Santo Entierro

Tambores destemplados desde el empedrado de Fray Félix

  • El Santo Entierro, luto color plata en una jornada en la que la lluvia aparece al final

La marcha fúnebre de Chopin y la de Virgen del Valle transforman Santa Cruz en un templo de riguroso luto, de respeto y de miradas hacia la sagrada urna de plata y la Virgen de la Soledad. Sale el Santo Entierro.

A las dos de la tarde los preparativos toman fuerza en la conocida como Catedral Vieja, donde los capirotes negros van llegando para acompañar al yacente y los blancos a la Virgen. Este año el número de personas en la Plaza de Fray Félix fue mayor al de 2010, cuando la recuperación de la procesión en Sábado Santo coincidió con la Magna de San Fernando. La Cruz de Guía encontró en el Pópulo el sol de un Sábado Santo que al final no se salvó de una leve llovizna que alcanzó a la Dolorosa en la Plaza San Martín, por lo tuvo que aligerar el ritmo.

A la salida, entre las columnas de piedras del templo, la banda de música Álvarez Hidalgo interpretó la marcha fúnebre de Chopin y a renglón seguido la sagrada urna avanzó sobre las ruedas al reencuentro con Cádiz. En el cortejo, según datos de la hermandad, estuvieron representaciones de las cofradías de Prendimiento, Cigarreras, Nazareno, El Huerto, Columna, Medinaceli y Perdón -menos que otros años-, y de los Colegios de Agentes Comerciales, Delineantes, Abogados y Médicos. Junto a ellos, el decano de Filosofía y Letras; Manuel Estrella, presidente de la Audiencia Provincial; los Caballeros Hospitalarios -cuyo bastón de mando iba colocado en el paso del Señor- y el contralmirante jefe del Mando de Acción Marítima.

La corporación municipal, con la ausencia de la alcaldesa, Teófila Martínez, y el obispo, Antonio Ceballos, se unieron a la procesión en la Catedral. Entonces, la Virgen de la Soledad recuperaba el retraso acumulado sin perder el sello y la grandeza de un Sábado Santo que esta hermandad sabe llenar.

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