Betis comenzó a tomar diferencias en el segundo cuarto, un periodo en el que Tabak situó como alero alto a Milosevic, después de comprobar que Benzing abusaba de altura ante Alfonso Sánchez en el poste bajo bético.

Muy acusado por la acumulación de faltas personales y siendo superado en el rebote ofensivo, el Betis bogaba tranquilamente en el choque gracias a sus impresionantes porcentajes en el tiro (39% local frente al 60 % visitante en tiros de campo al término de la primera mitad). Y, si bueno había sido el saldo en el segundo cuarto, mejor iba a desarrollarse el tercero, en el que los teóricos suplentes y un soberbio Nachbar se encargaban de ir incrementando la diferencia hasta los 15 puntos tras una canasta de Chery a falta de 20 segundos para el final del cuarto.

El Zaragoza, sin embargo, apretó el pistón defensivo en el último cuarto. En paralelo, una nube oscureció las mentes de los béticos, algo cansados entonces, quienes se dedicaron a tirar a la basura la ventaja lograda anteriormente a base de pérdidas, pésimas elecciones de tiro y la comisión de faltas personales, que llegaron a 34 al final. Una barbaridad.

Ficha técnica:

102 - Tecnyconta Zaragoza (23+24+22+33): Tomás Bellas (9), Gecevicius (26), Benzing (18), Fotu (14), Kraljevic (8) -cinco inicial- Juskevicius (-), Sergi García (16), Servera (-) y Jelovac (11).

99 - Real Betis Energía Plus (25+28+28+18): Radicevic (11), Stojanovski (14), Alfonso Sánchez (13), Nachbar (25), Mahalbasic (14) -cinco inicial- Tomeu (-), Cate (2), Milosevic (10), Marc García (3) y Chery (7).

Árbitros: Martín Bertrán, Bultó y Caballero. Excluyeron por personales a Jelovac (min.36), Stojanovski (min.37), Milosevic (min.39), Alfonso Sánchez (min.40) y Malhabasic (min.40).

Incidencias: partido correspondiente a la vigésima jornada de la Liga Endesa disputado en el Pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza ante unos 6.000 espectadores.

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