Polémica Cinco euros al turismo por entrar en Venecia: una tasa muy alejada de la situación actual en Cádiz

Sociedad

Cosecha de muerte en Myanmar

  • El ciclón que asoló el sábado el país asiático deja ya más de 10.000 fallecidos · El Gobierno solicita ayuda a la comunidad internacional · Las agencias humanitarias preparan su respuesta en Bangkok

Más de 10.000 vidas tragadas por la tormenta. Ésta es la cosecha que se ha llevado la muerte al paso del ciclón Nargis, que se abatió este fin de semana Myanmar [este país dejó de llamarse Birmania en 1989, por orden de una de las juntas militares que lo gobiernan desde 1962, para reflejar su diversidad étnica]. "Según las últimas informaciones, más de 10.000 personas han muerto", aseguró ayer Nyan Win, ministro de Relaciones Exteriores quien advirtió que "aún se está recabando información, por lo que podría haber más víctimas". Nyan Win añadió que su país necesita ayuda internacional.

Anteriormente, la emisora de televisión oficial del país, MRTV, controlada por la junta militar birmana, había ofrecido un balance de "3.969 muertos y 2.129 personas desaparecidas en las regiones de Irrawaddy y de Rangún". El canal ya advirtió de que los servicios de emergencia aún no habían podido acceder a las zonas más remotas, por lo que el balance de víctimas podía incrementarse. "Podría haber decenas de miles de muertos en la localidad de Bogalay y varios miles más en Labutta", en el delta del Irrawaddy (al suroeste del país), que fue la primera región afectada por el ciclón el viernes por la tarde, con vientos que oscilaron entre los 190 y los 240 kilómetros por hora.

El paso de ciclón afectó a cinco regiones (Rangún, Irrawaddy, Pegu, y a los estados de Mon y Karen), que fueron declaradas zonas catastróficas, aunque fue el delta del Irrawaddy el que más sufrió por el paso de Nargis. A la tragedia humana causada directamente por este desastre natural hay que añadir otra más, también sin cuantificar: las repercusiones de la gran tormenta sobre los cultivos de arroz, alimento base en toda la zona que puede volverse inasequible para la población en los mercados locales, dada la actual coyuntura internacional de alza de precios de los alimentos.

La catástrofe ha barrido un país que atraviesa una situación política delicada y que es uno de los más pobres de Asia. En este contexto, una ONG defensora de los derechos en Birmania denunció ayer que 36 presos murieron en una cárcel cercana a Yangón cuando los guardas abrieron fuego contra un millar de reclusos amotinados durante el paso del ciclón. El motín se inició después de que los guardias obligaran a los presos a permanecer en el vestíbulo de la cárcel a pesar de que el ciclón había destruido numerosos tejados de zinc de la prisión, según la Asociación de Asistencia para los Prisioneros Políticos, con base en Bangkok. Esta ONG, que calificó la ación de "despiadada", "innecesaria" y "brutal", reclamó una investigación independiente sobre este suceso, que provocó también 70 heridos.

A pesar del desastre, el diario oficial New Light of Myanmar publicó ayer que el régimen militar mantiene para el sábado próximo la convocatoria de un referéndum sobre una nueva Constitución que abriría la vía a elecciones multipartidistas en 2010. "No queremos democracia, ahora sólo queremos agua", comentó ayer un hombre que hacía cola frente al pozo de un vecino en Rangún.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios