José Macías Martín. rosco de oro 2017

"Afligidos me marcó"

  • Lleva 74 años vistiendo la túnica de los Estudiantes. Es el decano de los nazarenos isleños, el hermano de fila más antiguo que procesiona

Tenía poco más de diez años la primera vez que Pepe Macías fue a recoger la túnica. Iba con su hermano Juan Antonio y tuvieron literalmente que pelear por ella. La hermandad de los Afligidos acaba de fundarse. Y no solo era la novedad de la Semana Santa isleña. Era por entonces la única cofradía que dejaba salir a chiquillos.... ¡Y evidentemente todos querían salir! "Pero solo había 50 túnicas disponibles", recuerda. Hacía falta conocer a alguien de la junta, pedir favores y superar la que se liaba durante el reparto en la puerta del almacén de la calle San Ignacio. Y a pesar de ello, cuando los dos hermanos consiguieron plantarse en las dependencias de la joven cofradía soñando ya con coger el cirio en la tarde del Lunes Santo los frenaron en seco. "Solo hay túnica para uno de ustedes", les advirtieron. Eso de que uno de los dos tuviera que quedarse fuera -imagínese lo que podría haber cambiado la Semana Santa isleña si le hubiese tocado a Pepe- era inadmisible, así que decidieron jugársela y echarle cara al tema. "De eso nada", contestaron. "De aquí no nos movemos ninguno hasta que no nos llevemos los dos la túnica".

Era 1943. Y aquel Lunes Santo -la primera vez que salió la imagen de Jesús de los Afligidos que tallara Castillo Lastrucci y la única en la que lo hizo solo, sin el resto del misterio- cambió para siempre la vida de Pepe Macías Martín. Cuando lo cuenta es incapaz de contener las lágrimas. "Me marcó", reconoce emocionado al hablar de una devoción que lo ha sido todo para él. "Desde entonces el Cristo de los Afligidos es mi camino y Ella -la Virgen de la Amargura- mi guía".

Hay que vestir la túnica con alegría e ilusión pero también con unción y recogimiento"

Y lo cierto es que Pepe Macías no soltó nunca aquella túnica que tuvo que pelear en 1943. El próximo Lunes Santo cumplirá 74 años vistiéndola ininterrumpidamente cada Semana Santa. Es, con 85 años que cumplirá precisamente en la mañana del Domingo de Pascua, el hermano de fila más antiguo que procesiona en La Isla. Todo un ejemplo y toda una indiscutible leyenda cofrade que acumula además décadas de experiencia como hermano mayor, como secretario y como miembro de la junta de gobierno. Con su Olivetti, de hecho, se ha escrito buen parte de la historia de la Semana Santa isleña más reciente. Porque Pepe Macías, más allá de su querida hermandad de los Afligidos, estuvo también detrás de mil y una historias cofrades: la Junta Oficial de Cofradías, precursora del actual Consejo de Hermandades; la jornada de besamanos el Domingo de Pasión, la ya desaparecida tertulia cofrade La Pértiga, que instituyó la costumbre de hacer entrega de las pastas al pregonero de la Semana Santa; la comisión creada en 2010 para impulsar la recuperación de la festividad del Corpus Christi... La lista es igual de larga que su trayectoria cofrade. En enero, precisamente, recibió la medalla especial que su hermandad -de la que es hermano mayor honorario- entrega a los hermanos que cumplen los 75 años en nómina. Y mañana -a las 21.00 horas- será distinguido en la sede de los salesianos con el Rosco de Oro de la Semana Santa isleña que concede cada año la pastelería de La Victoria.

-Usted que lleva tanto años de nazareno, ¿qué le diría a los jóvenes que hoy visten la túnica?

-Que se sientan comprometidos con su hermandad. Sobre todo, por la devoción a sus titulares, que les ayudarán a superar las dificultades que encuentren. Les diría que vestir la túnica de la hermandad y acompañar al Señor y a su bendita Madre constituye una alegría y una ilusión muy grande, pero que hay que hacerlo con unción y recogimiento: es un acto penitencial, una manifestación de fe en Jesucristo, el Señor de la Vida.

-Y a los que dejan la túnica colgada, ¿qué les diría?

-Que se lo piensen muy bien, porque hoy es muy necesario que los cortejos procesionales estén formados por hermanos ya mayores, porque no se trata de 'cosas de niños' como algunos piensan. Y es importante predicar con el ejemplo. El testimonio de los mayores sobre los jóvenes es fundamental.

-Después de tantos años es un testimonio vivo de cómo ha cambiado la Semana Santa. Hay quien asegura que jamás se ha conocido un momento como el de ahora.

-Las hermandades han evolucionado, en todo su contexto, muchísimo. En la celebración de sus cultos, hay un gran interés para que se desarrollen con la mayor solemnidad. En las salidas, en general, se cuidan mucho los detalles de la liturgia procesional. Es una feliz realidad.

-Y sin embargo -y eso lo dicen también algunos veteranos- antes los cultos siempre estaban llenos. ¿Quizás nos estamos olvidando de lo importante?

-Es un problema muy grave que viene de lejos. Se extiende un secularismo que preocupa a la Iglesia y la situación se ha agudizado por la cultura del relativismo. Es decir, todo vale y entonces los valores esenciales como la ética, la moral y el sentido trascendente de la vida están en una seria crisis. A eso se añade también la educación integral y la cultura, que también están en crisis.

-¿Comó ve, desde su experiencia, a las cofradías y a la Semana Santa de San Fernando?

-Las hermandades han evolucionado mucho en un sentido de prosperidad, sobre todo por lo que se refiere al patrimonio material. Sin embargo, la crisis de fe y de compromiso cristiano que estamos viviendo les afecta en alguna medida porque estas asociaciones de laicos se nutren de la sociedad y, por tanto, a veces se dan casos muy lamentables. Hay quienes ponen todo su empeño en sacar la procesión llegada la Semana Santa pero durante el año no tienen el mismo comportamiento en lo esencial, como es la participación en sus cultos, en las celebraciones litúrgicas... que son muy necesarias para enriquecer el mundo interior de cada cristiano.

-No le preguntaré qué hacemos bien pero sí lo que hacemos mal. ¿En qué cree que no estamos acertando?

- No me considero persona autorizada para emitir un juicio de valor en tal sentido, pero tal vez eche en falta una verdadera formación cristiana y cofrade que, aparte de suponer un mayor compromiso con la fe que se profesa, nos permite ser testigo de Jesucristo en todos los ámbitos que podamos encontrar. En este sentido, Pablo VI, que fue un gran pontífice, nos decía que la Iglesia estaba muy necesitada de testigos de Jesucristo, con sencillez pero sin avergonzarnos de serlo. Es decir, con credibilidad.

-Y de aquellos primeros años, ¿con qué se queda?

- Me cuesta trabajo concretar porque todas aquellas viviencias forman un conjunto de una época difícil pero ilusionante que no olvido, porque la hermandad arrastraba problemas significativos que hubo que afrontar y gestionar, salvando no pocos obstáculos. Pero, no obstante, hay logros importantísimos como el acto de bendición del primer altar de los titulares, en la primera sede de la hermandad, la antigua parroquia del Santo Cristo. Fue una fecha histórica.

-Estuvo de hermano mayor y en la junta de gobierno varias décadas. ¿Eso cómo se aguanta?

- Mi primera etapa en la junta de gobierno fue de 30 años, dos meses y tres días ininterrumpidos. Fue una tarea, podríamos decir, desenfrenada por la acumulación de proyectos que la junta de gobierno se proponía llevar a cabo. Gracias a la comprensión de mi mujer, que supo soportar con resignación las muchas horas de ausencia del hogar, pude dedicar tanto tiempo a la hermandad. En la segunda etapa, que si no recuerdo mal comenzó en 1985, tuve que aceptar mi incorporación a la junta de gobierno tras varias reuniones difíciles con varios hermanos. Naturalmente, mi entrega fue total porque las circunstancias así lo requerían. Debo confesar que todas las circunstancias adversas a las que he tenido que hacer frente, de igual modo que muchos cofrades, las he podido superar gracias a mis amantísimos titulares, que me decían en mi interior: ánimo y no tires la toalla...

-¿Volvería a la junta?

- Dependería de las circunstancias que lo pudieran demandar. Tengo que aclarar que, si bien no tengo responsabilidades de gobierno, en ningún momento he dejado de prestar mi colaboración en mayor o menor escala. Estoy a la disposición de mi hermano mayor.

-Su hermandad de los Afligidos, que es la primera que se funda en el siglo XX, ha marcado en cierto modo la pauta en esa evolución de la Semana Santa.

-El Señor de los Afigidos nos marcó, tanto a mi inolvidable hermano Juan Antonio como a mí aquel Lunes Santo de 1943. Nos puso el camino de servirle no solo como hermano sino asumiendo responsabilidades en la hermandad. Y, sin ánimo absoluto de pecar de soberbia o vanidad, tengo que decir que la hermandad de los Afligidos es un referente de nuestra Semana Santa del mismo modo que lo son otras cofradías. Históricamente, se puede demostrar que ha sido una adelantada en diversas facetas cofrades.

-¿Podría vivir sin cofradías?

- Naturalmente que podría vivir sin cofradías, pero se produciría un vacío en mis sentimientos como cofrade importantísimo porque mi vocación de cristiano la he desarrollado en paralelo como cofrade.

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