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Sociedad

Los muertos por el tifón de Birmania se elevan ya a 10.000

  • Un diplomático afirma que el ministro de Exteriores, Nyan Win, ha hecho un balance provisional tras el paso del tifón Nagris en el que número de muertos se eleva muy por encima de 4.000, la cifra difundida por la televisión del Estado.

La Junta militar birmana cuenta con un balance provisional de 10.000 muertos como consecuencia del paso del ciclón Nargis el pasado fin de semana por el país, así como otros 3.000 desaparecidos, según ha explicado hoy un diplomático tras una reunión sobre la situación con el ministro de Exteriores, Nyan Win.

"El mensaje básico fue que creen que el balance provisional es de unos 10.000 muertos y 3.000 desaparecidos", indicó en Bangkok el diplomático que estuvo presente en la reunión con el ministro birmano.

Hasta al momento, los datos oficiales difundidos por los medios de comunicación del Estado son de casi 4.000 muertos y cerca de 3.000 desaparecidos.

En Bangkok, la Organización Mundial de la Salud (OMS), UNICEF y otras agencias de la ONU implicadas en la respuesta a los desastres naturales se reunieron hoy para examinar la situación y coordinar un plan de acción que incluirá reabrir las carreteras bloqueadas, para poder llegar a todas las áreas necesitadas.

La Federación Internacional de la Cruz Roja, presente en la reunión, ha establecido un fondo de emergencia de 200.000 francos suizos (123.168 euros o 190.393 dólares) para los damnificados.

La Cruz Roja ya comenzó a distribuir auxilios básicos entre los afectados, como plásticos con los que cubrir los tejados que arrancó el ciclón, o pastillas para potabilizar agua, además de mantas, ropas.

La reapertura hoy del aeropuerto de Rangún agilizará la llegada de la ayuda internacional a Birmania.

Los fuertes vientos, de hasta 190 kilómetros por hora y rachas de 240, han provocado cuantiosos daños materiales y aldeas totalmente aisladas en las poblaciones del delta del río Irrawaddy, informaron los medios oficiales del régimen birmano.

De las cinco regiones donde se ha declarado el estado de emergencia, el área más afectada es la división de Ayeyawaddy, 220 kilómetros al suroeste de la antigua capital en Rangún.

Otras 162 personas perdieron la vida en la isla de Haing Gyi, en el Océano Índico, donde los meteorólogos anunciaron que el ciclón generará olas gigantes de casi cuatro metros de altura.

Las autoridades y las organizaciones de ayuda humanitaria trabajan contrarreloj para llevar material de emergencia a las víctimas, aunque es prácticamente imposible acceder a zonas remotas y la mayoría de líneas telefónicas no funciona.

Naciones Unidas celebra hoy en Bangkok una reunión para coordinar a todas sus agencias, mientras la Cruz Roja hará lo propio en Rangún con un representante de la Junta Militar.

Fuentes de la disidencia aseguraron que muchos residentes de Rangún, la mayor ciudad del país y que sufre un apagón total desde el viernes por la tarde, denuncian que el Ejército no está haciendo lo suficiente para socorrer a los afectados.

El aeropuerto internacional, que llevaba cerrado desde el sábado por las fuertes lluvias, reanudó hoy su actividad.

Residentes de Rangún aseguraron que jamás vivieron una situación similar en la urbe de cinco millones de habitantes, que esta mañana hacían fila para comprar velas, cuyo precio se ha duplicado en sólo tres días tras dispararse la demanda.

Por otra parte, la oscuridad elevó el temor de los comerciantes, que han colocado rejas y venden sus productos a través de pequeñas ventanillas para evitar saqueos.

La tragedia de Nargis se produce sólo una semana antes de que los birmanos voten, el próximo 10 de mayo, en el referéndum sobre el proyecto constitucional redactado por el régimen, sin contar con la oposición democrática.

Ante la importancia de esta cita, las autoridades no difundieron inicialmente el impacto real del ciclón y se desconoce si la catástrofe afectará a la celebración del plebiscito en las zonas dañadas.

Birmania (Myanmar) está gobernada por los militares desde 1962 y no celebra elecciones democráticas desde 1990, cuando el partido oficial fue aplastado por la coalición opositora de la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, unos comicios cuyos resultados no fueron reconocidos por la Junta.

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