Hasta finales de enero no se entregará a la Gerencia Municipal de Urbanismo el catálogo revisado -prácticamente rehecho- del millar de fincas del casco histórico que están protegidas por el polémico Plan Especial, el PEPRICH.

La catalogación de las viviendas afectadas y la asignación de los distintos niveles de protección que corresponde a cada una de las fincas -verificando o modificando el grado que anteriormente tuviera la casa en el documento- tras el trabajo de campo desarrollado entre mayo y agosto por el Colegio de Arquitectos se encuentra actualmente al cincuenta por ciento de su ejecución, según pudo saber este periódico por uno de los arquitectos responsables de la tarea, Javier Villarmín Garrido, que junto a los profesionales José Antonio Pérez Arévalo y Francisco Hurtado se encarga de la faena que rematará el controvertido Plan Especial, pendiente tan sólo ahora de este catálogo.

El trabajo, sin embargo, marcha a buen ritmo para cumplir el compromiso contraído con la Gerencia Municipal de Urbanismo de entregar las nuevas fichas de las fincas protegidas del casco histórico a finales de enero de 2009. Pero una vez entregado el material será necesario el visto bueno de la propia Gerencia de Urbanismo y de la Delegació Provincial de Obras Públicas, por lo que el PEPRICH en su totalidad -aunque las ordenanzas lleven ya unos meses en vigor-no estará completamente terminado hasta bien entrado el año 2009.

La revisión del catálogo constituye una tarea minuciosa e interpretativa que está llevando al equipo de arquitectos contratado por el Ayuntamiento a rehacer prácticamente el fichero entero de fincas protegidas que tenía anteriormente el PEPRICH y que fue largamente debatido. "Estamos interpretando todos los datos que de nuevo ha recopilado el Colegio de Arquitectos y reasignando los niveles de protección de las fincas - explicó Villarmín- prácticamente se está haciendo de nuevo el millar de fichas (existe una por cada finca del casco histórico que está protegida)".

La verificación de los grados de protección se mueve fundamentalmente entre los niveles tres y cinco ya que los dos primeros corresponden a edificios monumentales y de alto valor patrimonial y, por tanto, prácticamente inamovibles. El problema del PEPRICH es que un elevado porcentaje de las fincas incluidas en el catálogo -más de la mitad- tenía asignado un nivel tres, una protección excesiva según los nuevos criterios y que limitaba en exceso el margen de las actuaciones permitidas en el casco histórico. Ahora, tras la revisión, este catálogo será más permisivo.