iglesia En España es un fenómeno muy nuevo, pero en Italia y en EEUU es algo muy extendido

Los diáconos recobran importancia

  • La falta de sacerdotes y vocaciones hace que los obispos recurran a esta figura para subsanar el problema de tener 18.633 párrocos para 22.686 parroquias

La Iglesia católica afronta un serio problema de escasez de sacerdotes y vocaciones que deja a miles de pueblos sin párroco propio, una situación que algunas diócesis intentan paliar con la ayuda de diáconos, pese a la desconfianza o desconocimiento de muchos frente a esta figura.

Los diáconos son hombres, casados o solteros, que se han ordenado en una ceremonia muy similar a la de ordenación de los sacerdotes y que tienen autoridad para realizan muchas de las funciones de éstos, salvo consagrar o absolver los pecados.

Así, un diácono puede bendecir, bautizar, casar, dar la comunión, llevar el viático a los moribundos, presidir la celebración de la palabra o los funerales y ceremonias de sepultura al igual que puede hacer un sacerdote.

"En una situación de falta de vocaciones, los diáconos podrían servir un papel muy importante, pero no les dejan por desconocimiento o desconfianza", explicó el sacerdote José María Estudillo, responsable durante 17 años de la Comisión Diocesana para el Diaconado Permanente de la Archidiócesis de Sevilla.

La figura del diácono estuvo muy presente en los primeros siglos de la historia de la Iglesia pero desapareció en torno al siglo VIII y no se reinstauró hasta mucho más tarde en la celebración del Concilio Vaticano II, en la década de 1960.

En España existen actualmente unos 400 diáconos, la mayoría casados y con hijos, que sirven en más de la mitad de las diócesis españolas a las órdenes del obispo.

Así, en Sevilla hay 53 diáconos permanentes ordenados, en Madrid, 23, y en Jerez de la Frontera 19; por contra, muchas son las diócesis en las que el obispo aún no se ha decidido a restaurar el diaconado, lamentó Estudillo.

Según datos oficiales de la Conferencia Episcopal Española (CEE), en España hay actualmente 18.633 sacerdotes para atender a 22.686 parroquias, lo que deja al menos a 4.053 de ellas sin cura propio, hechos que hacen que la figura del diácono vuelva a tomar importancia ante esta falta de párrocos en nuestro país.

Pero la realidad es aún más grave, ya que estas estadísticas no distinguen entre los curas en activo y los de más de 70 años, y existen numerosas parroquias importantes en centros urbanos que cuentan con más de media docena de sacerdotes.

"Los diáconos podrían ser la solución y muchos obispos ya lo han comprendido", subrayó Estudillo, quien apuntó que los obispos de Lérida y Cantabria, entre otros, promueven el diaconado, que en España aún es un fenómeno "muy nuevo" pero que en Italia o Estados Unidos está "muy extendido y no sorprende a nadie".

Y ése es precisamente el lamento de Estudillo, quien cree que si la figura del diácono no se ha extendido más es porque "muchos sacerdotes y obispos no lo ven", pese a que en circunstancias de falta de vocaciones pueden hacer un papel muy importante".

"En todos los gremios, cuando surgen figuras nuevas siempre hay quien desconfía y cree que perderá cuota de poder o protagonismo, pero no tiene por qué ser así", aseguró.

De hecho, varios diáconos consultados lamentan la "desconfianza" de los sacerdotes, "que creen que les vamos a quitar el puesto", dijo uno; "o nos ven como curas de segunda", apuntó otro.

En España, la mayoría de los diáconos son hombres mayores de 50 años, que han vivido muy cerca de sus parroquias y que, tras la jubilación, han dado el paso y se han comprometido: profesores, abogados, comerciantes, agentes de seguros o periodistas, que han cursado al menos cuatro años de estudios específicos y se han ordenado diáconos.

Como Julián Manzano, un montador-soldador de la metalurgia que, cuando tuvo que abandonar su profesión por incapacidad, se lanzó a estudiar y con 52 años se ordenó diácono.

Tres años más tarde es responsable de siete parroquias de Lérida por encargo del obispo ya que, como subrayó, "no estamos a las órdenes de un cura, estamos al servicio del obispo".

En principio, los diáconos no cobran por su trabajo y lo compaginan con su profesión, salvo que el obispo les pida dedicación exclusiva y entonces cobran unos 400 o 500 euros al mes.

Gerardo Dueñas, un ingeniero industrial de 37 años, casado y con 2 hijos, que es diácono en Madrid y sirve en la Parroquia de la Luz, también vivió la sorpresa de sus vecinos al verle en el altar, vestido "casi de cura" y leyendo el evangelio en misa. Dueñas explicó que la labor de los diáconos se centra en el "ministerio de la palabra", que incluye la dirección de catequesis y grupos de oración; la litúrgica, con la celebración de ceremonias como bautismos, bodas o entierros, y la de caridad, lo que lleva a muchos diáconos a ser responsables de las Cáritas locales.

"Lo que no vamos a hacer nunca es sustituir a los sacerdotes, son órdenes distintas y además, somos poquísimos así que, a nivel pastoral, no vamos a solucionar nada", dijo tras señalar que, en Madrid hay más de 1.500 sacerdotes y sólo 23 diáconos.

"Y hay trabajo para todos", afirmó Gerardo Dueñas.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios