tribuna de opinión

Las Siete Palabras

  • Este sermón surgió en Lima (Perú) en la desaparecida capilla de Nuestra Señora de los Desamparados y lo pronunció el sacerdote jesuita limeño Francisco del Castillo en 1660

El grupo escultórico del oratorio de la Santa Cueva de Cádiz.

El grupo escultórico del oratorio de la Santa Cueva de Cádiz. / julio gonzález

En numerosas ocasiones hemos escuchado hablar del Sermón de las Siete Palabras, de la partitura de Haydn, de la Santa Cueva, pero realmente poco conocido es el origen y el tiempo en que nace este momento de la Semana Santa. El llamado 'Sermón de las Siete Palabras' surge en Lima (Perú), en la desaparecida capilla de Nuestra Señora de los Desamparados y lo pronunció el sacerdote jesuita limeño Francisco del Castillo en 1660. Este jesuita fue llamado el "apóstol de los indios y negros". Querido y admirado por su labor evangelizadora entre los más desfavorecidos de la sociedad virreinal limeña, trabajó sin descanso por su bienestar y ofrecer su cercanía y misericordia a los más sufridos. En esta capilla existía una imagen del Santísimo Crucifijo de la Agonía y este sacerdote jesuita comparó el sufrimiento de Jesús con el padecimiento de los pobres, esclavos y nativos por los criollos y españoles europeos. El padre Del Castillo pronunció este Sermón hasta que falleció en 1673, siendo enterrado en la iglesia de San Pedro de Lima. Este sacerdote, tras ser declarado "Siervo de Dios" y "Venerable", está pendiente de beatificación por el Vaticano.

El Sermón de las Siete Palabras trata de provocar la meditación y oración de las tres horas (desde la hora sexta a la hora nona según los Evangelios) que permaneció Jesucristo crucificado y las siete frases que pronunció desde la Cruz. Comenzaba el Viernes Santo a las 12 del mediodía y concluía a las tres de la tarde. Era un esfuerzo físico e intelectual muy importante para el predicador puesto que cada frase de Jesús debía seguirse un comentario y predicación para cada expresión. Dicho sermón se sigue celebrando en la catedral limeña desde hace ya más de 357 años.

Este ejercicio llegó a Cádiz a través de los jesuitas de la iglesiade SantiagoLos fundadores de la Santa Cueva sabíanque Haydn era el mejor compositor de su tiempo

Las Siete frases ("palabras") son:

Padre, Perdónalos porque no saben lo que hacen

Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso

Mujer, ahí tienes a tu hijo…Ahí tienes a tu madre.

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Tengo sed.

Todo está cumplido.

Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.

Este sermón nacido en Lima se convierte en un texto fijo llamado 'Devoción a las tres horas de la Agonía de Nuestro Redentor Jesucristo. Modo práctico de contemplar las siete palabras que su Majestad habló, pendiente del Santo Árbol de la Cruz' por el también sacerdote jesuita peruano P. Alonso Messía Bedoya (también considerado venerable). Esta versión que se extenderá por todo el continente es la que nos llegará desde América y se propagará por el resto de España, territorios italianos del Imperio español, Francia, Inglaterra, etc. Quizás el más famoso de los que se siguen celebrando en España sea el de Valladolid con la procesión que ofrece siete pasos con los momentos en que Jesucristo pronuncia cada frase.

La participación de los fieles en esta práctica piadosa llegó a obtener cien días de indulgencia concedidas por el Papa Benedicto XIV desde 1740. Las restantes órdenes religiosas y numerosos sacerdotes redactarían sus propios sermones sobre este momento de la Pasión. El texto del P. Messía se siguió imprimiendo hasta bien avanzado el siglo XIX en España. Desde aquella lejana fecha en Lima, muchas versiones se han escrito sobre este momento de la Pasión hasta la actualidad tanto por religiosos como por literatos. Hasta la fecha, se supone que este ejercicio o devoción (con el texto del jesuita P. Messía) llega a Cádiz a través de los jesuitas de la calle Compañía y la iglesia de Santiago.

El ejercicio piadoso consistía en la predicación de las Siete Palabras, seguido de la adoración de las Cinco Llagas y oración a la Madre Dolorosa finalizando con el credo y una canción jaculatoria.

