Ha tardado más de una década y el resultado ni siquiera es aún visible del todo, pero la situación del polígono industrial Puente de Hierro al fin ha empezado a cambiar. Hay nuevos negocios que han abierto sus puertas y otros anuncian su próxima puesta en marcha, así que el desértico y desolador aspecto que este polígono fantasma ha mostrado durante años -prácticamente desde que se concluyó su polémica construcción en el año 2007- va dejando poco a poco paso a otra realidad.

El polígono -un espacio reservado a la actividad económica que se planificó al mismo tiempo que Fadricas II sin que ninguno de los dos consiguiera prosperar- ha comenzado a respirar. El Ayuntamiento, desde 2016, ha tramitado una docena de licencias para la apertura de distintas actividades: un centro de formación, otro de educación infantil, un restaurante, un negocio dedicado a productos de jardinería, otro a las artes gráficas, a la organización de eventos, a la venta de toldos... En lo que va de año en Urbanismo se han resuelto también otras dos licencias: una de almacén de materiales de construcción y otra para una actividad vinculada a la jardinería. Aunque se conoce, por las gestiones que vienen desarrollando en estas oficinas municipales, que hay más empresas preparándose para abrir en Puente de Hierro y a punto de solicitar la correspondiente licencia de apertura, como afirma la concejala de Desarrollo Urbano, Claudia Márquez. Entre los negocios que tienen previsto asentarse en este polígono se encuentran, por ejemplo, los estudios de Javier León, dedicados a la animación y a la industria digital, un sector en el que La Isla -gracias a varios nombres propios- es todo un referente.

Más contundentes son los datos que maneja la inmobiliaria responsable de la venta de las naves de Puente de Hierro. De las 38 que existen en este parque empresarial solo una -la de mayor superficie, más de 430 metros cuadrados- queda todavía libre. Al resto ya se les ha conseguido dar salida, lo que ha cambiado por completo el panorama de este polígono industrial.

Claro que en muchas ocasiones la compra de dicha nave no se ha traducido directamente en una nueva actividad. Hay quien la adquiere para alquilarla posteriormente o para utilizarla como almacén para su propio negocio. En otras ocasiones, como se ha apuntado, se trata de empresas que están preparando su puesta en marcha y realizando los trámites urbanísticos necesarios para ello. Con todo, que después de una década se hayan conseguido vender todas las naves a excepción de una es todo un hito en una ciudad como San Fernando en la que la falta de espacios industriales es una de las principales carencias de su término municipal. De ahí que hace doce años se planteara este polígono.