La crónica del Sevilla-Valencia

Ganar, ésa es la filosofía (2-1)

  • El Sevilla de Sampaoli también saca adelante una de sus noches más espesas y suma tres puntos ante el Valencia

  • Sergio Rico salvó el triunfo al final con un paradón increíble

Triunfo de un valor tremendo para el Sevilla frente a un Valencia que no fue capaz de aprovechar uno de los días más oscuros de la escuadra de Jorge Sampaoli. Lejos de las filosofías futbolísticas que les gusta pregonar al argentino y a su cuerpo técnico, ésa que establece que lo bonito es el recuerdo del estilo por encima de los títulos, es decir, de las victorias, los tres puntos adicionados hicieron estallar de júbilo a todo el Ramón Sánchez-Pizjuán después del espectacular paradón de Sergio Rico a Gayá con el tiempo concluido.Lógicamente, por mucho que en las ruedas de prensa venda justo lo contrario, el primero que explotó de felicidad fue el propio entrenador sevillista.

Ganar, ganar y volver a ganar, ésa es la única filosofía posible en el mundo del fútbol. El deporte, éste de la pelotita con los pies y todos los demás, tiene una tremenda capacidad amnésica en el cerebro del ser humano.Lo que no interesa se olvida con una tremenda facilidad y, por supuesto, tanto Sampaoli como el más furibundo de los aficionados de la fe balompédica radicada en el barrio de Nervión mandarán muy rápido, tal vez ya lo hayan hecho incluso cuando estas líneas se redactan, a lo más profundo del baúl que está en el trastero la forma en la que llegó esta victoria contra un equipo que partía, en teoría, con los mismos objetivos que los sevillistas y que ahora pelea por no meterse de lleno en los puestos de descenso.

Porque un análisis serio del juego, como esa entelequia que no tiene en cuenta las veces en las que el balón se introduce en la portería, establecería que el Sevilla no se había merecido el triunfo en esta ocasión. La tropa de Sampaoli se dispuso bajo un patrón de tres centrales, con Rami, Pareja y Mercado; dos centrocampistas, concretamente Kranevitter y N’Zonzi, cuatro hombres más adelantados que respondían a los nombres de Sarabia, Franco Vázquez, Vitolo y Escudero; además de Vietto como futbolista más adelantado, un sistema ya empleado por el argentino y que fue retocado conforme pasaban los minutos.

Se movió bastante entre otras cosas porque los blancos tuvieron una de las noches más espesas del curso, con problemas en la circulación, algo en lo que también influyó un pasto que hacía lento el movimiento de la pelota. Incluso, en ese sentido tanto Sergio Rico, una vez, como Rami, nada más menos que en tres ocasiones, estuvieron a punto de regalarle opciones de gol claras a un Valencia que no fue capaz de aprovechar las dádivas en ese tipo de lances.

Es la consigna grabada a fuego por Sampaoli en la cabeza de los suyos, no pegar pelotazos atrás y sí buscar el juego combinativo a pesar de los riesgos que conllevaba la presión alta del Valencia. Ni siquiera el hecho de que la principal ocasión del primer periodo, tal vez la única, llegara en un pelotazo de Pareja hacia Sarabia a las espaldas de la defensa rival modifica esa forma de entender este juego.

Pero es el ideario del entrenador, su forma de interpretar el fútbol y merece el mayor de los respetos, sobre todo porque el Sevilla tiene ya 27 puntos en su casillero en sólo 13 jornadas y ante esos datos objetivos no cabe ninguna discusión más allá del bla, bla, bla propio de las barras de los bares, o de las redes sociales, que para el caso es prácticamente lo mismo.

Con semejantes argumentos balompédicos, tanto el Sevilla como el Valencia se iban al intermedio con un cero a cero que parecía satisfacer mucho más a los visitantes que a los locales. Tanto es así que Sampaoli, tal vez por los problemas físicos del lateral izquierdo, apostaba por Kiyotake en lugar de Escudero tres ese descanso. Y los suyos parecieron dar un paso adelante, tampoco nada exagerado, pero sí con más intenciones ofensivas. Precisamente una pelota del japonés hacia Vitolo originó el primer gol, con la ayuda de Garay, eso sí, al desviar el pase del canario a Vietto.

El Sevilla se había puesto por delante, pero quedaba aún un mundo y el sufrimiento estaba garantizado si el Valencia era capaz de dar un paso adelante. Así fue. Munir le cogió las espaldas a Kranevitter con Pareja muy retrasado habilitando al delantero recién ingresado y a los anfitriones les tocaba remar de nuevo contra corriente para sacar adelante un partido que se iba haciendo cada vez más difícil.

Sin embargo, cuando las cosas están para que salgan bien, pues es tan fácil como que la sonrisa de oreja a oreja está medio garantizada. Bastó con un arreón de N’Zonzi, que mejoró sin Kranevitter, un córner, un balón rechazado y un ajustado disparo de Pareja junto al poste. Después sí pudo el Sevilla hacer más daño, pero sus hombres de refresco fueron más lastre que ayuda y, claro, la tensión duró hasta el final, hasta que Sergio Rico le hizo un paradón increíble a Gayá sobre la campana.Explosión de júbilo de todos, de Sampaoli el primero, y es que en el fútbol no hay más filosofía que ganar. Lo demás está bonito, pero se acerca más al humo que a otra cosa.

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