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Contra el mal del visitante

  • El equipo de Álvarez, cuya imagen a domicilio ha decepcionado, tiene que vencer en Santander para luchar por la Champions · Dejando al margen a Madrid y Barça, las citas del Mallorca son mucho más cómodas

El Sevilla debe luchar contra sus propios vicios. Todo lo que no sea ganar en Santander será dejar su destino en manos de dos equipos que no se juegan prácticamente nada, Deportivo y Espanyol, los cómodos rivales del Mallorca una vez que reciba al Real Madrid. Por ello, para mandar en su propio sino con el objeto de seguir manteniendo el pulso con el equipo bermellón por el cuarto puesto, el equipo de Antonio Álvarez está obligado a transformarse y zanjar el mal que viene acusando precisamente desde que llegó al banquillo: aún no ha dado con la tecla como visitante y ya no le queda margen de error alguno.

El desempeño del Sevilla como visitante está decepcionando hasta el punto de que por ahí se le podría ir la Champions. Álvarez, sin tiempo para nada, se estrenó en Villarreal el Domingo de Ramos con una derrota sin paliativos: fue superado de cabo a rabo y perdió 3-0. Luego llegaría la reacción en Málaga, donde el equipo supo sobreponerse para remontar un 1-0. Claro que lo logró con dos chispazos a balón parado. Y, posteriormente, volvió a decepcionar ostensiblemente tanto en Valladolid, donde fue borrado del campo por la agresividad del rival, en el primer partido en el José Zorrilla de Javier Clemente, como en Getafe, donde ni las mejores versiones de Kanoute y Luis Fabiano bastaron ante las enormes facilidades que ofreció el sistema defensivo al completo.

En total, el Sevilla acumula en su feble rol de visitante un triunfo, tres derrotas, 10 goles en contra, y seis a favor. Unos dígitos que no invitan a la confianza ante la visita de mañana a El Sardinero, donde su huésped, para más inri, está involucrado de lleno en la pelea por evitar el descenso. Evidentemente, no será un partido cómodo, ni mucho menos. Al Racing se le presupone agresividad e hipermotivación para superar por las bravas a un rival siempre temido como el Sevilla.

El partido de El Sardinero será dos horas antes que el Mallorca-Real Madrid, un duelo que abre la espita de la esperanza para el Sevilla. Lo mismo que en Mallorca confían en que el Barcelona les devuelva el sábado lo que les pueda quitar el Madrid mañana...

Pero, dejando a un margen la doble visita a Palma y Sevilla de los candidatos al título, lo cierto es que el conjunto de Gregorio Manzano tiene un carril mucho más cómodo en este sprint final, como si ya hubiera ganado la cuerda para tomar la última curva con ventaja, amén de los dos puntos de diferencia. El Deportivo, el peor equipo de la segunda vuelta, en Riazor, y el Espanyol, en Son Moix, serán sus últimos obstáculos. Mientras que el Sevilla debe visitar a dos equipos que están implicados en la enconadísima pugna de la zona baja, pues cierra la Liga en Los Juegos del Mediterráneo ante un Almería que hoy recibe al Villarreal y el sábado visita al Tenerife. Dos citas nada halagüeñas como para pensar que llegará salvado al cierre liguero.

Ante este panorama, el mermado grupo que viajará a Santander, sin Luis Fabiano, ni Perotti, ni Fernando Navarro, entre otros, tiene la ineludible obligación de ganar en El Sardinero, si de verdad quiere mantener viva la esperanza de jugar el año próximo la Liga de Campeones. Y el regreso de Kanoute, descansado tras su sanción ante el Atlético, es la mejor noticia para un equipo que puede estar ante el último tren. El francés, en el irrenunciable sistema de 4-4-2 de Álvarez, es el único que cohesiona las líneas. Con él en el campo, el equipo mejora sus prestaciones en todos los sentidos. Es la gran esperanza para un triunfo imprescindible.

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