Los Príncipes de Asturias presidieron en la mañana de hoy la ceremonia de entrega de los Reales Despachos a los 184 sargentos de la LXXI promoción de Suboficiales de la Armada, en la que por primera vez a una mujer se le ha entregado un despacho como sargento de Infantería de Marina.

A las 11.30 horas llegaron los Príncipes de Asturias a la Escuela de Suboficiales de San Fernando, donde tras recibir los honores de ordenanza, S.A.R. El Príncipe Felipe pasó revista al batallón antes de entregar los Reales Despachos y la Cruz del Mérito Militar a los números uno de la promoción a Sergio Oscar Tuero, como sargento del Cuerpo General de la Armada, y a Francisco Quintana, como sargento del de Cuerpo de Infantería de Marina, que también recibieron un sable representativo de sus empleos militares de manos del presidente de la Diputación Provincial, Francisco González Cabaña.

La LXXI promoción de Suboficiales de la Armado está formada por 184 sargentos, de los 25 pertenecen al Cuerpo de Infantería de Marina y 159 al Cuerpo General de la Armado. Estos 159 sargentos se dividen en las diferentes especialidades que cogieron en su segundo año de formación, entre las que se encuentran mecánica, maniobra y navegación, artillería, armas submarinas o hidrografía.

Del total de 184 sargentos, 17 son mujeres. Además, la edad de la promoción oscila entre los 25 y los 34 años, con un tiempo medio de servicio de nueve años. Asimismo, por comunidades autónomas, una promoción más los gallegos son mayoría (35,7 por ciento), seguidos de los andaluces (28,1 por ciento) y de los murcianos (10,3 por ciento).

A la nueva promoción se dirigió el comandante director de la Escuela de Suboficiales para manifestarles su «enhorabuena» después de «dos años intensos de preparación» y para recordarles que les «llegó el momento» y que es «tiempo de comenzar una nueva singladura».

Asimismo, les recordó a los sargentos que tuvieran presentes para sus carreras militares y para sus propias vidas personales un valor como el de «la voluntad» y les pidió que tuvieran «siempre presente» esa cualidad porque les haría falta «aplicarla en el escenario habitual de trabajo, los buques y las unidades».