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cabalgata de los reyes magos, el heraldo real y la estrella de oriente Enorme expectación para ver pasar el cortejo

La tarde de la Ilusión se hizo noche mágica al paso de sus Majestades

  • La fiesta más infantil de la Navidad comenzó en el muelle de Gallineras, a donde los Reyes Magos, el Heraldo y la Estrella llegaron en barco para saludar a los pequeños allí presentes antes de iniciar el desfile

Los Reyes Magos, el Heraldo y la Estrella de Oriente hicieron su entrada por mar media hora más tarde de lo previsto. Al filo de las cinco y media de la tarde llegaron a bordo de una embarcación al muelle de Gallineras, donde numerosos isleños les aguardaban para darle la bienvenida antes de comenzar la cabalgata. Incluso antes, en el viaje por el caño alguna embarcación con niños a bordo se arrimó para que vieran a sus Majestades, que los obsequiaron con algunos caramelos.

Fue un momento inusual y entrañable por la cercanía que propició ya que Melchor, Gaspar y Baltasar recorrieron a pie todo el muelle tras desembarcar saludando a los niños y estrechándoles las manos y recibiendo numerosísimas muestras de afecto e ilusión. Para muchos fue una oportunidad única para ver de cerca a los Reyes Magos que seguro que no olvidarán.

Luego, la Estrella, el Heraldo y los Reyes Magos montaron a bordo de cinco bellísimos modelos descapotables para dirigirse al punto de partida de la cabalgata, en La Ardila. Antes, no dudaron en pasear por algunas calles de La Isla. A su paso, los vehículos hicieron sonar el claxón anunciado que la tarde de Reyes había comenzado.

El desfile se inició pasadas las seis de la tarde con la puesta en marcha del cañón que abría el cortejo. Un cañón, como si se tratara de la artillería que se usara para defender La Isla de León de los franceses, que en lugar de bombas lanzaba al aire confeti (a modo de ilusión), aunque algún problema que otro tuvo para que la mecha prendiera, en este caso para que los papelillos entraran. Los apuros del joven que manipulaba el invento levantó las risas y las sonrisas de algunos. Ante él un grupo con un instrumento para echar aire se entretenía levantando los pelos de la gente y haciendo que las gorras y sombreros volaran. Otros, que arrancaron las risas de los más pequeños, aunque algún que otro adulto se enfadara.

Las palmas al compás de la música las puso el grupo de gatos que coreografía tras coreografía consiguieron animar al público, que los admiraban y en algunas ocasiones seguían chocando las manos. Antes habían pasado ante los atentos ojos de los pequeños el tren de los pastorcillos y la Estrella de Oriente, radiante, que sonreía mientras lanzaba caramelos a un lado y otro de la calle Real.

Fueron muchos los que vieron la cabalgata en distintos puntos del recorrido. Para ver cómo a los más pequeños se les iluminaba la cara, para que los niños más mayores pudieran coger caramelos, y llenar todo lo posible la bolsa que llevaban, o para los menos previsores bolsos y bolsillos. No son pocos los adultos que se agachan una y otra vez para recoger esos caramelos (en el caso del Melchor también eran monedas de chocolate). Da igual que vayan acompañados de niños. Si no es así, no pasa nada, ellos recuperan su espíritu más infantil por un día y se divierten como hace años.

El Heraldo Real tuvo un percance cerca de la plaza del Rey, por donde pasó con las luces apagadas por lo que con la iluminación más tenue actual de la calle fue difícil verlo para quienes estaban más alejados. También la carroza de Gaspar tuvo problemas con las luces. Baltasar iba sin luces, sólo una hilera de lucecitas de colores. Seguro que hubo más incidencias inesperadas. Gajes de una tarde así. Llamó la atención la música de la Agrupación Musical Municipal con su potencia, entre los ritmos que los altavoces de cada carroza hacían sonar.

Los más pequeños reconocieron a Los Rugrats, quienes son un poco más mayores a los de la carroza Bajo del Mar. Los cuentos de hadas estuvieron representados con la carroza Enredados. Ante la carroza de Gaspar avanzaba la de Little Einstein. También Acosafe había puesto su aportación a la cabalgata con una carroza. No podía faltar Disney con Mickey y Minnie. Baltasar, muy seguro, cerraba el cortejo.

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