San Fernando

Hacer cuentas: requisito del feriante

  • A cuarenta y ocho horas escasas de que comience la Feria del Carmen, el recinto de La Magdalena está casi a punto para albergar la fiesta · Los caseteros saben que esta será una feria marcada por la crisis

El recinto de La Magdalena está casi listo para acoger la Feria del Carmen y de la Sal. La cuenta atrás ha comenzado. A cuarenta y ocho horas escasas del inicio de la fiesta, la mayoría de las casetas presentan un estado muy avanzado en su montaje, pendientes tan sólo de rematar algunos detalles finales. De los típicos toldos a rayas blancas y verdes que ya se dejaban ver la semana pasada cuelgan farolillos y otros exornos feriales. Varios operarios descargan los últimos palés con mercancía mientras que otros se afanan en terminar los trabajos de electricidad. Aún suena el ruido ensordecedor de algún taladro rezagado que se alterna con las primeras pruebas de sonido a ritmo de sevillanas. La Magdalena empieza a vibrar.

En esta edición, isleños y visitantes podrán disfrutar de la Feria del Carmen en 45 casetas, cuyos titulares abarcan un amplio espectro de perfiles: entidades sin ánimo de lucro, peñas, hermandades, particulares... Todos y cada uno de ellos son conscientes de que ésta es "la feria de la crisis". Antes de dar pistoletazo de salida a la semana festiva, los caseteros son conscientes del recorte presupuestario que acometen muchas familias de La Isla de cara a este tipo de eventos. Y es que saben que el ocio no figura entre las prioridades de las arcas domésticas.

No obstante, y a pesar de ser conocedores -de antemano- de esta crítica situación económica, son muchos los que, también haciendo malabares con el bolsillo, han optado por montar caseta este año, prácticamente los mismos titulares que en la edición anterior.

Algunos aseguran que para ellos no es un negocio rentable y que si hacen acto de presencia en La Magdalena es por vivir una feria diferente "detrás de la barra" junto a familiares y amigos. Es casi un ritual, una tradición. Ni se les pasa por la cabeza un atisbo de beneficio en sus cuentas bancarias y para demostrarlo sacan papel y lápiz para hacer números y desglosar lo que cuesta, punto por punto, montar una caseta.

El presupuesto se distribuye de la siguiente manera: el alquiler de un módulo de 120 metros cuadrados -un tamaño estándar de caseta- sale por unos 1.400 euros. A esto hay que añadir los suelos de madera (que valen entre 5 y 6 euros el metro), el techo (que cuesta 7 euros el metro), las paredes ignífugas estipuladas por ley y los 200 euros del suelo de cemento obligatorio para las cocinas. El total oscila entre los 800 y los 1.600 euros aproximadamente.

Se suma una instalación eléctrica específica que incluye un proyecto del perito, un boletín de enganche y un cableado especial que cuesta 12 euros el metro. Así, los gastos de electricidad ascienden a 1.300 euros.

En materia de decoración el montante varía entre los 700 y los 2.000 euros, cantidad que se puede ver incrementada en función de los sistema de ventilación. No es lo mismo instalar aire acondicionado centralizado, columnas de aire o ventiladores. Por otra parte, chapear y pintar las paredes requiere un inversión de 1.500 euros; y alquilar un velador (una mesa y cuatro sillas) vale 7 euros la unidad.

Damos la vuelta al folio y seguimos haciendo cuentas. Una partida muy cuantiosa es la que se destina a la hostelería. En este sentido, los caseteros suelen contratar a un catering y fijar con éste tanto los precios como las condiciones de uso para los titulares de la entidad.

Hay que agregar 'picos' finales, como el seguro de responsabilidad civil (150 euros) o el contrato de butano y la revisión del gas (100 euros), entre otros desembolsos de última hora que también representan un coste que hay que asumir por pequeño sea.

Y el total alcanza los 8.000, incluso los 9.000 euros de gastos. Por eso los feriantes insisten en que esta fiesta no compensa.

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