Juan Carrasco. inspector jefe de la policía durante más de 40 años

"La Isla es hoy una ciudad tranquila porque los vecinos se jugaron el tipo"

  • El inspector jefe Juan Carrasco, todo un referente del trabajo policial en La Isla, se acaba de jubilar tras más de cuatro décadas de servicio y 34 años en la Comisaría de San Fernando

El inspector jefe Juan Carrasco, que se acaba de jubilar tras más de 40 años de servicio.

El inspector jefe Juan Carrasco, que se acaba de jubilar tras más de 40 años de servicio. / román ríos

Quiso estudiar veterinaria en Córdoba y estuvo a un paso de convertirse en jugador profesional de fútbol pero el destino le vistió con el uniforme de policía que ha lucido con orgullo durante más de cuatro décadas. Tras 34 años en la Comisaría isleña, casi siempre en la brigada de la policía judicial, el inspector jefe Juan Carrasco se ha jubilado hace apenas unos días.

Atrás deja una hoja de servicios intachable, una visión del trabajo policial muy particular y muy humana que resulta indisociable de esa vocación de servicio hacia La Isla de sus amores y, sobre todo, muchos, muchos amigos. Alcaldes y concejales, mandos militares, asociaciones de vecinos, colectivos ciudadanos, comerciantes, empresarios, periodistas... Todos en La Isla conocen y, sobre todo, respetan al inspector jefe Carrasco. Se lo ha ganado a pulso. Hasta los delicuentes habituales a los que ha tenido que detener en múltiples ocasiones hablan bien de él. Dicen que nunca ha sido su enemigo, solo que estaba en el otro bando.

"Hay muchos policías que sostienen que es complicado ejercer en tu pueblo, en tu ciudad. Para mí desde luego no lo ha sido nunca. Soy de La Isla y como policía he hecho favores y he intentado ayudar en lo que siempre he podido. No he tenido problemas si he tenido que detener a una persona, pero siempre me he asegurado de que esa persona fuera tratada como un ser humano. Y eso lo agradecen. Por eso hablo con ellos perfectamente, con sus familias... Y dicen de mí eso de que no soy su enemigo", cuenta Juan Carrasco al hacer balance de su trayectoria profesional.

Por sus manos, inevitablemente, han pasado los casos más sonados acaecidos en La Isla, los que más titulares han cosechado en la prensa y los que más han comentado los ciudadanos: desde el asesinato de Klara García, del empresario Cerrudo Grimaldi o del funcionario Manuel Pereira hasta la investigación del siempre controvertido robo de la caja en las oficinas municipales de Hacienda.

"Estoy muy orgulloso", advierte. Porque durante estos años ha habido delitos muy graves, muertes violentas que despiertan alarma social. "Y en todos los casos se ha conseguido esclarecer los hechos y se han detenido a los autores".

Pero la historia del inspector jefe Carrasco empieza mucho antes, evidentemente. Comienza cuando era Juanito 'el de la tienda'. Su padre, que se vino de Jauja -una pedanía de Lucena- cuando él tan solo tenía un año, tenía una tienda de comestibles en la calle San Joaquín, en el barrio obrero de Sacramento. Y de ahí el apelativo con el que le conocían sus compañeros de la infancia. "Me críe en la calle Alsedo, en Las Callejuelas. Y estudié en el Liceo. Antes de ir al colegio tenía que ayudar a mi padre en la tienda. Y después, también. El trabajo era enorme", recuerda.

No le iba nada mal en los estudios. Era un chico despierto e inteligente. Pero donde le iba realmente bien -y donde despuntaba- era en el fútbol. Tanto que llegó a jugar con la Selección Española Juvenil en el año 70. Y, de hecho, resulta difícil no asociar a Juan Carrasco con el CD San Fernando porque además de jugar en el equipo en su juventud ha sido el presidente de los veteranos durante 39 años y porque además, durante todos estos años, se ha esforzado en reunir periódicamente a los antiguos componentes del equipo. "Los que vivimos aquí nos vemos al menos una vez al mes para tomar café. Y a los que viven fuera los reúno una vez año año", explica.

La vida, sin embargo, no le llevó por los derroteros del fútbol profesional. Cuando su padre falleció, tuvo que dejar colgado el curso del Preu en el último trimestre y abandonar los estudios para trabajar en la tienda, que era la única fuente de ingresos que tenía la familia. Tenía 18 años.

En realidad, lo que nunca había pensado hasta entonces Juan Carrasco era convertirse en policía. No lo hizo hasta que un día pasó por su casa un amigo de la infancia, compañero del Liceo. Estaba preparándose las oposiciones a inspector del entonces llamado Cuerpo General de Policía. Y se enganchó. A la semana siguiente ya estaba apuntado en la misma academia. "Aprobamos los dos en el 74", recuerda. "Me lo tomé muy en serio. Yo me montaba en el autobús cuando iba a jugar con el San Fernando fuera y no despegaba la cabeza del libro",

Hizo las prácticas de inspector en Madrid. Su primer destino fue Pamplona, donde llegó apenas unos meses antes de que muriera Franco. Fueron unos tiempos difíciles, admite. ETA estaba en pleno apogeo y él se estrenaba en el grupo antiterrorista. En 1978 regresó al sur. Fue destinado a Barbate, donde estuvo hasta 1983, cuando fue trasladado a la Comisaría isleña. Vivió en primera línea la Transición y los cambios que experimentó la Policía hasta convertirse en el cuerpo moderno y eficiente que es hoy.

"San Fernando -advierte- es una ciudad tranquila". Pero la década de los 80 fueron años especialmente duros. "Ha sido la época más nefasta que ha habido para la juventud española. La heroína convirtió en delicuentes a chavales que no lo eran, que no tenían alma de delicuentes".

De aquello se salió, explica. Y aquí fue en gran medida gracias a la implicación de las asociaciones de vecinos. "Tuvieron un papel muy importante, que siempre agradeceré. Se implicaron. Vieron que así, en sus barriadas, no podían vivir. Y fueron fundamentales para eliminar los puntos negros", afirma.

Y no fue fácil. "Hubo quienes sufrieron amenazas y hasta lesiones. Pero aguantaron, se jugarjon el tipo bien para que nosotros pudiéramos hacer nuestro trabajo. Esos señores son los responsables de que San Fernando hoy sea una ciudad segura".

Porque las estadísticas están ahí. Y lo dicen. Aunque hay delitos, La Isla -con casi cien mil habitantes- dista mucho de tener unos índices de criminalidad alarmantes. "Los alcaldes me solían preguntar por la razón. Y seguramente ni se han dado cuenta, pero es que en San Fernando, afortunadamente, no se han formado ghetos, cosa que sí ha ocurrido en otras localidades".

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