SANTA Cruz inundada de capirotes. Un río de túnicas negras y capas azules iniciando su camino en busca del Campo del Sur. Un recuerdo a los más pequeños vestidos de verde y rojo, como auténticos discípulos de San Juan Evangelista, con un bebé en la cabecera de la procesión en brazos de su padre. Aires nuevos para un paso que ya no suena igual y que tampoco anda igual. La cofradía de Las Aguas volvió a abrir el Miércoles Santo, la jornada que marca el ecuador de la semana, con una procesión que se adelantaba una hora y que ciertamente en los metros iniciales estuvo algo más despoblada en las aceras que años anteriores.

Las Aguas tuvo ayer un recuerdo especial para los niños y mayores; los niños, en especial Gabriel Cruz, que estuvieron presentes en las intenciones de un lazo negro del que colgaba una medalla con un pez, de las camisetas de la cuadrilla del paso de misterio o de una primera levantá del paso de misterio liderada por el Bueno de Pedro, uno de los pilares de la cuadrilla de Francisco y Tomás Martín. Y los mayores, en especial Rafael Corbacho, que estuvo muy presente durante la estación penitencial.

De hecho, pocos minutos después de conocerse el martes la noticia, la cofradía colocó una vara cruzada en el frontal del paso de misterio, recuperando así una antigua costumbre que parecía ya perdida. Y al paso de la hermandad por la plaza del Palillero se depositó un ramo de flores en la tribuna de autoridades, en recuerdo de su etapa como máximo responsable del Consejo de Hermandades y sumándose al acto el resto de cofradías de la ciudad.Ayudados de los patines salió a la calle el paso de misterio, que aguarda a esa necesaria restauración de canasto y respiraderos y la también esperada recomposición que permita presentar mejor el misterio y buscar al mismo tiempo una mejor ubicación para el caballo de Longinos.

Buenos andares demostró la cuadrilla de los Martín en los metros iniciales. Por su parte, Andrés Cano llevó el palio a hombros desde la denominada puerta de los novios de Santa Cruz hasta la plaza de Fray Félix, en una maniobra no exenta de dificultades tras la que también la Virgen de la Luz inició el camino con toda la luz de la soleada y calurosa tarde y con las aguas del Atlántico como telón de fondo.