Si bien, en 1767, son expulsados los 600 miembros de toda la provincia jesuítica de Andalucía a través del puerto de Cádiz, la huella de los hijos de San Ignacio de Loyola no desapareció del todo. El que fue fundador de la Santa Cueva, el P. José Sáez de Santa María, había nacido en Veracruz y había sido educado por los jesuitas. Por tanto, no era extraño que conociese esta práctica piadosa. En esa joya arquitectónica, pictórica y devocional de la calle Rosario, hay numerosos detalles que hacen alusión a la Compañía de Jesús como los altorrelieves de San Luis Gonzaga y San Estanislao de Kostka en la capilla alta, sin necesidad de profundizar en mayor detalles. Por tanto, tenemos ya a un sacerdote formado e inspirado por los jesuitas, un texto que ya había llegado a España y un lugar idóneo para meditar como es la capilla baja de la Santa Cueva.

El Sermón de las Siete Palabras se desarrollaba de la siguiente manera: el sacerdote ocupaba el púlpito o la cátedra (el sillón que hay en la capilla baja de la Santa Cueva y cuyas paredes estaban recubiertas de paños negros), pronunciaba cada "palabra" y reflexionaba sobre ella, terminaba, se levantaba, se dirigía hacia el calvario y se postraba ante él para retornar a su sillón luego y así sucesivamente en cada "frase" de Jesucristo en la Cruz. Pensemos que pasaban unos minutos de silencio y meditación que podían disipar la atención de los asistentes. Cubrir este tiempo es una de las causas más probables de la partitura de Haydn: ayudar a orar y cubrir el momento de silencio.

Los fundadores de la Santa Cueva: el P. Saéz de Santa María, Sebastián Martínez, el Marqués de Méritos y el Marqués de Ureña eran grandes ilustrados y amantes de la música. Sabían perfectamente que Haydn era el mejor compositor de su tiempo (que recibía encargos de casas reales, del Duque de Alba o la Duquesa de Osuna-Benavente). Existe unanimidad en que el Marqués de Méritos era amigo de Haydn y la persona que le hace el encargo en Austria.

Joseph Haydn compuso esta obra en 1787 y diría después que le resultó muy complicado y sencillo a la vez porque le dieron unas instrucciones muy precisas que lo encorsetaban pero muchos detalles que le ayudaron a comprender lo que se le encargaba y su finalidad. Siempre se sintió muy orgulloso de esta partitura y la consideró de sus mejores piezas. De hecho, hizo varias versiones y las interpretó en Viena, giras londinenses, etc. señal inequívoca de lo seguro que estaba de su calidad. La primera versión fue para orquesta -orquesta de cámara-, luego le seguirían versiones para cuarteto de cuerdas, para pianoforte y la versión coral-orquestal.

La obra se compone de: introducción (maestoso y adagio); siete sonatas, es decir, una por cada palabra o frase de Jesús en la Cruz. (Largo, Grave e cantábile, Grave, Largo, Adagio, Lento, Largo); y un final llamado 'Il Terremoto' (presto e con tutta la forza). Es una partitura que es una obra maestra que transmite emoción y recogimiento, que se adapta a cada frase con una tonalidad o ritmo que no da lugar a la monotonía. No cabe duda que la obra maestra de Haydn es un legado musical e histórico que debería ser interpretada con mayor frecuencia en Cádiz.

En el siglo XX, se celebró el Sermón de las Siete Palabras con la procesión de las imágenes del Calvario de la capilla baja de la Santa Cueva por las calles de Cádiz durante el Viernes Santo. Saliendo la mayor parte de las veces desde la iglesia de San Francisco, la procesión conllevaba la predicación de las Siete Palabras en diferentes puntos de su recorrido. Hoy es complicado localizar alguna iglesia en que se celebre este sermón. No obstante, siempre nos quedará la maravillosa partitura de Haydn y su historia. Por otra parte, la extinta procesión con el Calvario de la Santa Cueva encontraría su heredera en la cofradía que hoy reside en la iglesia de la Merced. También es conveniente destacar el esfuerzo de entidades como la Archicofradía del Ecce Homo que cada Cuaresma organiza el concierto de la obra de Haydn para cuarteto de cuerdas como un acto imprescindible. Las Siete Palabras no es "solo" un ejercicio religioso, es historia viva y la amalgama de fe, arte, música, legado y herencia de la ciudad.

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