Sociedad

Tras el hielo del planeta rojo

  • Después de un viaje de 679 millones de kilómetros, que ha durado nueve meses, otro ingenio humano pisará la superficie de Marte en busca de rastros de vida

La sonda Phoenix llegará esta noche, ya madrugada, al final de su viaje de 679 millones de kilómetros para el primer descenso de un artefacto humano sin colchones de aire en la superficie de Marte en más de treinta años. La sonda busca hielo. El hielo que existe en el planeta rojo y que, si se ha licuado, podría albergar (o haber albergado) la existencia de microorganismos vivos, justamente parecidos a esas bacterias capaces de vivir en condiciones imposibles y que los científicos llevan años estudiando en el sistema fluvial cercano a las minas onubenses de Riotinto.

La cápsula, que pesa unos 400 kilos y que empleará un paracaídas y cohetes para amortiguar su asentamiento, se dirige a un punto cercano al polo norte marciano, en una latitud mucho más alta que todas las otras máquinas de exploración enviadas desde la Tierra.

Para la agencia espacial estadounidense (la NASA), esta misión de 457 millones de dólares, que comenzó con el lanzamiento de la Phoenix en agosto del año pasado desde Cabo Cañaveral, está preñada de peligros y de promesas. La etapa más incierta de la misión comenzará esta noche a las 01.23, hora española, cuando Phoenix (llamada así porque está montada en parte con elementos de un artefacto anterior que quedó destruido) se desprenda de los equipos que la propulsaron durante nueve meses y pivote poniendo por delante su escudo térmico. Ocho minutos después, Phoenix penetrará en la tenue atmósfera del planeta a 20.520 kilómetros por hora y comenzará un período de suspense en el control de la misión de la NASA, establecido en Pasadena (California), cuando se silencie la comunicación desde la cápsula. Cuando Phoenix esté a 192 segundos de su contacto con la superficie marciana, desplegará sus tres patas, y 109 segundos después, cuando esté a unos 30 metros del suelo, se encenderán los cohetes de freno que, si todo sale bien, procurarán un descenso suave.

Todos los artefactos espaciales que han descendido exitosamente en Marte desde 1976 han usado colchones de aire que los envuelven y amortiguan el impacto. El inconveniente de este método de descenso, más seguro, es que el aparato rebota, salta y rueda de manera que no puede controlarse exactamente el sitio de asentamiento. Para esta misión, la NASA ha seleccionado un área de 97 kilómetros de largo y 20 de ancho después de estudios de imágenes de alta resolución, tomadas por satélites, a fin de evitar los puntos más rocosos.

Los técnicos de la misión esperan que Phoenix señale su llegada aproximadamente media hora después de su ingreso en la atmósfera marciana y unos 15 minutos después de que haya tocado suelo y extendido sus paneles solares. La razón de la demora es que las señales de radio deben viajar 275 millones de kilómetros desde Marte a la Tierra. Una vez desplegado, todo el artefacto medirá unos 5,5 metros de ancho y 2,5 metros de alto. La sonda cuenta con un brazo robótico para la excavación de zanjas y la toma de muestras de suelo para análisis.

De las 11 misiones que desde 1971 han intentado descensos en Marte, lanzadas por Estados Unidos, Rusia y el Reino Unido, sólo cinco han tenido éxito. La NASA suspendió sus trabajos en esta exploración durante unos dos años después que la cápsula Mars Polar Lander (otra sin colchones de aire) se perdiera en diciembre de 1999 en algún sitio cerca del polo sur marciano. En enero de 2004 se posaron exitosamente en Marte las dos máquinas de exploración Opportunity y Spirit, que emplearon los globos amortiguadores y exploraron regiones próximas al ecuador marciano.

La exploración de Phoenix permitirá que los científicos tengan más información sobre la existencia de agua en Marte. Los expertos de la NASA creen que el agua que hubo en Marte se hundió bajo la superficie donde ahora existe como cristales helados.

La Phoenix recogerá y examinará muestras de hielo y rocas en busca de pruebas de formas microscópicas de vida.

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