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Religión

Un abogado sevillano revisa el proceso judicial contra Cristo

  • José Antonio Martínez, doctor en Derecho Penal y Ciencias Criminales por la Universidad de Sevilla, ve un proceso "lleno de crasas y flagrantes ilegalidades e indefensión".

Un detalle de la Sábana Santa.

Un detalle de la Sábana Santa. / M.G.

El proceso judicial que acabó con la muerte de Jesucristo estuvo plagado de irregularidades judiciales, además de que no tenía como fin juzgarle, sino ajusticiarle, según la revisión que ha realizado del mismo el abogado sevillano José Antonio Martínez.

Martínez, doctor en Derecho Penal y Ciencias Criminales por la Universidad de Sevilla, ha realizado una revisión de todo el proceso que acabó con la muerte de Cristo, que "desde el punto de vista jurista fue infame por las innumerables irregularidades cometidas a lo largo del proceso, lleno de crasas y flagrantes ilegalidades e indefensión", ya que "el sumo Sacerdote ya tenía previsto dar muerte a Jesús".

Por eso, explica en el trabajo de revisión, remitido a Efe, que decidieron "hacer una farsa de un juicio sin garantías jurídicas, con apariencia de legalidad procesal y judicial, presentando testigos falsos, pero aún así, no lograron conseguir pruebas ciertas que le incriminaran en delito alguno".

Señala que admitir que era el hijo de Dios "fue considerado por el Sumo Sacerdote y por los allí reunidos como palabras blasfemas, y ello decidieron condenarle a muerte, y cuando fue conducido al gobernador Poncio Pilatos cambiaron la acusación, pues como la blasfemia no estaba castigada penalmente en Roma, se le acusó de prohibir pagar los impuestos y de que él mismo era Cristo, un Rey".

"Una vez que Poncio Pilatos interrogó a Jesús, se dio perfectamente cuenta que no era un criminal, no vio delito en las acciones de Jesús, y consideró que la pena de muerte era demasiado y que había sido entregado por envidia, pero tanto el Sumo Sacerdote como el Consejo de Ancianos, convencieron al gentío para que pidieran la libertad de un preso llamado Barrabás, y la muerte de Jesús", señala.

Además, el procedimiento penal de Jesús "fue llevado a cabo a puerta cerrada y con un gran secretismo, en lugar de llevarlo durante la luz del día y con audiencia pública, y tan injusto que fue arrestado sin la declaración de dos testigos necesarios para que le imputaran, y sin haberle formulado acusación criminal", explica.

Pero una de las irregularidades más llamativas era que el "delito" de blasfemia u omisión de pago de impuestos no estaba castigado con la pena de muerte, "a no ser que hubiese realizado sedición armada, cosa que Jesús no hizo, y aun así, Poncio Pilatos lo condenó a muerte sin pronunciamiento de sentencia condenatoria".

Incluso, la propia muerte en la cruz fue "ilegal", ya que "con el objeto de acelerar la muerte de los delincuentes, les rompían las piernas, una práctica conocida como crurifragium, pero eso no se lo pudieron hacer a Jesús, pues cuando lo intentaron ya estaba muerto, como consecuencia, que un soldado romano llamado Longino le atravesó con una lanza el costado".

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